nominal te extiendes como especie hacia parajes insulares colgando en el espacio, se oscurecen tus alas al dar la espalda a esos límites, pesan tus plumas. Selvático me criaste, pardo pelaje dispersándose por los caminos entre artificio y células. Varías tus diferencias entre cantidad y cualidad, cierras dudas con un suspiro
colonia te criaste de entretejidos obreros construyendo lágrimas a los árboles donde anidar, midiendo dominios de mayorías, una elaborada exhibición de conductas huecas, falsas reverencias; pusiste los huevos moteados del abandono
haces hábitat con tu conducta, cada encuentros te extiende como masa bajo rodillo, te enriquece cada punto cardinal que te registra, cada bosque transitado, cada estación biorítmica
en los espacios infinitos se te cría y te desplazas sin movilidad alguna, los realizas y de su vastedad te nutres, da tu soledad sus frutos y su néctar del alambique estelar, emite así el árbol desde sus vibrantes hojas, su cantarina savia, el sonido que en tí cree
ave conspicua, irisa tu pluma lo oscuro, deja estela brillante como rayo nocturno, y en la lluvia de colores te arqueas. Se hace luego grueso el caminar, amarllean las sendas, que se estrechan
te reconozco, vieja alma, en la hojarasca
se apagan los colores, se escora el camino por donde centímetros y gramos jocosos brincan; se giran, te hacen burla
escupe la pluma sus nombres con el almizclado olor de la razón engrasada que, invasora, se extiende
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