sábado, 11 de mayo de 2019

LLORAR DE ESTILO


Caspar David Friedrich, 
The Temple of Juno in Agrigento c.1828-1830

simbolizas la renovación de tu paisaje cotidiano
en reflejos de un alma figurada, apariciones
 en planos creativos que íntimamente te llaman,
herencias alegóricas a orillas de un mar imaginario

 citas modos, ejemplos que navegan solitario
símbolo por mentes ocupadas, oscuros puertos
en frentes menudas, épocas que restauran significados,
evidencias contemporáneas demandando obra. 
Tu rey adquiere las orillas de aquel mar,
 el robledal de los años tardíos, la victoria 
 tendenciosa de tus temas, pictóricos demiurgos
que intensifican los colores de tu casa,
 otra obra

poeta nacido conocimiento, escrito viajero
 por la romántica constancia de los elementos,
 la aparición creativa de tus cuadros mentales,
los significados renovados de la antigüedad,
un traje proscrito en la expresión figurada .
Tratas costumbres, modas, obras abrochadas
a tu frente, arribas, anchuras, abajos, cabezas
del mientras que aparecen cerradas de estilo,
un imperio de brillos y ceñidas transparencias 

cabes última postura, persona a través 
de las apariciones, cuadro en los puertos oscuros,
 edades de la vida, año que se incorpora,
 hijo naturaleza representándose tensión, libido
 observada luna, y preguntas al silencio




A Walk in the Forest, 1869, Ivan Shishkin

señoreas las estaciones, tus paisajes poéticos
 en el bosque salvaje, animales y aves profesándote
 las claves del día, una escuela de arte 
que te completa pinturas, muertes trabajosas
 en cada novedad planetaria, descubrimientos
de un niño astrónomo al que le llevan su nombre

 consideras inspiraciones en poemas 
 salvajes, un norte solitario,
una cima desnuda, una montaña

eres décadas superadas, eres grado fragmentario,
 método honesto de lo absoluto
 en ficciones de naturaleza, eres arte 
del Fue, una encarnación singular del ser,
 vida escribiéndose período, revelación, belleza, 
 vastedad de los esplendores elementales,
 pintura que convierte el símbolo en método.
Eres un estudio forestal, un también excepcional,
un grabado de estrecheces asociándose
al movimiento, eres república gimnástica
esculpiendo años, un después académico
 graduándose honor, un oro imperial 
reflejándose en tu estudio

los años convertidos símbolo pintan 
el tiempo, trabajosas muertes, regresos,
 ciudades en círculo en acuarelas de feria




Wharfedale, John Atkinson Grimshaw

 falleces en cementerios de la luz
donde las colinas legan sus paisajes,
feneces urbe resurgida interés en obras
 segundonas, una mitad expuesta a la luz de la luna
 desarrollándose galería de posterioridades,
mente del mundo que evita lo sucio,
 depresión industrial en los barcos del alma,
en tus muelles de la evocación. 
Transcribes nieblas, la bruma precisa 
que amaga al espíritu en el frío ropaje 
de las mañanas documentadas,
 de las epístolas vitales que dejas tras de ti,
 diarios de la materia comprensiva, artística vida




Park Row, Leeds, 1882, John Atkinson Grimshaw

dulcificas tu reverso en partes asumibles,
 músicas deambulando por tu sala espinal
 decorada de juventud, de silencios estéticos

 estabas sobre paisajes de fidelidad, 
sobre estilos luminosos de la vez,
precisas estaciones suburbiales del alma
remirándose a la luz de la luna, los muelles 
de la evocación pincelándose efecto,
 permiso, detalle, aspecto de ser, 
esa húmeda niebla de la extrañeza
alienándote noche




Portrait of the Son in Workshop (Small Antique Dealer), 1882
Konstantin Makovsky

mueres causa, accedes calle eléctrica
a una santidad colectiva, tema conocido
 como fundación de arte, una creación ambulante 
que protesta viajera en su parcialidad,
una psicología artística relacionando los colores 
de tu mente, las formas ponderadas, retratos
del aprecio en un juicio superficial, 
una otredad visionaria de los precursos​




Ciphers and Constellations, in Love with a Woman, 1941, Joan Miro

 ves el aquí elemento, realidad confortable
escapándose artista de las maneras,
 bárbaro arte que te mira firmamento,
un imaginario huidizo en volátiles lienzos

 colocas el pasado delante, un yo soy 
 pintura, forma parcial, constelación

 exactitudes celestes se estrellan símbolo
sobre tu laberinto mental, negritud primaria
de tus graznidos nocturnos, pájaro invisible
de la creación que no cesa

ves pintura el mar profundo del humano
 ofreciéndote partícula, una plaga de colores




Portrait of photographer, Christian Franzen, 1901, Joaquín Sorolla

 la época se mira atrás
diciéndose por qués, potencia de un arte,
siente las veladuras de cada obra,
 juega contigo como espacio, te retrata
ficción sobre el lienzo de los tiempos

 empleas procesos de certeza, impresiones
 serviles de un arte compartido, 
 la pasión mundana como magia vitalicia
 viviéndote época de prodigios, la ciencia 
 de los hechos iluminando tu retrato




Dans les bois, 1865, Albert Anker

el padre autor se abandona discípulo,
 pintor de los años entre las artes,
 asiste obras de regularidad en una jungla

el padre muere casa, vida pasando, invierno 
que muda en su estudio pintor

 sufres tu propio ataque paralizante,
sigues óleo que te pinta muertes

esculpes entradas que decoren tus actos,
 permisivos años de construcción artística
que embellezcan tu universo, 
y nombran nuevos




Lesender Mann, 1909, Albert Anker

los años pintan niños hacia la vida
como esposa, nacimientos tomados de cada dibujo,
asisten estudiantiles al universo como viajeros
de la vez, conocen las obras del continuum 

se cartean padre de todo deseo haciéndose pintura,
 primaveras de regreso, dibujo viejo fumándose 
 vez, una exposición del círculo 

te casa hijo de las veces, mujer de bosquejos
 que te retratan niño adormecido, fondo 
que te mira mujer vestida de oscuro




A Wounded Danish Soldier. Elisabeth Jerichau Baumann

casado con tus obras partes la vida 
en colores dominantes, la luz que resiste 
 erótica en el sentido, un arte localizado
en los harenes de tu imperio vital, 
la diferencia pictórica que te imagina  
casada con la escultura infinita,
una obra materna

eres cuando desconoces, eres hecho extranjero
a tu mente, una exposición de la memoria,
una juventud de imágenes olvidadas
variando su ruta neuronal, eres viaje 

 retratas prolíficos retratos de historia
 herida, de años reencontrados en galerías
del sueño, inspiraciones viajeras orientándose
entre tus harenes neurológicos

dejas países temporales, estudios 
escultóricos del regreso al después
por obra de tu imperio




What is Truth. Christ and Pilate. Nikolai Ge

la sombra que no duerme es un silencio
que no cesa de decirte, ligera arquitectura
de las figuras posesivas, una disposición invertida
de tu percepción presentándose símil, 
 ejemplo, capilla de huéspedes laterales,
 tabla pía de las procedencias

 naces origen, migración de siglos, muerte
y niño criado enfermedad, siervo
 matemático de físicas universales, un artista

 pintas tardes testamentarias que elogian
tu liberalidad, conservas la ilustración
del bien prohibido, la autoría de tus blasfemias
literarias, arrojas de ti el juicio admitiendo
 la academia de los años, te expones 
arte inacabado 

mueres después, mueres figura violácea 
en el centro de tu propia obra, dorado
 lazo de la suntuosidad, fino 
brocado de los interrogatorios extremos,
 la enojosa figura que frente a ti se sienta
con una soga en la mano. Tu perfil 
 figura tonos de cálida policromía 
cerrando el horizonte

 las figuras obran anatomías y tipos 
mentales, repiten la tablas pías 
de las procedencias como leve pasión 
participativa, un retablo de santidades,
de manos y túnicas sin nombre, 
la duda extensa como un taller 
 de los antepasados adornando la historia

tu fondo preside arcos de luz, una puerta
ulterior apenas entreabierta, ventanas
 laterales que observan paisajes y arquitecturas 
como árboles frondosos, esa tenue policromía
 que pende por detrás de ti, la críptica
geometría de tus escrituras pintando épocas

el destino es cruce de voluntades y misterio,
un trabajo de vidas benefactoras cambiándote
el rostro, un castillo perdido de supuestos,
 dibujos coleccionados entre tus manos

vuelves allá historia, materia sin respuesta 
escribiéndose hombre, arte del allá,
te haces filosofía

vuelves retrato de prolíficas historias,
mensaje resurrecto, versión de un entonces 
en el imperio de tus años

 los años vuelven pintura del tener, 
 sujetos de las frases permisivas, una ciencia 
 del oro espiritual profetizando imágenes ,
violácea figura en el centro de tu obra
 tomando el mundo entre apolíneo y dionisíaco,
una escritura de excepciones

la vez fotografía puntos de partida, soluciones
a tu centro, la luz arqueada de tu fondo
 hablándote sin voz el arte 

la pintura profesa tu imperio vital,
los recuerdos de un amor inquebrantable
 respondiendo a tu solicitud, los retratos
que te llevan el día en su materia




I and the Village, 1911, Marc Chagall

 materializas a los demás en una arbitrariedad 
inexplicable, una ingravidez creativa 
visualizando fábulas irreales

 la ilógica de las apariciones deriva 
como un río de lenguajes revelación, 
la experiencia flota amante musa 
de los años

el mundo es infancia vegetal, la arbitrariedad
de un ensueño y su nostalgia

el yo construye mundos secretos, miradas
 ingenuas de la inmediatez, coherencias 
de lo concreto que se adhieren a tu piel,
una insistencia imaginativa fuera 
de toda lógica aceptándose como yo. 
sustancia de vida, un viaje intelectual

 el momento embarga formas, funde
 sustratos profundos de la vivencia, personajes
que arraigan en tus hechos como particulas
de un repertorio vital, imágenes reducidas,
un vocabulario gráfico que se encarna
 memoria, olvido de una unidad indisoluble,
símbolo

el poeta de la cabeza hueca
es plenitud del mientras, un otro paterno
que te priva de aquella consigna olvidada

el yo se momifica en el apenas, esa síntesis 
que te posee de brillos se emancipa
 de lo real, aprende sus rasgos aparentes,
 imagina mezclas lógicas del espacio, narraciones
 del tamaño que agreden toda ley aceptada,
 las enseñanzas que articulan lo diverso
en conexiones figuradas, tu fondo

naces origen, una inquietud de la energía,
naces arte de las estrellas que te llevan 
partícipe de toda renovación, naces disputa
exigente que te vincula a la tierra
 llevándote condiciones, un peregrinaje 
de vuelta




