tu inmediatez es mente continua con su discurso encendido contra sí misma, su libertad la más alta conquista
te prefieren tus aureolas poeta, colecciona el filósofo poemas y dramas como artesanos de tiempo, un etcétera agrupado en cachitos discursivos, la prodigiosa epopeya de los versos que te irán rescribiendo la eternidad
desciende lo que te propones como supramental poder y consciencia con terrestre estabilidad, aún transitoria. En ese materno seno dejas que actúe, manifieste su forma, trabaje la materia con apariencia de vida: mi hogar
te explicas cada aureola con personal complejidad, las lees con signos de arriesgada querencia, microbiografías de ser como aspectos de vida. Trazas paralelas que muestren al poeta revolucionado, el loto abierto
cada vez que naces te haces hijo de los años enviados a su estudio, una mística depurada de superstición, la mente un eslabón que media en su propia transición.
no eres el punto final, en el ser transitas
me instalé ciudad perfeccionando signos de aprendizaje, trasladando años de aquí a allá, enseñándome literaturas en lenguas extrañas, despertando lenguas muertas. Viejos amigos paseaban sus ojos ávidos por esa urbe
cambio al pasar de estadios de la mente, pequeñas revoluciones de conocimiento que te completan, tiempo de transmutación más allá de tu voluntad, agitado mar de las sensaciones como señal de vida, la sustancia se altera. Se impregna la tierra y sus criaturas
los años adquieren gracia sólida, exquisitas formaciones con un toque de humor, una meritoria admiración por el entorno inmediato. Ríen de universo, se escriben entre ellos
y me retas, madre, a seguir tus pasos en la llamada celular, a entender mi propia evolución
me consigues pequeños premios domésticos en forma de callada poesía, me obtienes las precisas letras del lenguaje estipulado, en mis arcos mentales te vuelcas revolucionándome el pensamiento, queda liberado de formas
grandes seres me alcanzan en las cumbres de este mundo, dan certeza a mi entorno disponiendo la luz a su antojo, pasos verdaderos de humanidad. Me conquista esa luz que bordea la copa de los árboles, la que mi propia mente limita entre bocanadas de aire, una mística realización de la materia, mi propio cuerpo
he regresado muchas veces alternando profesor y alumno, este largo matrimonio de la tierra y el cielo
sigo estudiando todo signo con inquietud de cuna, revisando culturas desde doradas ramas, conteniendo el aliento en mi compromiso. Nada me impide el entusiasmo de un poema, la aventura de un dramático relato, vuestra obras
otros maestros asumieron sus realizaciones con prodigiosa integridad, plantaron aquí su plenitud
persigues tu propia sombra hasta el exterminio, no hay refugio en esa andadura, doloroso conocimiento del sí-mismo que todo trasciende. Bélico filosofas precipitando la doliente soledad, síntesis te extiendes tangencial a la vida ensayando sus ciclos, tu ideal de lo humano
has utilizado medios de ascensión desde tu nivel predeterminado, consigues niveles donde rescribirte, hechos que ver como poema a terminar, todo un campo de experimentación desde una consciencia expandida, pura creación
me abriste en canal por ver mi propia muerte, liberadora visión del corazón que clama, la verdadera protección. El ahora te mira sin juicio, regio procurador celebrando esa boda de cielo y tierra, divino estrado en el que asentar tu sonrisa, en el que el miedo no conduce ya tus actos ni tus palabras
me propones años literarios, pequeñas muertes estacionales
entran los meses por mi casa con paradójicas manos, destinos que se llevan el silencio, vida manifestándose en nuevos aspectos, cada ser, cada objeto, cada átomo conteniéndome, realizándose universos
tu más revolucionario aspecto de todo te aparta con transitorio desapego, muestras de desarraigo desatando creencias sin especificar autorías, alienas enseñanzas en apartados rincones, una mente que se afila entre seres luminosos limpiando pasados, los cabos sueltos
