sentimiento te declaras en el giro perpetuo, presencia vuelves en el elíseo campo de la imaginación, fabulado recuerdo del ahora pasándome facturas, un bien necesario en mi cosmogónico equilibrio, cara deuda conmigo mismo puliendo piedra hasta el diamante. Vuelvo a tener lados reflectantes difuminando los efectos no queridos, rejuveneciendo viejas viñetas de mi vida con distinto prisma, afinados colores de tono ascendente. Cultivo ahora una estética ingenua, melosa, un humor sosegado sin farsa, gráciles momentos sin precio. Me miran intrépidas combinaciones de irresistible juego entrañables palabras
tu crítica liberalidad no llega muy lejos, peca tu visión de infames agujeros por donde el no tiempo se cuela desdiciéndote, ingenuo poder que pierdes en esa inmensa dispersión que te trastorna. Tiras redes como suturas que garanticen tu control, loable deseo de acotar tu mundo a toda costa hasta el delirio, la experiencia absurda que sólo te satisface temporalmente. Se mece la imaginación en un balancín estelar, mece un planeta con el reluciente rostro de un bebé
de nuevo me ataco a través del otro con la cínica destreza del comediante, la política habilidad de un títere de la historia, corporativa cabeza que no te dejará indemne, esta pequeña aventura planetaria
fue mi primera vez una edad difícil falta del lubrificante humor, labrábamos la tierra de hambre enloquecidos, un drama sin protagonistas ni final plausible. Aparecí sobre un fondo oscuro repeinado con banderas y vacíos discursos, megalómanos motivos de fuego depurando cualquier gozo. Miraba hacia arriba y el cielo nos arrasaba en un giro perpetuo
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