Honfleur, The Old Wharf, 1825, Camille Corot

indicios natales en casas palaciegas
 que marcaron lecturas, ilustres naturalezas
 manifestando su deseo pictórico al aprendiz,
 dibujos familiares que vocean su arte

 primeros pasos de las impresiones 
 rebeldes instituyéndose juventud,
 herencia de paisaje, sólida frescura librándote
del sentido, trozos de quizás pincelados
en tus ojos como peldaños de historia 

bautizas tus retratos con nombres
funerarios, con años causales, muerte y
 sepultura de naciones, de academias, 
eres alumno vitalicio de un liceo invisible

tu género aéreo pinta miembros aprendidos,
 cultiva paisajes coronarios que preceden
al camino, claros revolucionados por impresiones
 radicales de imprecisa fidelidad, una óptica 
 atmosférica de luces expresivas

tus revolucionadas miradas temporizan
con singularidades, maduran alternancias 
fragmentarias carentes de narración, 
paisajista del alma viajas frecuencia 
en bosques trabados, contraes empeños 
de renovación aéreo género

 irás vez más allá, aserto del siempre
dándote volumen, un cuadro que atravesara 
todos los tonos, toda diferencia

 tus bautismos obran percepción, polémica,
 poemas críticos al filo de la vida, elogio
vacuo en los salones del ego

ver la luz masiva perfilando los árboles
cada mañana, cerrar el después con los detalles
que se recortan sobre tu pecho​

 ahondar estilos al ir vez que conoce,
  campos gráficos como trabados bosques
​ donde exponer universos, la adquisición
de partículas que el tiempo subasta
 en los salones del ego

volverás vida en los paisajes, itinerante 
 obra por puentes exponenciales donde los años
 eligen miembros aprendidos 

hierático clasicismo te ofreces encuadre, ideal
naturaleza que te entiende como universo aparte,
 presencia cambiante de figuras fragmentando
tu estar, una recreación de los colores
que te impregna de luces

en amaneceres crepúsculos de luz difuminándote
 campo, íntima sombra, matices del reflejo
  solar en los ocasos de tu ánimo. Color, padre,
matices, madre, un telar de tonos vocálicos
que rodeen mi alma. Avanza, hijo, da tu lengua
a los pájaros que regreses al futuro

 largo viaje de la densidad fascinándote
de luces y misterios, de sones monumentales
 pintando mundos en formación, poéticas
cromosómicas como puntos de apoyo, colores

coronas paisajes de aprendizaje al observar
pasivo la exactitud natural, una muerte
antigua como destreza del alma
al componer sosiegos, la sólida frescura

tu fidelidad al origen se contempla entonces
sencillo aire, una libertad inexcusable,
la impresión de un largo viaje

 serás innovado proceder, un arquetipo
 que da su herencia al sentido, una estética
fragmentaria definiéndose todo, un paisaje
 pensándose entre tus ojos, frescura diestra

la mirada se acostumbra al brillo, queda
 bruñida de los reproches del saber,
bebe la buena música de la tierra​




Gran cometa de 1882, Jose Maria Velasco

 notas ideas viscosas reptando costumbre 
por los siglos, tradiciones mitificadas
 representándose paisaje por tus geografías,
 lugares de consciencia independizándose
del yo, intelectos que se recrean mundo

su poder conceptualiza inteligencias, artes
 estrictas que se llevan los lugares
a los valles de la descripción, propone
 orden en filigranas de paisaje sembrando
 tradiciones, marcas polinizadoras 
sucediéndose en la diversidad

su impronta dora imágenes
sostenibles que difunden el verbo, una simpleza
mimética de los frutos de la imaginación.
Meticulosos elementos otorgan singularidad
fisionómica a tu comarca espiritual, cielo cálido,
 luz de nubes, montes de observación
 interna, espíritu fecundador. Tu estilo
se contempla naturaleza transformándote,
 se verifica interior, te piensa tiempo,
meticulosa síntesis de los elementos

 conocida la simpleza, renaces niño apasionado
de nocturnos mentores, de las formas visibles
que figuran la vida humanamente redimensionada 

aprendes lo que enseñas al decantarte
 hecho, un dominio constante que te mira
 de forma creativa, una sensibilidad manifiesta

 la visión aprehende los elementos, esa paz
meticulosa de de lo panorámico, un eje
 de entendimiento que perdona sus errores

 sugerir formas compendiadas en la dosis justa,
un lirismo fisionómico de lo peculiar,
 significados ideales que incluyeran motivos
por los valles de la descripción, la dosis justa
en palabras distinguidas, lugares episódicos
de la mente figurando vidas, el celaje
 histórico profanado por las nuevas mitologías

regálame maneras que luzcan invención
en imágenes arcaicas, dame ritos honorables
con un sincretismo visionario por el valle
que tu alma surca con velas desplegadas,
dame vías por símbolos, mánchame urbano
con síntesis absurdas por el valle de las dudas

 puedes ver la aprehensión consciente, la obra
 inscrita en tu dorso desnudo como un discurso
 científico que ideara identidades, la arqueológica
 presencia de tus lugares ancestrales escogiéndote
 episodio por el valle de las ilusiones





Edouard Cortes - New Bridge/Boulevard de la Madeleine

cortés naces ascendencia en un mar
 cercano, cortés habitas el ser como realidad
que te envuelve en tus años, belleza
 primera rotando crítica en preguntas 
 del sí mismo conociéndose poema, 
 totalidad escénica desarrollándose paisaje,
 urbe, sistema nervioso cósmico de infinitas variantes, 
 luz de estaciones de una paz iniciática,
la alternancia herida como arte 

 cortés cedes honores mundanos, causas,
 convicciones inmovilistas, sencillo círculo 
de la belleza primera que muere palabra
entre los galardones, prestigio en calles sin nombre.
Cortés robas galerías emocionales tras 
el tiempo llevado por la división, 
 pérdida escénica en las calles sin nombre,
 artículos mutilados por una mano de arcilla,
 orígenes familiares exhibiéndose patéticos
 desde el interés que apaga la luz de las estaciones,
 prolífico hurto de la belleza primera

cortés acompañas la muerte
como una música de los volúmenes 
a la escucha del sí mismo




The Bay of Douarnenez, 1897, Eugene Boudin


recibes segundos de oro en universos
solitarios antes de su muerte,
galardones de honor en artísticos seres
sepultados obra magnífica de su tiempo

conoces sin saberlo presencias poéticas
que admiran críticas el talento en tus salones,
las décadas que se pintan número
en las formas que recibes, en las impresiones
que plasmas final de una vida, de aquel universo
solitario que viaja ahora inspiración

viajas paisaje y costumbre, viajas calle y mercado
en temas del entonces, viajas costa
intercalándote irregular en los salones
de otras almas, estancias fulgentes
donde la vida aprende a conocerse,
la amistad de lo inamovible.
Te rindes a ella en homenaje, una gratitud
silenciosa que sobre los paisajes se reune
en exposiciones nocturnas

trabajas genios inabordables que mudan
su luz infinitesimal en marcos que se quiebran,
artísticos seres de leve exposición
a las noches de luna llena, ánimas
iniciadas en los corredores de un tiempo
sin espacio, no hay materia en su trasladarse

naces recurso del movimiento, impresiones
a bordo de sentidos pilotados por vínculos
celestes, un mar de ánimas liberadas




Seascape, Warren W. Sheppard

eras una marina naciente, una latitud
 verdosa con tu jersey hecho a mano,
vivías área de estíos como una cripta
de los mares, un reencuentro acuático
tras islas de aprendizaje, un arte movedizo
asentándose alma entre los avatares,
la vibración sanadora que se expande
desde el origen manantial
que abriera los portales maternos

esbozabas escenarios de traicionera arquitectura
sobre los planos de lo inusual

te exhibías cuerpo de luna naciente
desparramándote lácteo sobre los océanos,
 el diseño ancestral de un ingeniero desconocido

eras marina latente, muerte
que navega los reflejos nocturnos



Fra Turen Til Notodden, Theodor Severin Kittelsen


la lluvia antigua da hogar a tus rutas,
 viste de lagos tus montes sirviendo
 paisajes privados, tallas del alma
que como un mural copara tus ojos,
 dibujan niños que se evaporan

 ser nuevo es, conoce pero no sabe,
 razona nombres, registra lluvias

 vio la lluvia medida artística 
que fenece entre los años,​
arte del ser que inspira naturalezas, 
 ilustración legendaria del orden estacional

 mudas, das hogar a la lluvia, cercas
los años con arte lugareño, este tiempo,
este folklore ilustrado que recopila
estaciones, los cuentos de un troll borracho

 estudias fugas, regresos ficticios,
  la naturaleza inspirada paseándose
en el mural de tus ojos, este tiempo
feneciendo entre los años, tu hermana
como un faro lugareño escribiéndote poemas
mientras los niños se evaporan

 naces provincia de las tardes
 dibujándose entre las nubes




The suckling child, 1894
Ex-voto, 1892
They Still Say that Fish is Expensive!, 1894
Joaquín Sorolla

tu luminismo estiliza los siglos, surge mediación
entre tendencias, proyecta espacios de una luz 
travesera pincelando las almas

 impresionas arterias y venas sin propósito alguno,
 radicalizas los colores en fundidos gruesos, 
 defines la visión del cambio. Impresionas 
el interior de los cuerpos 
con tus realidades lumínicas

 estilizas el nacimiento de los años,
 posteridades propagándose en las impresiones solapadas,
el nacimiento de todo arte plasmándose
 en períodos, luces que desembocaran
 color en los países, especias de claridad 
 proyectándose ser entre los elementos,
 reflejos de humanidad

virginal fundido coloniza las almas
 independientes, lugares nuevos, el libre acontecer
 de tus migraciones interiores, vida 
 entre los siglos estilizados, siglos extranjeros,
 orígenes despoblados, naturalezas artísticas 
que proveen al mundo viejo de crisoles
para los nuevos fundidos. Lumínica observación
 imagina temas, paisajes, una belleza nueva,
 significados puros del comienzo

vives cruciales desarrollos de la historia, 
 los cambios de sentido, la revolución 
de una nueva búsqueda, de respuestas 
sin esencia, los apuntes filosóficos de la otredad.
Y te lanzas tú mismo respuesta, lugar 
de identidades ilusorias ajenas al sí mismo
con la transparencia de un niño audaz

 pincelado amor que fluyes color 
 desarrollándote especie que tinta la oscuridad
en sus filosofías de inquietud

 legas centros mitológicos, asideros 
de una verdad perecedera como ámbito,
la obra imperecedera de tus días




Port Collioure, Henri Jean Guillaume Martin


la bruma melancólica figura paisajes,
el misterio de símbolos abisales
obrándose en íntimas liturgias, 
lecturas que suscriben tu melancolía

participas de la gnosis arcana
en el salón de las rosas, cruzan
tu paladar capitolinos decorados, sorbes
años de rendición palaciega

 teñido de poesía, caminas los paisajes 
como un misterio, rocías la atmósfera 
de secretos, de espíritus antiguos
que serenan tu paso, compones el aire 
de profunda alegoría, de ideas mundanas
andando de puntillas sobre la broza​,
donde tus palabras mueren




