viernes, 17 de octubre de 2025

Misa en B menor. Gloria. Bach CONFONÍA

III

recompongo secciones de tí desde el movimiento con números inmaculados, con diversos compases las estiro derivando pasados inexistentes, cachitos perdidos de memoria que reescribo

constan en mí esas piezas por las que velo con apreciados símbolos, con los dones que bendigo en los manuscritos que numero desde arbitrarias fórmulas, el hábito donde principio y fin se encuentran. Ese rito es compendio de tiempos y sus más arduas composiciones, las voces que me recuerdan cada renacimiento, los más elevados cantos concertando épocas. Hay fugas de movimiento, hay disimetrías formales no carentes de fe, los credos que parecen extraviarnos. Y recompongo las voces entre sopranos, contraltos, tenores y bajos sobresalientes, movimientos corales que santifico a cada escrito. Y me propones la más rica instrumentación de metales preciosos, de vientos que me obligan a diferenciar

II

mecánicos se me hacen los símbolos, reflejos a los que denominar, una constancia movediza buscando estructura, simetrías que fijar a un eje y su centro, una dirección

I

divido cada ritual diario en secciones de realidad, les añado longitud de onda que el tiempo les dé sentido, un diapasón andante de moderado paso, breves compases de un más allá aquí, incluso una cuenta numerada con sus variaciones. Me concedo un lado práctico con sus orquestadas plantillas conductuales, una leve orientación desde mis conceptos de armonía, la cuenta numerada con el predominio de alguna variante, movimientos con aparente estructura midiendo mi entorno con artísticas simetrías desde un centro transitorio

IV

sana cada bendición el aparente conflicto, retorna la paz a alguna sección sin necesidad de movimientos. La voz excelsa adopta un compás alegre aún si reelaboración de alguna vieja melodía, aún si repito un viejo paso, su forma, el tono otorgado sugiriendo independencia, considerándose un momento más, evitando la autoparodia, una serenata que fluye con el corazón calmo, una suerte de nupcias con el todo. "Quédate", le digo, como en un oratorio ascendente, sobrevíveme, compárteme con moderado compás. Se va la música con su júbilo a otra parte

vive lo excelso en la apertura inesperada, su cantata hecha de tierra usándome en su apertura, láudano a mis sentidos agradecidos, un breve allá del que no se vislumbra continuidad, moderado salto de un compás desconocido. Será la fuga melodía, un movimiento luminoso que quizás se escriba tiempo, un dueto de voces tangenciales que marquen mi paso, un leal  acompañamiento. El mundo, lento, se reelabora con retales de esos movimientos, un amor continuo bajo cada salto aparencial, bendita vivacidad que nos va modificando

crea la unidad coros de realidad articulando sus tonos, sus fugas de voces dispersas, los números que divinizar. Esa omnipresencia alegra el compás de tus movimientos de apertura, te añade ejes de reelaboración usando figuras conocidas en un simple suspiro, reflejos de pasados sufrimientos en el justo tono lamentoso al que te unías. Cada resurrección un movimiento hacia el sosiego, amoroso oboe andantino confiriéndote el agua emocional de una nueva pila bautismal, sostenido, moderado, el acompañamiento continuo, la dulce vivacidad implícita en tus compases. La música acalla las palabras...me recompone

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