se me reedita universo en una sola canción, incluye aún la culpa como untuoso aditivo
un cuarto de mí es material originario, un encantamiento que aparece y desaparece sin fin definido. Son sus años posterioridad bendecida sin pérdida, una constante llegada, rocas que impactan preguntándote por tus pensamientos, contestataria tendencia de la que hablar. Se hechiza la atmósfera, llegan los precedentes con sus porciones de verdad, te campanillean con sonoras imágenes celebrando su aniversario, aterrizan en tus lunas dispersas por el tejido neuronal como astronautas sin patria. Estas épocas te conceden un crecimiento radical, una exégesis creativa, seminal desde la confianza. Descubres lados luminosos que experimentar, parecen nacer de una profundidad inusitada, una naturaleza que empezara de nuevo
está grabado lo originario en arcanos hechizos sin doblez, comprende cada cuarto tuyo disperso entre dimensiones, viejo campo que plañe una y otra vez tus cuerdas pues eres viejo instrumento de su orquesta, inquebrantable amistad que condujera coros de estrella, latente hermandad a una voz
te encanta tu cuarto musical con sus productivos lenguajes, su virginal registro de los tiempos, su pensada grabación a través de cada emoción
te encanta esa entrega sin catálogos donde ser se hace próximo, ella supervisa la maestría de cada acción, cada pulsión personal hasta la leyenda, su dorada sencillez. No te espera, recompone el tiempo, la sinfonía de las rocas por entre las que danzas
tú virginal registro reverbera en versiones de creciente habilidad, viejo campo colectivo
compone cada hechizo la inspiración necesaria, dará el poema mítico y su vasta diversidad, fusión de magmáticas rocas progresando hacia nuevas eras. Allí nos encontramos giro tras giro, cosecha tras cosecha
te alcanza tu hechizo en el reino del tiempo
eres portador del origen, llave de lo que aparecerá, clave de tu propia música de plano en plano sobre oscuro fondo. Hacen olas las estrellas reeditando universo
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