Poet, Henri Jean Guillaume Martin


en la cruz del pico una legión cabalga 
de nombres, fallecen título de algún arte bello

lleva el museo los nombres, palacios
del verbo en conserva, cromáticas arqueologías 
sin fondo de los grafemas

 la mañana nace calle, padre augusto
burilando un ébano afilado, nace madre
criando la constancia de lo orgánico​

 fallece arte bello, fue amante
de la gracia viajando poética
hacia sus revelaciones, una impresión
 espontánea que teorizara su estilo,
un pincel de las formas pequeñas,
 la luz de cromáticas arqueologías




Paradise Lost, Gustave Doré


 investigabas la blancura detallada
recopilando la obra de las formas
esquemáticas, los reflejos elementales
que ilustraran tus almas renacidas.
Hacías historia de volúmenes humanos
 escribiéndose en los desiertos

has relacionado años visionarios
recreando las muestras del delirio,
 sombríos bosques, ruinas, el caos
de nuestras visiones acusadoras.
Proveías a la naturaleza de reminiscencias
 reveladoras, teorías de lo sublime 

naces litografía sobre el aún 
 cobrándose tu juventud atemporal.
Te abren las obras puertas 
por donde el graznar de los cuervos,
 fructíferos viajes que dilataran el tiempo.
 Cronificas tus estancias doradas
 donde el mundo se ilustra de experiencia,
de las geografías vitales​

has implicado átomos ganchudos
que pasan próximos a tu piel
 como libros de peregrinaje: gustas 
de los hechos silenciosos, de la riqueza
 existencial acusada de inverosímil.
 El arte de lo cotidiano te fantasea
 microparaísos que se pierden
en un abrir y cerrar de los ojos, idilios
 de totalidad obrándose en pequeñas
comedias de lo divino, te versionea 
ligero de forma tus apariciones

falleces en cada brevedad  
sepultándote en los cementerios de palabras

has dotado de imágenes la esencia
 de lo clásico, pozos de fantasía
que se vierten en lo social 
como viaje. Tu peregrinaje 
es un texto dorado en la blancura
detallada, las imágenes irreales 
de los suburbios de tu alma,
las lúgubres visiones que te ocultan,
los ejercicios de la fascinación

hacías fotos en sepia como dorados
braceos con lo personal, los nombres
de tus nacimientos como estrago.
Y fallecías de nuevo creyéndote
la causa de ti mismo, la muerte 
de tus lugares, una sepultura de palabras
sin nacionalidad ni origen conocido,
tu familia, tu pareja, tu educación
 en liceos del aire sin género,
tus historias de los volúmenes humanos
en pinturas de galaxias que se hermanan,
los enigmas fabricados como acicate 
ilusorio para los caballeros de la mente

dorabas los estragos del artista 
esculpiendo países quijotescos 
de un ingenio a corto plazo,
 de manchadas comedias de lo divino
  imaginándote lector, artista, un teatro 
del ellos y del ellas entre los siglos

te versioneabas lustroso en las galerías​
de lo cotidiano, las callejuelas de una blancura
detallada, retratos del plasma resultante
de las infinitas colisiones de nuestros microorganismos



Odilon Redon

 Underwater Vision, 1910
Buddha Walking among the Flowers, 1905
Christ in Silence, 1897

contemporizas con tus impresiones, 
un sino de gustos idólatras, trabajas
sobre blanco y negro los colores
como un príncipe renacentista atrapado 
por el arco iris, símbolos supuestos 
del sí mismo. Empezaste murientes obras 
en tu floral naturaleza, volcanes 
del sueño azaroso, y más allá
de los límites del mundo

naciste del vino, de sus corrientes
subterráneas preconizando ignotas realidades,
retratando museos como años,
 personas del ser sin nombre; naciste
 oronda primavera de las flores
avinatadas feneciendo en tu sepultura,
nación de familias vegetales educando
a sus alumnos pintores, sus movimientos
simbólicos ocupando los conflictos.
Tus miembros son siglos indistinguibles,
legiones del honor artístico

pretendías arte de lo invisible,
su riesgo de símbolo cegador extirpándote
los ojos, un mundo de onírica apariencia, 
desapariciones ancestrales como ánimas
 de la forma, humana pesadilla

pero significabas silencios, obra 
 intraducible, palabra feneciente
sobre tu sepultura, la indeterminación
cuántica de tus experimentos, la sugerencia
significativa describiendo misterio, 
 principios herrumbrosos que escapan
 de la naturaleza percibida, de toda época, 
 un arte desacostumbrado a la cabeza: 
sajabas los bustos pétreos 
de donde colgaban arañas sonrientes

yace en ti lo inmóvil surcado
de impresiones, artificiabas los cursos 
subterráneos del todo como un amante
 literario, un poeta de la historia,
viviente mito materializándose ciencia,
  arte de los reflejos referenciales
sumando imaginaciones, cuadro
de la mezcla cromática de realidades,
 de ficciones vigilantes del sueño, 
de consciente e inconsciente acechándose

así la fantasía como un caballo blanco
mezclándose con el gentío, pagana
ciencia de los animales imaginarios, industrial
maquinaria de los iconos poéticos
sobre la corriente subterránea, el vino
primordial derivando en mística extravagancia,
 en claves de futuro suscitando realidades

los años cultivados se matizan
más allá del blanco y negro, te van
 rondando litográficos con lumínica ganancia.
Sí, te alcanzan como leves acuarelas,
 como temas oleaginosos del ser
ensimismado entre los mitos, partículas
 alucinadas de una visión interior

 obras inicios en tu épica curiosad, 
te opones a las corrientes impositivas 
que dominan las épocas, a la impresión
general: experimentas el color
desde lo extraordinario, dibujas 
 mismidad llamando a los orígenes 
por dar vida a tus flores fenecientes, 
das maneras humanizadas a lo inverosímil
 como leyes verosímiles, pones 
posibilidades al adentro 
con una ilógica invisibilidad

admirabas ciertos pozos literarios
que te ilustraban sobre la oscuridad,
 leías en la amistad la estrechez
de toda ciencia, estudiabas la osteología
como evolución mortífera de los reflejos.
Sí, en el cultivo de los años fundabas
arte como independecia del poder,
hasta exponías tu propia libertad
como separada de él en los salones
de la estupidez. Sí, ese cultivo
 oficiaba las migajas de tu vida.
Obras el después como símbolo,
 acuarela leve de tus flores feneciendo

has biografiado tus formas esculpiendo
las anónimas guerras de tu ser, 
un álbum de ríos novelados bajo tierra,
 el culto a tus años sin nombre,
a tus apariciones decadentes.
Brindo por ello con el vino salvaje



Alley of the Summer Garden in St. Petersburg, 1869, Ivan Shishkin


estrechos disociados de tus movimientos
mentales, divagas perezoso en tu república
de grados y de líneas, en tu gimnasio 
de los estudios escultóricos, tu arquitectura
mental, esa escuela de los años, un imperio
 de las artes santificadas por el oro
del espíritu, por todo lo ulterior.
Y lo anterior

tu santidad vive el tiempo 
como un trabajo imperioso, un arte
 del regreso, un círculo de itinerancia
 acuática partícipe en el todo,
tu exposición al mundo

eres planeta descubriendo astrónomo
otros planetas, su atracción, su masa, 
 llevas los nombres que fragmentan 
en método tu visión, pintas tu búsqueda
de absolutos por engullir naturaleza. 
El arte del regreso encarna 
nuestra singularidad como un lema
del vacío, ser vida artística obrándose
  revelaciones, una belleza que esplende
su vastedad por las planicies de tu alma.
Tus métodos encuentran períodos,
 desarrollos formales del símbolo,
 naturaleza muerta, poemas de inspiración
  salvaje y solitaria. Se desnuda 
ante ti la montaña en tardes de conversión,
sus miembros como restos de tu imperio
 profesándote sus colores de tiempo 
en los paisajes de su escuela

has coleccionado artistas en las galerías
de tu alma, has pintado las columnas
analíticas de tu mente, naturaleza
muerta de tus florestas artificiales 
dibujándote el rostro, grabando tu alma.
Eres dueño de las estaciones, resides
 en el sur y en el norte de tu santidad,
 allí donde tu análisis no llega, 
donde se pintan los paisajes oscuros,
frondosos, donde tu poética es bosque
 salvaje, animal y ave de lo ignoto.
 Sigues nombrando muertes como cuadros

tus calendarios son lúgubres gobiernos
 fundadores, una exposición itinerante

 eres dueño, eres aldea del sur
y del norte donde tu santidad
 se viste de paisajes, de hallazgo
repentino, de muertes frente a tu caballete,
de cuadros como monasterios estelares

tu república de los grados y las líneas,
 seno y coseno de antiguas raíces 
sin etnia, sin tierra, padre que comercia
con los años instituyendo el abandono
como escultórico estudio, la arquitectura
regenerativa del tejido cosmológico,
 la forma como tiempo, el imperio 
de las artes santificadas por el oro,
allí donde nace la materia. Grados,
líneas doradas atravesando gráciles
tu vida, tiempos complementarios 
en el arte del regreso. Y regresas 
en tu circular itinerancia a las aguas
de la madre, a los años como piezas
de rompecabezas, grados, conversiones,
desnudos los miembros de tu imperio
tiñéndose de luces, de catedralicios tonos
del color y del sonido, talleres
del alma revelando sus paisajes
 en la escuela de una anciana santidad

 partícipe en el todo te expones
a los mundos con el arte de los universos

aquea columna, dórica, jónica como análisis
y síntesis de la naturaleza: adquiriste
la grandeza de tu propio cosmos,
y la oscura frondosidad de tus paisajes,
vida artística obrándose revelación.
Esa grandeza no tiene dueño,
 poética transhumancia de tus estaciones,
tus bosques, tu planicie



Christmas-Time, The Blodgett Family 1864 - Eastman Johnson


tu trazo oriental retrata amoroso
las costas pictóricas del conocimiento

contienes vida, una espina antigua
que te urge como carbón encendido
en el papel ardiente, ovales lienzos
ungidos con las premuras de tu espíritu.
Tu trazo fundaba metrópolis sin nombre
 como accesos de saber, escenas
cotidianas de tus gentes cercanas
con sus pequeñas prominencias personales,
 tardíos maestros del arte de la vida

