lunes, 19 de agosto de 2013

XVII, de Esotérístika (2008)



en los espigados campos donde el sol del atardecer irradia
el oro de los cielos
nos reverenciamos desnudos 
el perpetuo sonreír 
de la abundancia

no hay edificios a la vista,
ni siquiera árboles
sino vasta extensión
de reflejos dorados
por donde transitan las luces del crepúsculo

nadie articula su voz
sino para crecer el fruto de la tierra
alimentado por el propio fulgor de nuestros cuerpos
que el astro embellece

nos tocamos nos besamos entrelazamos
todos nuestros miembros atravesados por las espigas de oro
difuminando así las líneas del horizonte hacia un color único 
que los abarca todos
y el mundo desaparece a falta de ojos que lo miren

no hay sentidos
sino universos vivientes
punteados por la explosión de nuestras conciencias

me levanto y doy las gracias
Rozo con mis manos el trigo de los cielos vuestras manos

Pic: the invisible marriage, The Pic-Poem Book
Libro: Esotérístika

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