me pediste absorta meditación, sienciosa conciencia, acallado rezo inclinado ante el mundo, la espera de una fuente distinta de la mente
tu estancia en mí se hace esfera de fantástica ánima como preámbulo de ser, un mandato majestuoso que rechaza nada, una propuesta ancestral que revolucionó la luz. Se han abierto los nenúfares en el estanque
no me abandonas ya, reclamas mis tareas desde tu estancia con discursiva fluidez
y llegas con profundas impresiones que el tiempo asume con un abrazo responsable
buscabas las llaves sumergidas en la no-acción comulgando con la eternidad libre de persona, existencia antes y después y durante toda creación. Ese río no desemboca, aún si se manifiesta
atraviesa nuestra prole sus miserias sumida en la ignorancia, su residencia de irrealidad
y producimos incesante ruido, pensamientos en perpetuo movimiento con su onda emocional, brusco zigzag serpentino testigo, una percepción distorsionada por irreales amplificadores, una absoluta sensación de futilidad. Hay una realidad indefinible más allá del tiempoespacio, una quietud absoluta
desde períodos que la escritura ha articulado con acusada eficacia enfrento imperios de pensamiento con pequeñas epifanías que los resquebrajan, traslaciones que continúan la ancestral tarea del aprendizaje-enseñanza, el discurso de la primera voz. Con la ayuda de viejos maestros coso la escisión primordial con radical independencia, toda posibilidad examinada, incansable insurrecto. Mi esposa, la vida, atrae la vida sin pausa, el tiempo regresa al padre
años de esmerada práctica dan sus pasos desvelando el poder curativo de cada ser, presencian los límites de la propia experiencia, enseñan la calma necesaria
atenté contra mí mismo con fallida maestría, me encarcelé en la mente cómplice del mundo, quise ahogarme en su dolor. Voy desmontando sus pruebas aún si ya fui absuelto
emprende el ahora el entonces con disciplinada reflexión, ardua tenacidad tan penosa a veces, lúcida las más con un puñado de tierra en la mano. Estudia desde su particular guerrilla el flujo creciente de energía vital, su poética creatividad, la visión sutil de los fenómenos, su conexión: Eres
soy mi enemigo en la carencia, en el pensamiento mágico que enjuicia, la inercia destructiva. Le abro los brazos. En mí se diluye
todo sirve en el reequilibrado de cualquier oscilación, pues eres todo
la inmanencia de nuevo, has dejado de huir, desde cualquier cultura admiras sin demanda, ella te ampara
el día acontece testigo de tus cambios, visiona tal yogui sus pares cosmológicos entre acción y reacción, la forma en que tratas cada entonces mientras te desnudas, ve el vaivén de tus aguas mientras recitas el mantra primordial, de tí bebe toda cuestión temporal, y sigue su marcha. Va curando tus cuentas
parte la vida en el abandono, un vuelco total de escena
te dediqué mi entrega como causa mística, viví los designios de tu voz desafiando la prudencia con la naturalidad de los elementos, fauno salvaje como guía, el más lividonoso aspecto de ser. Psíquica aceptación de absoluto más allá de mi instinto, una implacable exigencia de descubrimiento
me retiro del contrario con asiduidad, deshago la aparente contradicción con creciente eficacia
salvo la soledad del abandono, y echo a suertes mis mundos sin despreciar la nada. Liberador
se reafirma la aparente paradoja como una forma de tentación, con pragmática desafección rejuvenece, inicia siglos de consistente rechazo espiritual, una parcial liberación que se dilata, tan humana. Se medita la vida a sí misma, me revuelvo contra mí propia naturaleza
me acompaña la tarde atónita, su amor incondicional sostiene todo sin paradoja
y meditan los animales cercanos sin acuñar imágenes, ni un pensamiento, causan una muerte interna por abstención, una prístina suficiencia en la que todo flota inmaculado, una quietud que parece acallar mis funciones vitales
nada que lograr, una absoluta independencia de toda causa, de todo efecto, este día que ya acabó, pura inmediatez
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