¿recuerdas cuando cabalgabas libre
de todo fugitivo pensamiento? Describes
el pensar esclavo de cada amanecer,
parcelas tus actos como agentes
de destino, te apropias de la distancia
con la luz que emanas: líneas
que como un niño trazas a tu frente
de la mano siempre de mujer
soñada. Te mira desde la eternidad.
 Sin ella, sombras de incertidumbre
se proyectan sin curación posible.
Has cosechado momentos como luces
internas abriéndose panorámicas,
 has capturado lugares y gentes 
en tus parcelas de destino elevándose
como ruego

cabalga, huye de tu esclavitud 
mental sobre el papel ardiente

apuntala tus tiempos de buenaventuranza
en duradera observación o cimiento

tu obra pastorea entre lecturas,
 presume capítulos de tristeza,
de prontas posibilidades, de emancipación
mística, de oscuros éxodos por valles
solitarios, de claves para un nuevo avance

naciste amoroso trazo de niño
 augusto, de calle apacible, de maestros
tardíos poseedores de una fraternal 
autoaceptación, de serviles años
a las pictóricas costas del conocimiento.
Frutas puntiagudas colman tus islas

 varías color al reflejarte, invitas 
a la mirada a contemplaciones 
ancestrales por retratar tus símbolos,
 por relacionarte invisible, por enriquecer 
al niño con tus puertas
de salida, tus árboles sin tejado.
 Propones percepciones alternativas
 que apoyen la oblicuidad de tu mundo,
 una alegre suficiencia espiritual

la esclavitud de tu pensamiento
oscurece la vida, papel quemado

completabas guerras complejas
contra tu propio análisis, interpretas
 longitudes, la escolástica descripción
de tus movimientos con la urbanidad
de todo un sistema filosófico, apacible
calle de las esclavitudes, doméstico
saber de las pequeñas canciones 
cotidianas. Has plantado vida
en cada actividad como un ruego

rama paterna a tu izquierda, 
rama materna a tu diestra,
eres siempre brote joven como espina
del árbol que se enciende. Suenas
y resuenas en la danza de los niños
bajo su mirada eterna donde me abismo.
 Oyes su paso a veces, el umbral
 en las puertas de salida, se retuerce
el mundo en tus éxodos oscuros 
figurando cuerpos. Arriba, ventanas
 opacas ocultan la piel que supo
la noche como un ruego

me dejaste deberes y pánicos,
retratos del nunca intransferibles

eras una artista de vida especulada,
eras tiempo cambiante mirándose
en mis costas, vacua certeza 
de la intimidad, tu soledad retrato
 de las escenas cotidianas, gentes
cercanas habitando mis bahías 

era sentido diurno haciendo camino
 como el carboncillo sobre el papel
ardiente, un desfiladero de segundos,
de centímetros encendidos sin historia

binario contraste, el uno es cero
y uno, él y ella, ramas opuestas
que se encuentran, una composición
oleaginosa abandonándose al tiempo

me visitas como una frontera
bordada de lagos, un viaje de los desencuentros
 poblándose de guías espirituales

eras una artista de inicios y aprendizajes
 litografiándome el alma, un patrón
paterno que gobernara en mis costas
 señalándome los faros nocturnos,
un oficial de obra reparándome desperfectos,
un navío circulando por mi hígado:
traías las calles apacibles, blancos
hogares de lo inamovible

era inquieto movimiento, un desfiladero
de colgantes retratos sobre la arenisca,
 una probabilidad inabarcable en el regreso

retratas materia inclusiva, riqueza
 figurativa desprovista de nombre,
tu individualidad conocida en la rutina,
 una escena que se pinta a sí misma
con los leves cambios del día a día

retratos del quizás estereotipándose
 como realidad, apuntes de tu rostro
en otros rostros reconociéndote,
 detalles movedizos como lagos de frontera

la luz te atiende como fuente
de microrrealidades, recurso de formas
 estudiando materia, lo que no es

sí, tu obra pastorea en las cosechas,
 arándanos y fresas en la boca, puntiagudos
frutos de tus islas picoteados
por las laboriosas abejas del saber,
 hidromiel en lienzos sin género
procesando información desconocida,
mapeando la obra de la inmensidad

tus muertes fueron verdes bosques
atravesados sin forma, portales
sin lienzo ni papel cortesía de los cielos:
no había estilo, ni realidades, ni materia,
sujeto y objeto fundidos en sumaria
ejecución despedazado el carboncillo.
 No había arte, era un punto
de partida. Sí, tu obra campa
entre los arándanos y las fresas puntiagudas,
 una isla indígena de la emoción pura,
 sonido y furia de inaprehensibles lontananzas

tus miembros ligan como la mayonesa,
saben a éter, casan con mi entorno

me visitabas, sí, hermana entre lecturas,
indígena tierra de intimidades
atravesada, frecuencias cromáticas posando
en mis sentidos, viaje centrífugo
hacia mis propias puertas de escapada,
un monumento hecho de islas

fuiste mar, fuiste el más allá, centro
y fuga de todo arte, eres vida
regresando obra retratista

regresas llamada, blanco hogar, patio
trasero desbrozado, un huerto de frutales

te miran los siglos, y eones de vacío
con el flemático frío de las estrellas
viejas, te mira un final pintado
en tu frente sobre líneas, regresas
como un ruego



Grey Line With Black, Blue And Yellow, 1923, Georgia O'Keeffe

 temprana hierba nace en tu casa 
 de prado y sol,​ cálices aromáticos van
 trotando por estas eras maternas,
vigorizan todo por quien nombres, 
eras conde de oblea y vino ​

toda hierba se solaza de fe llena
 como una artista especializada
en los paisajes del sol, una madre
asistiendo al sagrado corazón 
de las cosas, un huésped traído
 del más remoto vecindario. Quedas
 virginal en esa fluvial fraternidad ​

y mudas arte en tu matrimonio 
creativo, abstraes formas genitales,
 una hierba fresca negando consistencia,
 una sexualidad alimenticia tomando
tu tallo, retratándose nacimiento.
Tu casa de prado y sol te une
al tiempo, falleces herbáceo 
por el jardín trotando como un cónyuge
asilvestrado, un lerdo elemental
en los ciclos del universo.
Míralo, te columpias virginal
en ese río de las fraternidades,
esa ligazón artística de los contrarios.
Acosas a las moras y arándanos salvajes,
habitas las pinturas lanceoladas, globosas
moviéndote el alma en sus bodegones,
la floral abstracción de tu mente
femenina sobre el paisaje de tus miembros,
ciencias menudas, letras distinguidas
compadreando en las arbóreas academias.
Presides una libertad sempiterna

 comienza el abrojo su arte, eneldo
 serio instituye sus lecciones ilustrando
 el paso estacional, enseñando tiempo;
te estudia cada verano entre tus filosofías
 creándote temas de causa y efecto:
"si todo cambia forma a tus sentidos,
¿qué se te escapa inamovible?
 ¿Qué Es?", susurran sus lacinias
de seco amarillo. Y te acercan
 su arte como acuarelas virginales,
 dramáticos dibujos de la abstracción.
  Llevas su maestría al columpiarte

has servido a esa emisión anciana
  sellando armonías inexistentes, parajes
oscuros de celidonia y aciano invasores
 ​
reverdeces en nuevas inspiraciones
para pintar los cráneos de civilizaciones
antiguas, la muerte de lo cambiante,
 luisa fresca de tu fe en las semillas

tu muerte fue una impugnación
tras la voluntad amagada, un patrimonio
de haceres y planes, de sucesos cerrados,
un hogar fantasmagórico como tema
donde la montaña te pertenecía,
un legado de esplendores en la hierba​
 alojándose entre las estrellas

hierba húmeda haciéndose leyenda
como espíritu que vagara por tu drama,
  audaz singularidad explorando la abstracción,
 ese pasar de los elementos como realidad
  aceptada, como mundo, la belleza
de tus ojos impregnando imágenes
y grafías, mudando en tu matrimonio
creativo, pagando cuerpo su precio.
Húmeda hierba reconociendo biografía

tus lecciones de humildad claudican
 en el Ello vigilante, te estudian
desde banderas​ de ansiedad y tiempo

 insustanciales bienes lucran vacíos,
seco abrojo inaugura materia, propiedad
 histórica, naciones como museos​

 compras despueses que sufran
 de inmediatez, muertes novedosas
 enterrándose ceniza en sus principios,
 ​ y mudas de permanencia a nuevos pasados:
el tiempo es un hogar fantasmagorico​

voces herbóreas estudian tus posiciones
 febriles dejándote casto y ungido
 de libertad​ sobre el lago de la creación.
  Mientras, la ciudad y sus galerías
administran futuros, vanguardias en quiebra.
  Estabas, creabas desde la mímesis
inconsciente, formabas Ello en olor de
 trementina, enfermabas de mundo​
 enseñando tus febriles posiciones.
​Y eras sin embargo virginal

 fosilizado efigie en tu hogar fantasma,
 la hierba numerosa y la tierra
húmeda te redescubren insecto​

el universo vehemente faculta
tu aprendizaje, se entera de tus ideas
como un instructor desenfocado, estabas
 desorientado en tu experimentación,
  te alejabas primaveral de lo aprendido,
 enseñabas pues un pensamiento
 fundamentalista en las fauces del movimiento.
 La hierba tersa te dedicaba sus acuarelas
de invierno, su universo​ virginal

cuidan tus manos el barro circundante,
te enseñan pastizales donde reescribirte,
 te regresan a tu humilde fragilidad
al final del día. Mudas cónyuge sin años
 diseminando tus cenizas sobre el cuerpo
de deseos en tierra ahíto, tu hogar​

 el viaje de los gozos varía
 su curso, irisa en otro orden
 los valles y portales de la mente​,
 enseñan el amarillo del abrojo
en los benévolos veranos​

enseñas lo que aprendes gira
como un vuelo columbiforme
  completándose en abstracciones novedosas,
​ en sensaciones arborescentes​ sobre
la hierba húmeda. Dices de galerías
urbanas, de cosas que tiempo se alargan,
 te muestras columbiforme sobre los años​

no conoces, piensas menudeces espinosas
 que te retraten la especie, silencios
imaginarios que te revelen
los contornos de la hierba​

enfermabas de mundos sufrientes,
de colapsos pictóricos en tu hogar
fantasmagórico, visitabas los años
 como acantilados que colorear
 con inspiraciones prestadas, como paisajes
mentales de las buenas intenciones.
 Visitas hogares del símbolo poetizando
 las plantas alucinógenas sobre la hierba.
El​ viaje de los gozos acampa
de nuevo en los parajes oscuros,
la menudencia de tus pensamientos ​
en los portales de la mente

 adicionas principios a la cabeza,
  departamentos normativos que van
secando la acuarela, vibrantes
vistas que se apagan como ocasos.
Ponen los amaneceres nocturnas
  por diseñarte una verdad fugaz,
la acuosa sensación de un azul
  pulsante que iluminara tu horizonte.​
Dibújase la hierba al carbón rotunda

vivías la ciudad en adúltero caos,
 rugosos distritos cuarteados por pandemias
 de asfalto y hormigón, imágenes preciosistas
  terminando en soledad, la eliminación
de todo énfasis en el significado
 cosificándote​ sobre sutiles temores.
 Se vendían emociones por minuto
en la subasta del mundo​

 fueres retrospectiva, tus galerías
te arrastraban en esa exposición
 fotográfica, desnudaban tus sensaciones
por retratar fragmentos de ti,
su dolorosa equidistancia, tu mirada
 como un perpetuo interrogante sin vida​

 aceptabas esa muda constante
del tener pero evocabas un centro,
 un iris estelar que negara tu insignificancia,
  la validez de tus interpretaciones ​

en los años de divorcio creativo
 te esposabas a restos vitales, una colusión
destructiva de todo sistema de pensamiento,
 a palabras que evitaran cualquier relación​

tu lápiz honra memorias, elige
 miembros dispersos del cosmos
y los toma como pan de cada día
 ​
se te dio un lugar, una gente
 en quien reconocerte, la prominencia
 de lo sensual en imágenes festivas,
 suelo fértil de la creación, la llamada
constante de un querer que aplazas​

