xix
a.
en los bosques de Duvno
ilírico anda Silvano
a iniciar los espacios
que roturen la tierra
salvaje
de pensares disociados
titubeamos su negrura
hasta que una lanza plateada
nos atraviesa el tronco
revelando su verdad
bosque necesario que me
protege
como el vello femenino que
yo indago
crepúsculo verdoso entre las
sombras
y las luces
paisaje de tus sueños
en el bosquecillo de Caere
etrusca liebre hacia el 580 a. C.
o el oráculo de la encina
que absorto escuchas en el
monte de Dodona
o custodias árboles de la Aricia junto al Nemi
pensamientos fugitivos que
abren claros
hasta hacer de ti jardín
xix
b.
frente a lo vivido
el bosque numinoso
donde gnomos y dragones
atisban enardecidos
selváticas vaginas
frente a la vigilia ordenada
el caos del miedo verde
y claros ocultos
como faros de una mar
esmeralda
donde celeste espíritu
completa tu grafía
de bandidos y hombres-lobo
xix
c.
recogido en las encinas
rumorosas
Dodona del Epiro trae
divinas voces del viento
su oráculo
como la liebre del vaso
etrusco de Caere
se descubre esencia en el
refugio
sacro de la Aricia
el lago Nemi noche le
susurra
así aricino custodias los
árboles
que te dan la fuerza
hasta que la misma vida te
dé la muerte
en la umbría se ocultan tus
pecados
fugitivos de irisados
pétalos
que el crepúsculo verde
anega
y tus manos cuidan como flor
preciosa
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