"Mirad cuando en Sifnos blanco sea el pritaneo, / y blanco el friso del ágora, justo entonces se requiere una persona astuta,/ para protegerse de una lígnea emboscada y de un heraldo rojo",
deliraba la Pitia de laurel mascado.
El mármol pario alumbraba el Ágora, llegaban los samios con sus naves rojas por el minio de Sínope...
Sueña Hamlet el sueño de Orestes
en la opulenta Corinto la muerte de Líside. Licofrón, su hijo, revela oniromante al príncipe danés su tragedia./Desde la Corcira de los viejos ilirios, allí desterrado,/la imagen de Periandro, tiránico sabio, su padre,/invade los sueños de Orestes, de Hamlet. Monedas de plata, bronces magníficos, la mejor cerámica del Egeo,/ no colman la rabia del príncipe corintio. /Allí mismo le dan muerte los corcireos.
Saquean los samios los campos sifnios, compran Hidrea a los hermioneos, fundan Cidonia en Creta y alzan el templo de Dictina, /la vieja Britomartis de los mares,
un lustro de bienaventuranza.
Fueron reducidos a esclavitud,
sajadas sus proas de jabalí por los eginetas se cierra un círculo: Procles, abuelo de Licofrón, el legendario colonizador de Samos, /quien le señaló a Periandro como asesino de su madre
Sobre una colina ofrendan a Afea
los eginetas su victoria, allá donde conmemoran Salamina. Hamlet, sobre una roca en la costa Langelinie, mira la moderna Copenhague. Han está a su lado, acompaña a su sirenita pestañeándole a cada hora. Y en ese parpadeo se desvanece
la Historia
as Aleksey unveiled unknown moons from the Mind
Fedimia hace el amor con el mago,
su rey, Esmerdis, llegado su turno,
la norma del harén persa. Duerme el usurpador medo y ella le palpa las orejas: no tiene,
[mi tiempo se recuesta en la cama
ofreciendo todo su cuerpo a mis sentidos, todo su Ser a mi alma, un acto de reconciliación con el no-tiempo que este, impersonal, te envía] por el gran Ciro amputadas.
Defiende Darío hijo de Histaspes
en la roca de Behistun la mentira útil ideario de toda casta política
que justifique, legitimar le llaman,
su ascensión. Yace Atosa esposa de tres monarcas en el lecho del nuevo rey.
Derrocado Zoroastro consagran
en su orgasmo a Ahuramazdah creador, benefactor de los humanos que supo reducir a la brutal naturaleza a través de Mithra (sol), Mah (luna), de Zan (tierra), Atar (fuego), de Anam Napat (agua) y Vahyu (viento)
as little Tales wonders
at Aegean shores
and awesome phenomena
happened far away
satágidas, gandarios, dadicas, aparitas al sur del Hindukush pagan su tributo a Darío, satrapía del alto Pendjab al río Kabul, sueñan Afganistán
aportan sus medimnos de trigo al rey los persas del Alcázar Blanco de Menfis, ocho toneladas de pesca del lago Meris
cisios, asirios, medos, paretacenos, ortocoribantios, caspios, pausicas, pantimatos, daritas, bactrianos, eglos, pácticos, armenios, sagartios, sarangas, tamaneos, utios, micos, sacas, caspios indios, partos, corasmios, sogdos, arios, paricanios, etíopes asiáticos, matienos, saspires, alarodios, moscos, tibarenos, macrones, mosinecos, mares, indios...la diversidad de gentes, tribus, pueblos del imperio como plantas, bestias, insectos, árboles, bacterias, estrellas, planetas, lunas, galaxias, universos, nada
[arcano diseño del que fuimos co-arquitectos] pagando sus impuestos a la Hacienda,
377.395,5 Kg. de plata al año en aras de una voluntad de dominio, gigantesca rueda de la Historia como una cruz que girase sobre los valles y los ríos, la belleza de tu nombre
Alejandro cuenta 1.296.000 Kg. de plata en el tesoro real de Susa, airea la estancia con la isonómica brisa los vientos de su tierra
Píndaro, Simónides, Baquílides, Esquilo poetizando las fastuosas cortes de Gelón, de Hierón I, tiránica Siracusa haciendo gala de su magnificencia
Polícrates, histórico pliegue, el tirano de Samos, engrandece de obra pública y religiosa su isla al son de los poemas anacreónticos,
la frívola imagen, amable, brillante
del poder que oculta a reos y esclavos.
Ambiciona el Egeo, como Oretes
el persa sátrapa de la Jonia y Lidia:
desollará vivo al samio, matará en su codicia a Mitrobates y a su hijo Cranaspes dueño así de la helespóntica, señor del mar de Mármara, matará al heraldo de Darío: ha despertado a las Erinis, la venganza, la intrahistoria, el quiero más (play it again Sam)
al Norte del Altai, entre el Irtish
y el Yenisey roban los arimaspos,
fabulosos seres de un ojo, su oro a los grifos. No alcanza allí Darío que a las llanuras del Turkmenistán iza presas para el cánon del agua
se le escapa al rey el preciado ámbar del Báltico que por Jutlandia, por el Wesser y el Elba, por el paso de Brennero llega al valle del Po y del Adigio hasta Egipto para el lujo persa. No alcanza el rey el comercio con las islas Casitérides: le ocultan sus súbditos fenicios la ansiada casiterita de iberos y britones hablándole de monstruos marinos allende las columnas de Hércules,
el fin de un mundo plano la milenaria publicidad que ya engañara a faraones y foceos,
no alcanza allí la codicia del rey,
la intrahistoria, el quiero más
pigmeos al oeste del desierto líbico, etíopes macrobios al sur de la costa libia, oro y ébano por el Sudán y Nubia hasta Egipto exige el rey, oye hablar del Erídano padre de los ríos del Norte, río mito en sus raíces lingüísticas "rèõ" > Rin, Ródano, Radaume, Rhur... "dan" > Danubio, Don, Dniestes, Dnieper...
y sueña el imperio que un dios de sangre azul legitima
lédano que las jaras supuran,
cinamomo de la India el árbol del paraíso donde Dioniso arquetipico se crió para el aceite de acederaque, canela de Ceilán con la que Salomón perfumaba su alcoba, incienso blanco de Arabia, oscuro de Abisinia sahumando estoraque de odoríferas lágrimas,
todo para los persas de mayor alcurnia, caballos neseos de la Media, el oro que los dardos de Dardistăn sustraen a las hormigas gigantes de leyendas tibetanas, mongólicas, chinas, que nada escape a la hacienda del imperio,
el ojo extremo del poder
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