martes, 13 de febrero de 2024

(A, por, desde) Li Bai. POÉTICAS


conversa la montaña 
entre mis células, jade verde
que por mis límites pregunta,
de fronda la sonrisa que da sosiego
al corazón ardiente.
Flores de almendro le fascinan
en esta fría corriente invernal,
un reino le traen ajeno al mundo,
a los ojos de los hombres 

me miro alejándome 
de mí mismo, subiendo
una torre de nubes.
Majestuosa grulla real
se ha posado en una de ellas 

un sapo me ha besado
oscureciendo la luna llena,
jugo gástrico me hace 
hasta disolverme entre estrellas. 
En las tinieblas brillan
intocables, soy la oscuridad
que las mira 

constelado me atraviesa 
un arcoiris de nacientes soles
salpicado: palidece la mañana.  
Por la torre de nubes desciendo
de astro ionizado, la grulla
ha alzado el vuelo, toda certeza
con ella, pero al menos
palpita el soñador en la belleza
de su sueño. Sobre aislado otero
contempla el palacio infinito 
de oteros y mares, inspira
el tiempo exhalando sus miedos,
deviene aire, se hace el ya
pura existencia. Oracular,
masco laurel entre insectos
y escarcha en el melancólico
giro de la Tierra, envuélveme 
la noche con su ropa húmeda

agitose aquella suavidad
de blanquecina luz que todo abanicaba. Sentado, se abre 
mi pecho a las hojas verdes: 
están mirando a las estrellas. Mudas, deslizan las rocas 
su silencio por mis piernas, 
de cualquier pensamiento
mi cabeza desnudan. 
En su defecto, lo entregan. 
Súbito, me besa un sapo 

se ha dignado la grulla
a mirarme en esta bruma
mental, no me distingue
del paisaje. De mi emoción  
beben las flores, agua turbia
que al valle desciende 
en un silencio abrumador.
Mi sombra, solitaria, distante
se perfila sobre el líquido.
Ahí va río abajo 

se ha hecho verano la montaña

secas las flores tazón les sirvo
de mi propia sangre, solitario
acto de amistad con el todo
que nadie verá. Lo cercano,
lo lejano: junco elástico
que en la orilla oscila. 
Brindamos alzando a la luna
nuestras cráteras de agua y sangre,
esa comunión como regreso,
un ahora en compañía.
Propicia el goce súbitas primaveras, grillos que despiertan, 
una luna perfumada
de danzarinas sombras. Ebrio,
es mi corazón un insecto más
que el río lleva 

liba la luna mi luz más tierna,
jade verde sendero arriba 

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