mi línea de ceniza perdura
en el espejo inmenso
que el viento bruñe
por darle un sentido. Queda
esa sombra entre los días
los abismos vertical,
arriba y abajo se prolongan
columna alada, y de vida
ungido se libera la sierpe
que lúbrica alcanza estrellas
ha ya mucho marchitas. Sí,
perdura su música
teje el oscuro animal
sus puntas con el brillo tenue
de un deseo dibujado
el fuego tensa de un orgasmo
sepulcral las cuerdas de ese útero celestial, derrama su esperma
ardiente las miríadas de luz
que a mis sentidos seducen
mece la tarde una mar
de voces púrpura:
"no need to fight, never
a frown with golden brown".
Una de ellas se estrangulaba
soy también la noche salvaje
violando de rocío virgen
la desnudez que amanece,
la herida antigua y constante
que con su líquida luz negra
hace de lo real artificio
traían las aves nubes blancas
en un carro de rosas encendidas
abruma esta batalla perpetua
con las punzantes picas
de sus satanizadas fuerzas,
maltrecha belleza del equilibrio
frágil
y se oye el canto ahogado
"no need to fight, never
a frown with golden brown"
soy el caballo salvaje
de torso encendido, de ojos
turbios que el deseo prende,
de labios hinchados en el venero
'de los besos criminales
como una de las bellas artes'
es la memoria ser
sin necesidad de progresión, posibilidad abierta en un espacio
vibrante donde todo signo
se amaga
ante su propia divergencia infinita
perdura tu línea de ceniza
perfilo las líneas
con las que entrelazar estrellas,
celeste gímnico que alivia
la tiniebla, donde se forja el hierro
se hace la noche fragua,
sucumben allí los hijos de la vigilia,
forja los pensamientos
con el acero nuevo, había destruido el poema su propia lumbre,
narciso que el agua inunda
con natural lascivia
te da el sueño la otredad
irreconciliable, el ahora mítico
donde representarte
en cada personaje, te llega
el humilde ruego de un mañana,
una frecuencia sutil
arde cada sueño en su ficción,
restos del lar que la arena cubre, y ligero te elevas con alado pie.
Has entregado al aire tus tesoros.
Abajo, en tierra, relucen otros
el poema te pregunta
los versos no escritos,
y hasta cuestiona el camino
que andas. El poema es un punto de infinita densidad que eligió
expandirse, crear materia
indiferente a tus creencias.
Letras y números conflagran
en forma de nueva estrella,
te da el sueño la otredad
se hace la noche dádiva
de su más alambicado anhídrido.
Me viste la mañana
de la más erguida hoja.
Han ungido mi frente con ceniza
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