y mudas hierba menuda de horizonte,
tú, hábil y preciosista noche con lunas
 de triste reinado​ en tu iris​

 perdiste concreción, te ganó
la periferia celeste como ayuda​

las galerías urbanas, fueres retrospectiva,
  prensaban tu voz anónima, la forma
de cada momento arte

y viajas en el caos explorando
las escarpadas cumbres emocionales,
 los desiertos cercanos donde terminan
los romances, el árbol de la vida
santificando la hierba, brizna
a brizna como fragmentos de totalidad.
Tu silueta contraría a los cielos
  capturada en nuevas perspectivas

el museo urbanita, fuere retrospectiva,
  obra su ruido en constante exposición.
Y aún así presides una libertad
sempiterna que honra el carbón
de tus átomos, tu lápiz otorgado.
Admites la vida y la muerte

 extiende tus kilómetros de hierba
por colinas y playas, tus pies de roca
en plazas y arquitecturas distintivas, eres
la escala también hacia tu luna
triste, la celeste ventana de los años,
 el tallo laborioso que custodia
a tu insecto, piedra y hueso del mundo
que te forma, la arquitectura del paisaje
 que reconoce siluetas,​ solitario
 amante de tus aprendizajes hablando
con la nada, fantasmagórico hogar,
 explicándote lo inexplicable como a niño
 de una hermosura virginal, intangible,
 lejano en corazón errante​

 acércate, crea tu ilusión, hojas
y hojas como momentos, vida
 estanca y llamada, un centro
 ilimitado imaginando especies,
  masa cósmica, islas libertarias
donde explorar tu ser, flores
de solícitas civilizaciones desconocidas,
benévolos veranos vibrando en cada hoja,
 salvajes niños con tréboles en las manos
correteando el horizonte​

hierba fresca, fueres retrospectiva,
te humedeces de individuos geniales
 que trepan su escala, son tras el ruido​



Checks game. Nikolay Bogdanov-Belsky 

deambulabas por los atributos
 de realidades paganas, formabas
  iconos de una belleza pétrea,
 minucias pictóricas describiendo épocas, 
la desigualdad aparente de las cosas
que como en procesión hacías desfilar
ante tus ojos, episodios de la Historia.
 Retratabas tu propio deambular
 como una mazorca a desgranar,
lanzando esa coronta a los cielos.
 Empezabas escenas de tema sencillo,
 realidades como paisajes que levitaran
sobre el horizonte, sabrosas coronas
seráficas que reptaran tu tronco
por formar iconos nuevos, grafías
danzantes de tu diálogo interno.
 Se entumecen tus miembros ambulantes,
piezas bondadosas de tu cuerpo, arpegios
descendentes de tu ánimo en el horizonte
que levita. Vasijas con tus cenizas
brillan prístinas por las esquinas
de tu vasto salón de los huéspedes

no ponías obstáculo a los imperios,
 seguías rígido las convenciones aceptadas,
 preferías la Historia, mito incluido,
  los paisajes petrificados deambulando
sobre el horizonte. Hay nobleza
en tu obstinación, un arte siempre 
desfasado, la maestría académica
de un álter ego invernal. Esa franqueza
infantil, camaleónica, deja obras
 de un poder intimidante: abrazan
  causas observables, lejana esencia

tus mitades se disputan los retratos,
  realidades, ironizan sociales sobre su época,
 demandan matrimonio en sus lapsus,
enviudaban para una nueva juventud,
 nuevos paisajes por el camino de la luz.
 Tus superficies son agua y pintura

siempre insatisfecho con tus líneas,
recreas hasta el dolor la sorda llamada 
de los seres ambulantes: quieres 
recuperar certeza, las partículas
 pre-icónicas, la natural enormidad
del no nacido, aquel artístico deambular
 entre las obras del universo. No alcanzas
 límite alguno, profano atributo, ni ves 
los afectos de tus seres cercanos. Deambulas
 totémico por el arte reseco de las piedras.
  Has asimilado principios y pertenencias,
los círculos, lejanos si quieres, de tu realidad
como símbolos de inspiración. Figuras
  influencias y obligaciones que te posicionan: 
aceptas las tendencias, una llamada
que se multiplica por segundos avanzando
tus vanguardias, momentos de conquista,
  la aceptación de las nuevas ideas,
 la rigidez que proscribe tus experimentos.
 Proporcionas posterioridad, prístinas vasijas
iluminándose a cada estancia

solías intelectualizar las épocas
como dudosos sostenes del arte,
  apartabas realidades inexplicables juzgando
el entonces, afirmabas el dominio
como causa de tus retratos amenizándolo
con el compromiso de lo moral.
 Eras un vasto cultivo de los siglos,
un petrificador de los iconos populares,
 un lapsus conyugal en el tiempo,
la niebla sobre el estanque calmo

naciste aldea ingobernada, icono
escultórico en el imperio de la piedra

y te rebelas como búsqueda
infructuosa de lo Otro servil
a los motivos sensoriales, la realidad
 presenciando tus absurdos heroísmos,
tus circunstancias como caldo de cultivo
de los temas aceptados, principios
 idealizados que se diluyen de nuevo
 con la gentil crudeza del vacío.
  Sirves a la proliferación de formas,
de géneros, de escenas a domesticar,
 de geografías humanas y no, de lugares
 como retratos manieristas que hicieran
naturaleza. Surges tema de figuras
 antiguas, mito creativo de posterioridad,
cuadro del pasado interpretando el presente​

sigue activa la piedra observándote
jocosa en tus prominencias emocionales,
 ríe volcánica ante tus paisajes

y propugnas flexibilizar tu rigidez,
 retratos de mayor intimidad, una psicología
de paisajes no tan idílicos, un arte
 del conocimiento que viaje por tu drama.
Generas extensión, círculos del círculo
que viaja, alejas tu visión de las ruinas
adyacentes burilando diversidades,
 historias últimas, un perpetuo apocalipsis.
 Sigue activa la piedra conociendo
hasta tu último pensamiento, tus obras,
tus nombres, las transiciones de tu mente
de volcánica libido creativa

educas a tu niño interior con los retratos
que impresionaron a tu alma, los paisajes
 activos de la mente como miembros
de una academia infinita, el arte
de una realidad inefable que te une
al vacío, los mares enterrados
en la helada fraternidad del cosmos

 literal tu siglo de estéticas anteriores,
el avance de tus vanguardias estilísticas,
de tus ideas estableciendo lo genuino,
  principios de tu nuevo imperio
que brillen con la rapidez del símbolo
en la perpetuidad del libidinoso apocalipsis​




The Garden Bench, 1882, James Tissot


pones comillas a tu elasticidad
espiritual, encuentras arte en quien 
tuvo un luego, una inmortalidad en vida
como medianímica conexión, materializas
 figuras, rostros desconocidos en el umbral
de los sueños. Eras señora del arte,
  cuadro completo de hermosura 
y fealdad, el domicilio de espíritus antiguos
 mostrando las luces de una naturaleza
apenas conocida. Llevan en las manos
los retratos que ilustran el mundo

solías hacer jaque a los países
y condados grabados en tu alma.
Tildabas personas, lugares, fechas.
Desfalleces en el bullir de las moléculas,
te educaron en una escuela de abundancia,
de hipérboles emocionales, de movediza
cultura, áreas de conflicto camuflado.
 Eras caballero de honores fatuos

son indiferentes tus creencias a lo que es,
a la naturaleza extrasensorial que te rodea
y eres, tuviste un luego. Tus ocasiones
son años desmenuzándose en el polvo,
 visiones de una naturaleza atemporal, 
una traslación de voces en ruinas,
la vibración de tu sistema solar

 es tu digresión sierva de tus tildes,
 median entre momentos, breves ilusiones 
de idea poniéndose de cuclillas
para una nueva conexión. Entras
 desconcertado en los años vírgenes
 convenciéndote de apariciones y conatos
 narrativos, de los sucesos y sus formas

vivías la abundancia en tu escuela
de talla y colorismo, de encantadoras
piedras grabándose en tu alma
 con la señoría de lo inmortal, la belleza
 de una fórmula matemática equilibrada

tanto eres como literaria apariencia 
o científico método, una fotografía
  ectoplasmática o la fuerza que todo cuerpo
induce, un destino en contacto 
con la nada. Tus contrarios se piensan
en modas pasajeras, calan en círculos 
de tiempo, eligen adeptos, chocan. 
Me mencionas los conatos narrativos
 de tu apariencia literaria, las propiedades
científicas de tus balances analíticos,
  la evolución de tus afirmaciones espirituales
 modernizándose a cada experimento.
 Ideas la astronomía de tus células
flameando con los vientos solares
a fundar nuevas Físicas, permisivas
 Matemáticas de lo augusto, la morgue
 de pétreos ministerios de la buena fortuna

 décadas de descomposición, de sentimientos
compañeros modelando tus jóvenes
teorías. Vas mudando vidas 
hasta edades olvidadas, relaciones
y transformación de tu mirada acomodada

el eco de tu apariencia literaria trata 
con la ciencia entusiasta del espíritu, 
las creencias de afirmación y negación
que retan a la razón como pasatiempo.
Son tus contrapuntos fantástico río
en los vientos solares, un académico hogar 
de personajes en los conatos narrativos, 
la aventura en el país de la niebla

pasas las vidas retomando plenitudes,
 los retratos y acuarelas que ilustran
el mundo, las órbitas y cuerpos
de tu sistema solar como testamento
de una creencia antiquísima: tuviste 
luego. Regresas de tus muertes
 como traslación de sus voces en ruina,
como apunte de una naturaleza desconocida

 nunca fuiste capaz de totalidad,
eres totalidad indiferente a tu creencia,
eres pérdida como transformación, 
 y desesperas del tiempo como espacio.
Pones en tus manos los retratos
 para una conexión que no perdiste,
 amas tanto la vida, que odias.
Décadas de despertares ignorados,
de naturaleza sobreponiéndose a sí misma,
 de espíritus ocultos entre tus pasatiempos

te exhibes serie de pasajes vitales,
  año inmisericorde con tu pasado, testamento
del bullir de las moléculas estilizado.
Es tu mérito la ilustración viva
sin convenciones de los paisajes sagrados 

 con tan sólo tu razón continuas
 el viaje transformando tus proyectos
 en nuevas formas que la duda
resquebraja, en ocasiones de luz
hiriente que impregne tu obra, realidades
 acogidas por tus testamentos inconclusos

tu suerte es un cambio perpetuo, férrea
mirada relacionándose con lo inconcebible,
 una joven divorciándose cíclicamente
de la materia, madre profunda del Ello
 al que abandona. Su belleza es amante
de lo múltiple, de cada época

sin ti proclama el mundo pareceres
revolucionarios, el compromiso de voces en ruina

has constituido magníficos movimientos
circulares de tu Historia al servicio de reflejos
 antiguos, revoluciones del tiempo que innovaran
 el continuum desde la ignorancia
y el olvido, años de superación, de valor

te vales de mi amistad ciega
 y me susurras contactos atemporales:
 se realizan en testimonios de trivial apariencia,
de exquisita prudencia, vaporosos paisajes,
aire quebradizo, una melancolía reposada
estirándose sobre la escena dimensional.
Tiempo, tanto como literaria apariencia,
 transcursos de una cotidianidad transcendente

 criticas tus tachaduras como vanidad
de certidumbre, restas belleza a tu eclíptica
personal cuando subastas tu modestia.
 Suma, libra tu aire del después, cuadra
tus niveles en el jardín de los momentos

 el seno de tu mirada acomodada
dio nombre a tus juguetes mentales,
 y cambia sus admirativas exclamaciones
 en las revoluciones de búsqueda.
 En tanto literaria apariencia se realizan
 giros y obras de grandeza. Tu amistad
 unifica susurros e impresiones del alma,
un último y precioso retrato de la vida

 desde mi ignorancia pude ver
la asiduidad de tus ocasiones,
 el desconocimiento de mi razón;
pude apreciar la riqueza
de mis carencias, definir
 estilos luminosos tras tu sombra,
la intensidad de los colores huidizos;
pude componer equilibrios arbóreos
de toda estética desnudos




