viernes, 18 de octubre de 2013

El pan de a cuarto de cada día

 Veo a Rafa Nadal todos los días. Es el basurero que a las 6.30 de la mañana, en días helados de invierno, se toma junto a mi una cazalla para afrontar su partido diario. Y tiene mérito, porque cobra una miseria y no tiene publicidad alguna, ni imágenes, en espacio alguno. Se enfrenta a su jornada, día tras día, año tras año, sin más reconocimiento que el que él sea capaz de darse a si mismo. Confío tenga algo de calor al regresar a casa, o mejor aún, con los compañeros de fatiga.
 Veo a Pau Gassol todos los días. Es un compañero mío del trabajo que enfrenta pequeñas aulas cargadas con hasta 41 alumnos de bachillerato. Viene, desde que lo conozco, con muletas, y no espera ganar ningún torneo, ni siquiera competir; sencillamente, volver a respirar al día siguiente y saberse vivo habiendo hecho lo que le tocaba, a pesar de que en todos lados hay quien facilita tu trabajo---te dejan hacer, cumplir tu función, como tú dejas hacer e incluso alientas---y hay quien lo obstruye (cumplen su función, al obligar a la corrección-mejora. No existe pues el error: sin él, no vendría la solución=dinámica del universo)












 Veo a Jesús todos los días en la mujer que me sirve el café matutino, o en la que me sirve el almuerzo. A veces crucificado, a veces resucitado, y me hace saber cómo andan mis cielos en ese mismo instante. Y cuando a pesar de tu cuidado en la no interferencia como forma de respeto a la función que cada uno cumple (y en su defecto, aliento positivo) alguien lanza pesada sombra, ilusión, sobre ti (sea en forma de burla, ironía o ataque directo, externo o no) no puedes evitar hacerte aún algo de daño con ella, como si fuera tu carga, cuando es la del otro---la verdadera forma de comunicación reside ahí, no en el lenguaje, ni siquiera el corporal---y debes entregarla a quien puede sanarla, pues estás liberado de cualquier forma de sacrificio y es, en el fondo, tu posibilidad de crecer. 
 El origen es siempre la ignorancia, o a la inversa, la soberbia de creer que tienes toda la información para juzgar a alguien. Pasar de Newton a Einstein nos está costando mucho. Hazlo, siéntate a la vera de Budha, e imita su plácida sonrisa. Recuerda, puede ser tu vecino (por cierto, se le murió el padre/madre/hermano/hijo/marido/esposa...anteayer, por si te da el día de furia), y no la hagiografía moderna---la mercantilización del mundo ha rebajado mucho el nivel de audiencia para santos, santas, caballeros, científicos, literatos y demás héroes: ya se sabe, tocan becerritos de oro---de futbolistas y otros maravillosos deportistas a los que tanto nos gusta ver 'cumplir su función'. ¿Los usan? ¿Se dejan  querer?
 ¿Acaso el basurero, el profesor, las camareras, han dejado de hacer algo, han faltado a algo, han dejado de ser potencialmente gigantes como para que las obsesiones y miedos de las jerarquías-gobiernos-etc emitan constantemente el mensaje 'competitivo' del ganador-tú puedes? ¿Acaso alguien ha dejado su trabajo y obligaciones impositivas a pesar de haber sido traicionados una vez más para salvar a los bancos, a la propia clase política y a todo un sistema de pensamiento paranoide basado en la culpa, la acusación y el linchamiento? ¿Acaso los millones de parados forzosos por políticas basadas en el beneficio y no en las personas han dejado de amar a sus seres cercanos, de buscar, de intentar, de no atacar-se como hacen los propios 'jerarcas' de las clases políticas y mediáticas dando fantástico ejemplo de quiénes son? 
 He visto al Diablo esta mañana. Era yo mismo en el espejo con una barba de semanas, cansado, confundido con lo que mis sentidos han venido percibiendo, póbrecitos, durante un tiempo, intoxicado de Mundo, confundido en su vorágine. Levanta y anda, una vez más.

Pic: love, The Pic-Poem Book - Others' Portraits

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