jueves, 4 de abril de 2024

Bonny. Prefab Sprout (POPFONÍA)


habías hecho giros sin previo acuerdo con tus nombres, la verdad te tenía ganas, te secundaba el sino. Llegaban aires recién estrenados, todo empezaba con la curiosidad, y el giro te llamaba con una declaración de principios inentendible, masivo. Por esos días propagabas como verdaderos iconos de dudosa consistencia, a salvo en tu sagrado bosque. En sentenciosos diagnósticos te aventurabas a tu mortalidades adscrito, te dabas puntos de sutura cual Frankenstein iluminado. Y hacías cuentas con tu orden interno, repartías tus bienes en progresivo desprendimiento por salir como entraste: desnudo. Ese desierto no extraña tu decadencia, perfecta simbiosis. Sí, te llamaba el océano a su fondo, un descendiente más que trascendiera su nombre en completo giro. Allí el disco rueda su conocimiento entre duales digeribles, supuestos de belleza, tu querida descripción con su punto enigmático, tus pequeños triunfos de pretendida originalidad. Te agarras al nosotros sentado en ese punto recorriendo el tiempo con las palabras adecuadas, el tono sentido

marco décadas con explosivas rosas de masiva originalidad, con bandadas que ocupan el cielo escribiéndole mayúsculas, poemas encontrados en la escucha más anónima 

me pongo climas en tiempos de dicha, me hago león que poderoso me lleve a un amor estepario, huellas dejo que me serán noticia en algún grito de desesperación cuando el miedo te bloquea, me dejo ejemplos de épocas iniciáticas donde la música prima. Y ahí, en medio de todo, aparece una flor minúscula y sin tacha, una providencial muestra teológica, un sirviente de la existencia. Me realizo pues época, tomo los sonidos como quintaesencia de mi rebeldía, una causa perdida con sigilosa discreción. Se hace la bandada canción usando cortinas de lluvia, versión que sólo el jamás entiende, el romántico nunca donde se logra el equilibrio entre luz y oscuridad. Bucólica atmósfera trae de la mano ese cáliz, se hermana el canto con todo, atraviesa niveles, se hace el nunca siempre, comienza nuevo tema. Sostengo el tiempo y su duda perpetua, compongo mis propios desacuerdos hasta tocar hueso, cualquiera puede tocarte. Y los temas pasan en lenta radiación, glorifican mi apetito con robadas letras, se quiebra mi amor por el lado práctico de las cosas tras las cortinas de lluvia, sobre un colchón desechado. Y ahí, en medio de todo, brilla en mi retina una joya, una seducción diferente, un adiós constante. Te llamo y contestas en otro alfabeto, robada letra, dádiva de verdadera escucha, ficticio abandono, verdad. Luego viene una impagable soledad y crees que me he ido, pero no, sigo aquí, no me he movido un ápice, nunca me moví, si acaso cimbreé, distorsioné, balanceé...sigo aquí, siempre estuve aquí aún si el movimiento te confunde, aún si las formas cambian su aspecto y corriges tus leyes y viceversa. Están porque miramos, están por tí. Aprovecho del ser si atemporalidad, creo y destruyo lo que creo, destruyo y creo en un impulso evolutivo que el tiempo evalúa. Nunca parece suficiente, siempre parece insuficiente. Te das los momentos de certeza en un insondable mar de incertidumbre, sabes de esa sensación y encaras la vida, ayer es hoy. Sabes abrir la puerta de la eternidad deteniendo tu pequeño proyector, sabes la existencia que te conoce, la que siempre te vio. Te cuento el tiempo con un rosario de besos, recuerdas que te dicen que no me fui, nunca me fui, siempre 

mi curiosidad me habla en selectivas ondas, buenas y malas cosechas de los frutos escogidos, andanadas de hitos y épocas donde la palabra paría, daban los números su mejor lustre, el antes adelantaba al después hasta equilibrarse, los lados coexistían o no en platónico escaleno. Se oscurece el otro lado con lo desconocido, a mi volición afecta, complica la fluida unión que fue de significante y significdo, deviene el tiempo la madonna con labios de misterio, una rosa explosiva de masiva carnalidad, lo obvio está girando con violencia y despista a mis ojos, mi vieja ropa se hace añicos. Cualquier edad merece ser calzada con tus borcegos y vinchas como una vestal oracular, sacarla a la calle con nuevas sensaciones, fabricar la ilusión matizada tal trino aviar. Sí, me pongo los zapatones nuevos y afino mi guitarra con la luna 

fui habitante de nada en isla vacía, fui años en un después olvidado, una planta con cara de asombro, una pregunta en las cejas, brote de muda infantilidad. No era apto para el público gustoso, se abarrotaba mi oído de funesta información, los márgenes de la rutina se desbordaban por los años forasteros que invadían la isla, pisoteaban mis más recónditas veredas, percutían en los bosques, traían su bienestar de los stocks productivos, sus crisis absurdas en cámaras de aire, sus ansias de conquista entre campesinos y pescadores, sus vestidos de moda como diferencia. Traían líderes obnubilados de poder, oscuras idolatrías emulando otros tiempos, una lírica empalagosa de enrevesados siglos, sus urbanos conflictos del bien y el mal a flor de piel echando más dolor al mundo. Nadie para, nadie cede. Se despedaza la visión y, en el griterío, las piernas corren hasta el colapso 
         
rareza me defines con popular porfía, lado B de tu giro sin previo aviso, y me crees inaccesible, madonna del misterio en su sonrisa. Sí, me pongo los zapatones nuevos y afino la luna con mi cítara 

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