Thisbe, 1909, John William Waterhouse


te adaptas como un escarabajo
 en las piras del mundo, atisbas
 a los dragones nocturnos 
por las esquinas de tu casa 
cuando la luna ruge a las estrellas. 
Te adaptas a la visión ciega
 entre las telas de araña
como un poeta de sotobosque
enrojeciendo ante su leyenda.
Tibios sonetos se derraman
en los episodios lunares 
como números cabalísticos
sobre los lechosos mantos.
 Has temporejado tormentas
como frágil bajel endureciendo
sus sentinas a cada golpe de mar.
Es lisa tu piel enamorada 
del conocimiento hablando 
a través de mis fisuras,
de mis paredes agrietadas.
Me culminas en flores de cerezo
que de un soplo desaparecen,
me incluyes en tu mito
como barján movedizo sobre 
tu piel rocosa, mínimo episodio 
lunar. Sí, eres referente
lumínico, un atisbo nocturno,
 parte sin mancha de toda visión.
Inspiras mi propio mito, 
el que alude al soneto primigenio

piras irreconocibles arden
en las islas de los amantes 

piras sin atisbo de signo enfrían 
mi casa en silenciosas octavas

vértigo y fuego se representan 
en los mosaicos del alma, siglos
como teselas del universo
en perpetua reconstrucción,
 gongorino romance de una fábula
convenida. Me escribes trágico
como tema interestelar, un amor
que aprecia su tiempo amante.
Enrojezco en su discurso,
me adapto a tu narración
como pareja de hechizados
bailarines, haces amantes 
conspirando contra sus hijos 
en los romances prohibitivos.
 Tu amor cristaliza en salazones
que ilustren el tiempo, su fábula 
atisbándose en el horizonte.
Me asilvestré en los poemas
 sin raigambre, la fábula encendida.
Mi historia arde poética 
entre los cristales rotos,
castillos en ruinas absurdas, cómico 
episodio de visiones caducas.
 Sueña la noche grillos libidinosos,
el lírico hablar de la hierba
revelando microscópicas piras
donde atisbar tus ojos.
Posaste en mi tu mano
de fantasías y lejana música,
de orígenes ajenos, de montañas
  alusivas a un amor primigenio,
de jóvenes amantes bailando
al lunático rugido entre mis grietas.
Mudas, noche, amarga sueñas 

 orientabas mis encuentros
 sentimentales mentando épicas
de la perpetua metamorfosis
ovillándose en tu narración​

te adaptas, sí, tu antigüedad
te permite atardeceres cristalinos
donde reconocer sensibilidades,
la majestuosa madeja de la evolución.
 Sitúas muestras de sol en mi piel
por donde atisbar el origen
del miedo, piras nocturnas donde
los amantes se avergüenzan
de sus formas, tan dispares. Bebes
de mi cuando recorro mi antigüedad
en el inmenso ovillo de los sueños.
Tierna, me cuentas tus historias 

 viviste el reinado del pesar,
 la prohibición de la mirada hasta 
descubrir su grieta, la separación.
Ibas voz atravesada por las hendiduras
del deseo, vez intensa de las noches
 sin silencio. Huías sin amparo 
por las moreras frondosas a beber 
de la luna entre los huecos
 de mi piel rocosa. Dejé caer 
mi verbo como una mancha
sobre lechosos mantos, las huellas 
de un creer antiguo, un velo 
de falsa certidumbre rasgándose
con el puñal cuidadoso de tu amor.
Me escondía en el lugar de las dudas
 conveniendo el esporádico abrazo
del mar. Dioses apenados incineran
tu ropa vieja que guardes nada,
 "cenizas de un magnífico columbario".
Se tiñen de púrpura los frutos de la morera 

y atisbas dragones nocturnos 
en pequeñas tramas ígneas,
amantes que se sonríen
en relatos ancestrales, majestuoso
ovillo de la perpetua metamorfosis
realizándose en los sueños de tus noches




The Shrine. John Williams Waterhouse


nos mira la casa del agua
desde el cielo nuevo, límites
que se desdibujan de estilos
y técnicas caducas, realidades
que llegan sobrepasándonos,
una hermandad de fluidos
emocionales evaporándose 
en el nunca. Contienes la pesadez
de míticas influencias en tu relato
entrenado, una continuidad invisible

la casa del agua abre el tiempo
 a los hijos de un comienzo, 
la conversión hacia una plenitud
sensorial, un impresionismo del ser
 dedicándote su saber, abre tus temas
al delante como misterio abordado.
 Me has imbuido de encuadres
desdibujándose, de símbolos
ramificándose fuera de marco,
 de vida engullendo los espacios.
 No decae la historia en el agua

me has vestido de relatividad,
 una composición compleja que estira
las mentes evitándose a sí mismas
en la humedad de este nuevo jardín.
 Me asfaltaste con la arquitectura
de lo pragmático hasta olvidar
mi alma proyectada en las cosas,
las partículas que danzan
en la oscuridad. La nueva casa
  vuelve a ornarse con los juncos
tersos donde surgen los niños

sí, tocas los invisibles flecos
de mi sentir con el aroma
de tu femineidad, secreta árula
a los sentidos que en la casa
del agua se visibiliza. Oyes
los pasos de amorosos recuerdos
 que en la quietud florecen,
bendices la luz que te traspasó.
Delicado arte brota de tus manos
que dan testimonio de tiempo,
 de tu andar tortuoso entre los valles.
 Te mira la casa del agua
sin severidad alguna tu piel dorada

y romanceas con la muerte, alondras 
de un reino ido visitan tu sepultura
que de yedra te viste relativo, eres
cónyuge divino, un arte delicado.
Me ocupaste con el movimiento,
ese impresionismo del ser,
esa hermandad de fluidos
que tanto te distrae, tu amor
como forma que simbolizar,
género, imagen, obra, la notabilidad
de tus sueños en una copa
que se ofrenda, tu odisea.
Romanceas con la muerte, divina 
esposa evaporándose al amanecer

tu secreto altar libera
sus esencias mirando a Acuario,
 delicado arte de tu santidad

has nacido tras cada muerte cotidiana
 en pinturas infantiles, regresas
al aprendizaje de tu obra, tu tema
oculto a los sentidos, delicado
arte de tu viaje interior reflejo
tras reflejo de vidas paralelas,
antagónicas, una creatividad sin género,
 las proyecciones del alma inagotable

me distingues en tu tema, me viajas 
como agua que se hiciera literaria, 
un claro en el bosque donde se sientan
los druidas, secreta árula 
de nuestro propio mito, tu influencia
dejando impresiones del ser, colores 
que se harán visibles, dorada piel.
Sales del sueño como oráculo 
con tus flores en la mano

me nombras realidad tangible,
divino cónyuge, y corre el agua
por el universo estableciendo su casa.
Hay una colina en la que me reúno
contigo, delicado arte del silencio.
 Me conocí a través de ti

nos mira la casa del agua, alondras
inquietas aletean en la oscuridad,
se desdibujan estilos y técnicas caducas
en este curso inalterable de la vida
tras la luz que percibimos




The beautiful lady without pity.
 John Williams Waterhouse


tradúceme sin piedad
tu análisis de la belleza, 
 dama ocasional que indisciplinada
 te hermana con las distancias
imposibles, con un querer
la vida que a través de tí
aprende, ese ojo infinito
que desprecia tu cuerpo
por inspirar al tiempo.
Precisas los sucesos
impíos que originen 
poema, tu romántica
 sinopsis. Marchito
deambulas al encuentro
de las aves cantoras

 con una tristeza sin nombre dialogas.
En tí motiva un bosque de encuentros,
narraciones hermosas del misterio
antiguo, de la probabilidad liberada.
Vas errante a lomos de montañas,
a cada gruta te entretienes, sueñas
seres amorosos a los que sucumbir
en profunda dormición, se te destrona.
Tradúceme sin piedad
la belleza de tu poema

era penumbra tu boca abierta, 
hambre onírica advirtiendo sueño, 
 pendiente del miedo gélida

una aflicción antigua nos subyace
debajo de cada arma, cada palabra,
de cada lanza, racional proyectil
de nuestras debilidades. Marchito
deambulas entre aves cantoras

 inarticulado me inicias en atracciones
poemáticas, pictóricas inspiraciones
arbóreas resaltando lo terrestre,
sin autoría, sin más canto que el color:
agónicos lirios de rocío reviven,
 de sol rezumante mi frente febril

me originas estrofa, soy verso
andante, cuarteta de las montañas
formalizándose arte, de ave canora
rima para un valle de valses, lengua
 absuelta de cualquier esquema

dama ocasional de mis predios
trayendo compleción sin distancias,
 belleza aún en los ojos del neonato,
la niña alada de los ojos salvajes
que no distingue entre vida y muerte

fui escrito en oscuridad, 
en vidas anteriores, en autores
que se relacionaban con lo eterno,
lo improbable personificándose,
llenando el tiempo de fragancias.
Se hacía el amor en las miradas

se escinden las personas
de luz en inspiradora dicotomía,
mujer en muchos hombres,
 hombre en cada mujer ladeándose
hacia lo irresistible, maravilla
del origen. Te sentabas a mi vera
en los restos del día, cantabas

se formaba tu amor sublime
en la voz melodiosa, grácil,
 de un ademán cosmológico,
astral contrapunto de lo salvaje,
en la impiedad de lo oscuro,
nutricia energía de los cielos.
Me llegas hasta la raíz, ciclo
de savia y aire manando sin cesar,
de plenitud y vacío incomprensibles

vivo en esta cueva encantada
el llanto del cielo antiguo,
los suspiros de cada ojo estelar 
mirando impertérrito a sus criaturas,
la evolución de las leyes que se dieron.
Sí, a mi vera cantabas
hasta cerrar los ojos 
salvajes. Me soñabas 

fui escrito símbolo, dama
ocasional de los despertares,
rostro de las tardes baldías:
 en los crepúsculos se consume.
A tierra me ataste con lazos
de sangre, la frecuencia más honda,
la posesión más absurda: la muerte


