los principios que rigen tus corrientes de pensamiento son inaccesibles; hace tu cabezal triguero su siembra extensiva, un corte ancho sobre la materia siendo él también materia; retiene todo tu mental tolva, hectáreas y hectáreas de tiempo, un motor incansable. Se te equipó con los sensores necesarios, y vas optimizando tu rendimiento, vas mejorando tus cultivos. Bendita humedad a mí aliento seco, mi grano asiste a tu grano cosecha tras cosecha, esa que antaño te requería un sinnúmero de números y cálculos, temores y sombras para su siega, la trilla ardua que la tolva cribaba. Tira de mí la Osa Mayor esta mañana, estrellas a granel
transportando mis huesos
llegas a mecanizar reflejos mentales, escalonaste tu aprendizaje gracias al tiempo, una necesidad que a veces crees determinista, una fragilidad a cada peldaños. Dibujan las partículas certezas evanescentes, sabor de una fruta fugaz, tus pasitos de bebé cósmico. Nada te reemplaza en el proceso cognitivo, recolectas (y los sabores de adhieren)
es plantación tu intransferible sincronicidad, cosecha de críticas decisiones, un equilibrio puesto a prueba entre posibilidades. Vas con tu atmósfera madurando afecciones, grados de respuesta, enfriando, calentando cualidades, evitando condiciones, del perjuicio a su corrección, de un lugar a otro en un interior ilimitado, inagotable. Te aplazas a tí mismo en redundancias cuantitativas, en vaporosas probabilidades; a las condiciones que tú mismo estableces te expones, imprevisible atmósfera. Con estético acierto sublimas tus deseos, azarosa siembra
tu más emblemática duda se cosecha con terroso diseño, un cultivo que se extiende con sus oleaginosas ideas, proteaginosas conclusiones de cuño reciente. Con ese ensilaje fermentando te propulsas
mi pequeña granja de animales y siembra acoge épocas y sus sofisticados principios a pesar de tí, contigo, por tí
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