I Largo
II Maestoso
hay breves certezas en la serie, una recurrencia emocional que renuncia al movimiento, tonos de una proximidad casi táctil, adyacentes matices en lo cotidiano como acordes en estrecha relación. Vienen marcadas por la sugerencia de un minuto a otro
III Tempo di minuetto
esta humanidad es romántica exponencia de una época por orquestar
IV Adagio
está tu biografía en su infancia de testadura gobernación, se estira como tus dedos sobre las galaxias, esconde tu sencillez tras los episodios más extrovertidos, oculta tu sufrimiento en profundas simas montañosas por dar al mundo lo mejor de tí
V Alla marcia
crecen tus composiciones haciendo época, una mayoría de edad con pliegues de juventud, aquella tradición romántica
VI Andante
se estira lo familiar entre el derroche y los apuros, la abundancia y la escasez, esta infancia ingobernable y su musical intensidad, parlanchina, todos estos milenios de palpar a ciegas con la grácil soltura del imberbe, las lecciones de poderosa madre que la roca nos cuenta
me han ido los años matriculando en los más sacros conservatorios, estudios del tiempo y sus poderes, de mi rebeldía como forma evolutiva, del método enquistado como falta de adaptación, de la pérdida aparente y el abandono como forma de expansión: lo familiar se estira
VII Allegro
hay en tus composiciones ancestrales adivinanzas entre la lógica y el hechizo, tempranas influencias de maestros desconocidos que no tardas en encontrar, la expresión de unas atentas manos
fuera de catálogo te documentas entre romanas antiguas, los años del niño que ahora cuidas
velan por tí tus ancestros iniciándote una y otra vez en renovados cultos, de la ortodoxia a la heterodoxia entre celebérrimos doxógrafos, les incorporas con melodiosos tintineos donde vibran notas de futuro
VIII Allegro vivace
sí, te gradúas en esos conservatorios del alma donde aprendes su constancia, donde conoces la amistad verdadera sin forma física apreciable
no hay prontitud posible en esos indefinibles trasvases, lugar de una vida musical inaudible
hay allí, en el exilio del tiempo, obras maestras de pasmoso realismo, anticipos de una muerte concedida, cada crisis el avance de un profundo y sanador silencio para una nueva interpretación y su correspondiente drama, su colorido poema sinfónico que sobre roca sólida escucho
IX Presto
comienzo por lo árduo en la sinfónica tarea de hilar matices, suavizar opuestos, relativizar lo que juzgas como desastre. Redirijo extraviados fragmentos de mi ser en la nueva partitura, modifico su orquestación hasta el riesgo emocional
critica mi más feroz aspecto cada interpretación de lo percibido, la vida misma le corrige con su brutal sonajero. Atribulado, se hace joven la duda a cada experimento trayendo una prolongada sequía emocional
y aún así, o por ello, el exilio donde la obra me recompone
varía el canto su origen, se desliza el rapsoda sobre cada tema con pagana devoción, muere una vez más sin edad entre las colinas, donde su piel reside
tiene término tu adaptación, una suerte de destierro de tus dotes compositivas, decayeron sin dirección
X Largo
esa quiebra confía en su descontrolada incursión psicológica como retorno a un concilio renovado, una orquestación del yo simplificada, pequeñas durabilidades asistidas
cada astral revolución un estallido familiar, momentáneo exilio donde el nunca te alimenta, un retorno. De blanco satén me casé con las hijas del cielo nocturno eludiendo mi exclusión del mundo. Me desplazo entre estaciones en un giro delicado, le pongo nombres a tanta dedicación, pequeños viveros en miniatura
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