Moonlight. Grimshaw


 partiste de una obra reflexiva, 
un ministerio acuático de limo
viviente; museo eres de vidas
amalgamadas donde los pájaros
revolotean. Guardan tus bancos
 arcillosos preciosas piedras 
con los secretos sellados 
de antiguos compromisos 
con la vida. Gloriosos otoños
en tu pecho, la sombra de árboles
milenarios retratando edénicos jardines.
Reina de nenúfares, galería del peligro
constante que impulsa distancias,
rey de los frágiles puentes 
que nos comunican. Cae aquí
la noche de esencia pigmentada,
criadero de estrellas, de espérmicas
nubes encendidas: reflexiva obra
 que va fluyendo de sedimentos
rebosante. Parloteo en las calles
cruzando los puentes, mirando el lunar
 reflejo en las aguas: me mira ella 
indiferente, refrectado en la galería
del peligro inmanente, glorioso otoño
 de los idilios ardidos. Ciar en exiguo
bote por los estuarios de los corazones
desmenuzados, anclar por un segundo
en un museo de estrellas, respirar.
Hay nieve hoy, y niebla, leve
amarillea mi piel en la calle
de los parloteos. A la luz de un candil
musitaba anoche mis sueños, 
desconocidas torres, mi propio castillo,
reina de nenúfares, rey visionario 

fuiste imaginación pura, vía
de conocimiento intransferible,
ave de tu propio paisaje nocturna.
Naces pecho materno, informe
totalidad, y vas falleciendo trozo
a trozo hasta el olvido: te crees
causa, voluntad, y su efecto 
tal trilero de la materia: va
pesando más. Levantas las manos,
se mueven solos los cubiletes,
te ríes de ti mismo. Leve absceso
de eternidad, aéreo desprendimiento.
Se orna tu paisaje de nuevos oropeles,
relatas tu propio mito. Firmamentos

 me enterraste en una colina
extraviada de tu onírico paisaje:
por allí paseo, lunar reflejo, como legado
de otros paisajes, modernas urbes,
prediluvianas razas, reflexiva obra.
 Me expone la luz a mi propia ira
que, neblinosa, en un soplo
se reconcilia con el frescor nocturno
en esta galería del peligro constante
 
me biografío en las sombras 
adquiridas, en el parloteo
de las calles como hijo de
la lejanía, rancio esposo del camino
con su arte a cuestas. Pinto sin cesar
las veredas con paisajes interiores,
literario óleo que se va untando
de sincrética y deshonesta filosofía,
 de aves, frutas, flores, de vivientes 
bodegones del apego a los sentidos.
Luz y color me representan 
el mundo hasta el detalle que persigues,
que liberas: biografío paisaje muerto 

cuadrar sombras muestra mundos
como aspectos del ser, escorza
máculas y depresiones cutáneas
del camino, ciudades atiborradas
de ruido; muestra las evocaciones 
que se esconden bajo el lecho 
nocturno, transcribe la lírica 
bruma que empaña mis ojos.
 Preciso del frío que retiene la vida
en su forma más básica, la posterior
 humedad que penetra el sentido
que a las cosas les dí. Se hace flexible
 el ropaje que me fue dando la vida.
Despertó una mañana sin bruma 

documenta tu vital epístola época,
 sombrío registro de materia conductual, 
una funcional incomprensión 

reflexiona tu obra en su mansión
de signos, gruñe como una bestia
atrapada, desconoce la muerte
en su castillo, su foso de nenúfares.
Musitaba anoche sus sueños
a la luz de un candil, el rey
absorto en su añoranza de mar

esta lejanía luce su sombra
con el silbo nocturno en claro
de luna. Escenas del sincrético 
óleo pigmentan amaneceres
de nítida innovación, invocan
rústicas imágenes de campos
llovidos: croan en sus charcas
 nuevas criaturas de la poesía,
surcan el río enjaezadas estrofas​

 hijo de sombras que obras 
anochecer en el río de estrellas,
que en tus colinas hábil das a luz
crepusculares ambientes de lumbre
 rojiza, la imagen antigua damas
del atardecer bajando laderas,
sus hijos poemas sin nombre

se vela el paisaje de imprecisos colores,
de nuevo infiel a la luz más sencilla;
luminosos detalles aturden de realismo,
climáticas pinceladas que me levantan
del suelo los pies; a veces vienen
los mirlos a bañarse esplendorosos
en esta paleta imprecisa, mi alma
salpican del limo viviente, un sonido
 remoto de planetaria memoria: todo
aspecto amable tensa invisible hilo. 
Penetra la humedad todo sentido,
despierta la mañana sin bruma
dulce hogar aquel no-tiempo,
espacial reverso esta escritura,
música que en voz se escapa
a deambular por entre caminos
agrietados, desmenuzados cachitos
de un corazón implacable, silencios
de rojiza lumbre los paisajes interiores



Premonición (1953). Remedios Varó


aún rulas años que te fumas
en la falsa soledad de la culpa,
detallas aún tu huida tejiendo
el sueño de tu alma montaraz.
A los espíritus de cada montaña
les habla, por cada gruta húmeda
la magia se deja revelar de insectos
luminiscentes. Ruedas aún día y noche, 
anciana metafísica de aburridos inviernos, 
de muertos como diurnas libélulas apagadas.
Palideces aún en tu taller de palabras
que corta la guadaña en los mercados
del verbo, eres aún gitano infante
entre las plantas aprendiendo
 su dolor callado, del rojo escondido
bajo los callosos troncos. Eres vital
alegoría en estos valles umbrosos
donde, ajardinado, el hastío se asienta.
Hablan de amor las libélulas,
llenan de vacíos su tiempo. 
Los gatos, hambrientos, miran
la oratoria inútil de tanto muerto.
Mezclas aún en tus mentales tubos
al sufrido eremita y al prisionero
del tiempo, revelaciones meditas
hasta romperte la crisma, poner
del revés el mundo, clamar 
por un lapsus paradisíaco:
creas, destruyes como rayo
caprichoso cualquier presencia
 según la forma que le diste.
Pero sigue ahí esa energía
pidiendo poema, malabarismo
mental, juglares del alma que proyecten
su imagen sobre las aves tejedoras,
damas ancestrales de los caminos
 tortuosos, esferas ocultas que se hagan
luna. Maulla un gato hambriento
entre los helechos, retrata a insaciables
vagabundos del elixir estelar, al soñador 
de la visita inesperada, discreta. Destruyes,
 creas mundos paralelos que te exploran,
 ríos de abundancia en los que ahogarte,
lecho seco donde maullar hambriento,
la belleza de tu propia bestia en ritual.
En gigantesca nave viajas, capitaneas
tu particular bajel doméstico, depuras
esa perla de la impureza innecesaria
al jugar con el tiempo. Ves así la espiral
serpentínea en su tránsito cosmológico, 
sumiso a ella, insumiso, atrás, adelante.
 Aún rueda tu bicicleta infantil
hacia la ingravidez que la razón
sepultó tras siglos de gravedad.
Tejen las aves mantos de palabras
como pequeños plomos en tu caña,
y sonríen los peces bajo el agua
del río abundante, bailan los helechos
con ojos de gato taimado. Yace ahora
el caballero roto en el lecho seco:
está pintando amantes de bodegón

no hay remedio a la energía, eres
ella invarable en las ciudades, 
en la tierra seca criando gusanos,
realidad que en formas se te escapa 

al deshacer cualquier analogía
tus pies aligeras por los montes,
liberas toda persona del verbo,
el nombre santificas de romero,
de tomillo naciente, das remedio
a los prodigios amargados tras el velo
de la forma que marea baja varó.
 Resides de nuevo en lo inmutable
cónyuge de simpáticas lagartijas, 
de academias vegetales en el arte
de vivir del aire, de una amante
sin forma. Y al moverte prescinde
de cualquier punto cardinal, pura
electricidad que enciende el cuerpo

organiza el universo seminarios
 del exilio, motivos que promuevan
conocimiento puro naciendo
de imaginarias conchas, arduos 
caminos de aceptación y aparente
renuncia donde pintar amantes

se establece la belleza admitida
como temporal diseño de realidad,
 viajas poeta del sueño ese exilio,
y evocas mundos concomitantes

tu fe en los contrarios da por sentado
fallidos remedios a tu fractura antigua,
aliviado adquieres identidades ajenas

titúlame tu juicio, arranca
pétalos de margarita sentenciada,
emíteme tus señas de identidad 
como legítimo ser en su imperfección,
dame remedio ante el infinito.
No me reconoces. Solo la fractura
primera pudiera hacerte vislumbrar
incólume tu verdadero origen.
No veo sino tus formas, el sueño
que a cada instante conformamos,
cada fracción que decidimos crear,
 cada enana roja que en la oscuridad 
intuimos. Me cazas y no tienes nada.
Cuéntame tu historia, artista, aquí
en mi jardín de los remedios
 temporales donde mi doméstico bajel 
varó hace mucho tiempo ya, donde partí

 naces provincia creciente de amantes
 pensamientos que van cristalizando,
 naces remedio que a lo otro se hermana ​

 de tu obra enviudas adquiriendo
 monumentales galerías de tiempo

entre rotas margaritas te mueves
como espinada rosa universal,
suceso en busca de remedio nuevo,
albacea de los bienes más sutiles

mundo y arte se impactan 
acogiendo la imagen fresca, 
se dan homenaje alternativos,
disponen literarias líneas 
como tarot representativo​,
al tiempo apelan como instancia
de lo real, dictamen del juicio

conserva el bello arte sueños
del asombro vital, museo interminable 
con señales que se encienden y se apagan
aduciéndote procesos nuevos, tu ilimitada
creatividad sin pertenencia, tu herencia

el Nombre santificas por nacer
vid sana a cada ciclo, la pérdida
 una hija que marchó en obra antigua

introduce el bello arte la gracia
que se fuga libre de tu albedrío,
una amistad de lo inmanente
que desconoce el movimiento

copan tus lienzos con la minuciosidad 
del pensamiento, fabricas reflejos
de infinito como orfebre cósmico
tendiendo cable entre planetas,
 insecto y hábitat, ciudad y persona.
Te fascina la volubilidad del sueño
y su física imprevisible, la dejaste
de llamar magia, tu división en planos
de conciencia de un absoluto irreductible,
la amorosa pequeñez de tu aparato proyector,
tu morada humilde tras la limpieza

paternal me alientas al estudio 
ecuánime de mi propia vivencia
en la tertulia interna. En mí resides 
apagando y encendiendo el proyector
partícipe de mis células, del dibujo
colectivo que las entrelaza. Estudias
  la sonrisa de las lagartijas en paz
 ​
se tiñe a veces la atmósfera 
de opaca casuística, figuras 
yertas, desérticas esfinges,
entretenido puntillismo que retoma
cachitos de tiempo, una concesión
que de la promesa angélica te desvía 
en aras de la mundana curiosidad,
iconos, ciencia, obra, frecuencias

retornas a la memoria grácil
como líquido de tu propio grial,
del terrón seco te desprenden
que otros cielos lo aneguen. 
A tu casa vuelves sin dibujos
 
