sábado, 3 de febrero de 2024

Blinded by the light. Manfred Mann's Earth Band. POPFONÍA


el hombre de los muchos rostros tiene en rojo un diario oculto, tiene el alma de un flamingo nómada solazándose en las salinas, la ligereza de la luz en los cruces. El hombre de los muchos capítulos no atiende ya a lo voluminoso, no magnifica lo irrisorio. Glorifica la tierra, sus rocas en el fuego solar amalgamadas, los rumorosos ruiseñores del silencio, cada reloj un ángel en la estación a ningún lugar, la vida apasionado tango de frecuencias, la dulce expiación del tiempo 

te descubre talentos, la música incansable, la investigación virtuosa, el indomable impulso. Te humaniza las cosas, les da su imprimación frente al olvido, hace grande lo pequeño si no te excluyes. Las rumorosas rocas te dan su historia, un empezó, la artesanal música del siempre, el seguimiento que glorificas. Tu humano éxito puntual sobresale en el año exacto, allá, en lo alto del siempre. Le das ídolos, iconos que alzar y arruinar, valores de distinta frecuencia, distintos talentos. Interpretas cada texto como creador según tu escuela, un elenco de nombres pasando a través de negros agujeros, gracioso aprendizaje. El hombre llega de infinitos nacimientos, composiciones aprendidas, sólo música

en tus mitades partes años como nueces, continúas tras preocupaciones menores tal diletante zorro en su versión de caza, estimando distancias, retirándose a su madriguera por parar el tiempo. Y ves las aves jugando a los números, componiendo geometrías, breves registros de conexión ultramundana, recapitulaciones, revisión de algún capítulo desatendido, breve muerte recordatoria. Al separarme, resuena el minutero, atiendo la escena: cambia. Aquel momento dejó pasar, se hace vasto el presente, innovador, digno, rezuma creatividad

me encontraste, esta melancolía de la aparente separación, el arquetipo de la fractura primigenia, la fundación del gran salón de los espejos, de los nombres como reflejo del más pulido de los cristales, del telescopio más sagaz, del microscopio más fragmentador, el más refinado acelerador. Ya no te ves. Hay un joven pianista en las calles rasgando tus fibras desde el vacío, la constante olvidada, el siguiente problema, un nacimiento más. Asume mi boca la dirección señalada, su artística transformación, seca síntesis. Ingreso en las formas, adopto un tema con el instrumento que me das, el necesario fracaso hasta la sintonía adecuada, la época en curso, la firme voluntad de ese momento. Se abre el camino 

los años como nueves se reagrupan con suave alternancia, experimentos menudos coqueteando con lo imposible, creación como alegría, ejecutada síntesis, el movimiento armónico de los planetas en tu interior. Júpiter vela por tus luces, nocturno espíritu del equilibrio. Te encontró intacto sobre cada continente, en cada era, una pasión puntual sin más demostración que tu plenitud en ningún lugar. Esa música te redime, hombre de los muchos ojos 

trabajan tus rostros implicados la exigencia justa, las cosas compañeras, salinas del alma para tu nómada flamingo, el ser y estar aceptados, onda y partícula en connivencia. No hay sustitutos. El  tiempo se alía reforzando pilares frente al vertiginoso cambio que a duras penas percibes. E interpretas textos según la estrella nueva, enriqueces tu demagogia variando rumbo, privilegio de tu poder. Llegas, me encuentras, alivias la melancolía edénica, das vida a lo inaprehensible 

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