estilizas tu agradecimiento 
con símbolos elementales, sueños
elaborados desde primario árbol.
Remontas camino velando
por tus propios pasos, subes
 por ver de nuevo el valle entero

 compartes la magnífica onda
primera con pequeñas muescas
sobre el dibujo colectivo, oníricas
circunvalaciones como frágiles
 burbujas reflejando la sonrisa
de amorosas lagartijas. Romperán,
refrescarán sus lomos bienhechoras.
Erróneos trazos del dibujo
quedan como necesarios
cadáveres de tu evolución,
deshacen el concepto Error.
 Exquisitos, se exponen ahora
en museos de horror o de arte,
se subastan, se entierran en este juego
de lo real y lo irreal. Seguimos

estoy expuesto al ojo de Sirio
en pleno día, sin remedio su arte
me alquimia de todo virus
y bacteria, todo polen galáctico,
de insectos como hadas y faunos,
expuesto al sueño ajeno llámese
memoria o pensamiento, cultura
u orgía, celebración o maldición,
 vasto campo de inmensas fuerzas

me desintegro, me integro,
solitario sueño del ego separándote,
apacible vacío de la unión, una lógica
irreconocible, fluido etéreo que se enquista,
que fluye ahora vapor de astros.
Se estiliza tu agradecimiento, historias 
vive tu vida sus lienzos minuciosos,
ilustrada niña entre muebles rotos;
 los días decora de animados trajes,
hace bocetos al amparo del bosque,
una música que requiere tu silencio.
​Vive tu muerte su onírica escritura
reclamando obra, el hechizo impaciente

me sirves veleidosa tus accesos
místicos clareando en lo visible, 
sales de mí mencionando el busto
de alguna sublimación ancestral
y me pides que lo desvanezca. Pones
de nuevo mi reloj en su muñeca

tu guerra te posiciona piedra
que lítica se entierra obstrucción,
clava las ánimas a frágiles ilusiones
desactivando el conocer, a desgastados 
poemas te afilia sin vida. El cansancio,
sutil miedo, desvirtúa tu amor, abruma.
Crees huir a tu cueva, separarte,
pero ser es infragmentable 
a pesar de ti, por ti, contigo.
 Te acompaña ella más allá
de lo que llamas muerte, 
cualquier rostro. Me pisas
hasta ser invadida por tu propio pie.
Y vas aprendiendo punzada a punzada

acoge N tus miedos, los expone
a la noche que su forma cambie,
una plástica de nuevos colores.
Destaca otras épocas, minucioso
lienzo, añade teselas a un mosaico
infinito, exhibe la diversidad
 inagotable de tus intuiciones, te cuelga
como ropa vieja entre las estrellas
 
vive tu vida sus remedios místicos,
sus análisis en la alquimia de lo múltiple.
Vive tu muerte su obra en la torre
traduciendo recuerdos de ónice

me encantabas con el tópico
de la unión carnal, bohemio
me rebelaba contra el orden 
de mis propias elecciones,
 con lo desconocido me carteaba,
a través de ti me reconocí
 ​
 partícipe me haces de tu sueño obrando 
números y bestias en un mar de vides. 
Me abrigas en tu curvilínea trayectoria 
mental donde tus recuerdos de ónice 

  regreso, se ilustran refugios antiguos,
viejos devocionarios que apaciguaron
tormentas, galerías de olvidada bondad 

 maridaste árboles de exóticas latitudes,
en la negación te encarcelaste por invadir
la vida, y me hablas de libertad. Marchas
 amigo de arte e intelecto, del sensual efluvio
de lo viviente cuando de tu refugio sales.
 Todo se lo lleva el aire en un suspiro,
de ti mismo te salva en la urgencia oscura,
desubicado cuerpo de la eternidad. Blanca
casa del regreso, de la memoria verdadera
que no llega a sitio alguno, allí donde la gracia
emana como fuente del agradecimiento.
Cárdeno resucito a los moretones de la vida

te vuelve a separar, crees, el miedo, 
sutil cansancio del proyector agotado,
cesa el retorno mientras varado duermes 
en un recodo del río, crees. En su profundo
lecho yaces con tu yo más íntegro. De nuevo
emerges al poema que te escribe esa muerte.
Partes una vez más con tu ciencia microscópica,
macroscópica en los límites de N, de mosquitos
y multiverso poemático, esa madre acogedora,
desgarradora, con tus hermanos desperdigándose
  entre los cuerpos más lejanos. Trabajas países,
ilustrada niña de nuevas etimologías, expandes

surreal amor de las cosas, acechanza magnífica
de la creación que en ti contiene su dual,
 destrucción. Al aire me expones que oxide 
mi piel hecha de helio en esta galería 
de los sueños, hecha de un pensamiento
inalcanzable habitado por N. "Partí
hace mucho tiempo ya", una gota
en el océano que desvirtúa la memoria
de mi chiquito proyector, amables recuerdos
de tu humanidad, sensual efluvio, manos
de arte y ciencia que en el vacío, súbitas,
te sueltan. Te encuentro en ese exilio
brillando sin óxido alguno porque acepte
tu origen, tu más compleja naturaleza,
acientífico remedio de tu pesada gravidez.
De amor hablan las libérrimas libélulas 
  ​



Lady Day II. Sam Gilliam


regentas la mañana con frente
despejada, tus toxinas liberas 
nocturnas con rupestre gracia,
y vas coleccionando la fresca 
inspiración de incipientes frutales 

has sido reconocido en más de una ocasión,
y te han pintado de colores hasta perder
de vista tu esencia, veladuras, distorsiones
hasta empañar tu nombre con el aguarrás
de una lógica productiva, práctica: herencias
de pasado, voces internas de la duda, conocer.
Se llena tu lienzo de manchas que habrás
de restaurar sin tiempo que borrar, fases,
exploración de nuevas vías por donde respirar

se te destacó en el juego de los relieves mentales, 
frecuencias sintonizadas, dispares, escala 
engrandecida, minorizada, despreciada, amada, 
monumentos al futuro, vacía explanada
de los días grises, números que no salen
de sus madrigueras, encargos de lo cotidiano,
falaz autosuficiencia como sensitiva trampa.
Me enseñaste tu arte en tierra virgen, tu sacra
carnalidad, el filo de los abismos dedicados,
tu taller del tiempo con sus paneles de luz,
de sombra. Palabra impartías profunda 
con tu voz antigua venida del pleistoceno,
cristalina elocuencia de una diosa olvidada.
Humana, señalabas estrellas, me cocías barro
 
nací a ti tupido de pieles mudadas,
casa infantil sin dueño donde habitan
los recuerdos, estímulo imponente
 a tu voluntad de dominio sobre lo que crees
real. Me licenciaste en lo dual al exponerme
mundo, individuo, grupo, filiación, una institución
del absurdo fractal de lo visible y lo invisible.
Me graduaste en la maestría del horror y la belleza
  
trabajas frecuencias con y sin textura,
 incorporas flashes que se yuxtaponen
en el tiempo hasta surgir materia,
 forma de apariencia nueva, elemento
ignoto de una tabla periódica infinita,
sorpresiva configuración de electrones
que tu predicción desdice. Y apareces,
mundo te expones en la galería de lo real
cubriéndote de estilizadas veladuras,
del corrector aguarrás de un gigantesco
péndulo moral que arrastra cuerpos.
Te coronan, te destituyen, te encierran,
te matan, te pintan hasta el exceso, rocoso
esmalte en diminuto, insignificante lienzo.
Se hace densa la materia, explota, renaces

iniciáticos filos desgajan tu carne
en la escuela del tiempo, te casan
con tu espacio en todo momento,
vas reconociendo cada giro
de la serpiente estelar: muda
tu piel por reconocer la vida

método, "a organizarse coño", aplicación
nueva, apagaron la luz, drástico cambio
de opinión, técnica novedosa, saturar 
el lienzo hasta su asfixia, aire, agua,
otra capa, desmenuzar hasta el absurdo,
acumular cosas, acolchar dolores, trazar
divinas geometrías que te desincrusten
la arena, "a organizarse coño", se llena
la casa infantil de recuerdos amañados.
Andan tus antecedentes por delante de ti,
enanitos poniendo pantallas al camino,
testigos de tu amor, de tu odio; surge
 la expresión requerida, semánticos campos
de flores marchitas estilizando tu paso.
Te mueves en los años como invisible
onda que corrigiera pasado ahora, 
aquí como partícula ante rendijas
 de futuro. Reflejas tu universo maestro
 influenciando sus formas. Sacuden
tus emociones la tabla periódica 
dibujando nuevas nebulosas en tu casa,
 abstractas figuras de tu melancolía.
Hay un olivo creciendo en el jardín,
a todo fluido luminoso se te expuso

me convertiste en idea movediza, 
un soporte resbaladizo inspirándote
como ventana abierta al cosmos,
 al aire fresco abierta del amanecer,
hasta que el marco se estrecha. Sí,
 ilimitado portal eres de existencia,
un diafragma que cierras y abres
 a voluntad, una lente que se estira
tiempo. Sí, improvisas accidentes
como fisuras por donde rasgar el velo,
quedas suspenso en vacíos temporales
donde intuyes dimensiones extrañas,
esculpes según testigos formas nuevas.
 Adormecida tu voluntad de dominio
se esfuma el mundo y tu apetito,
anhelas embellecido sueño por obra
 de una rendija que no viste.
Viene apenas caballito de mar

tu apogeo creativo tiene su infierno
donde arder lo superfluo, tu mentira
desgastada, tu oxidado filo, tu geometría
caduca. Musica la oscuridad grieta nueva,
se abren rendijas entre las notas viejas,
caballito de mar apenas 
 
te mueves luz de nuevo por los años,
abstraes de la materia expresiones
de tiempoespacio, tierra inmaculada;
generas estilo, expandes lo visible.
Todo clarea hasta brillar, y mudar
tu piel sin percibirlo. Conoces tu reino
 como artista viejo que ya renunció 
a sus antecedentes. Traza, pausado,
melancólicas figuras de gas estelar,
humo limpio que las galaxias irisan,
semánticos campos de flores caducas
 vertiendo vaporosos sueños a lo que ya es.
Caballito de mar apenas su lágrima




La siesta. Camille Pissarro


te defiende doña Ironía de la historia, 
una pizarra de cárnicos experimentos,
de casos declinados en la luz de gas.
Articulas número y género revisando
vida en formato de Historia, te escribes 

me impresionó tu lluvia, transcendía
 todo acervo metereológico, embargaba
aliento en su movediza pasión, pizarra
partícipe de cielos figurativos, terrosa
revolución de mis venas, preciso beso

 tus calles mojadas celebraban
nuestras cualidades, diluían la tristeza
de antiguas historias, visaban palabras
compensatorias que descendían al vientre,
reclamábamos nuestro reino en tierra

 oí tu tono profundo, bailé tu danza
 vaporosa sobre los nenúfares de tus aguas,
tu tejado de pizarra celestial, imágenes
de una constancia atemporal, lejana
si acaso, y experimenté tu tema vital
sin barreras de cultura, sin masa

descubrí mi mayoría de edad, 
cósmico lapso en mi habitación,
vertiginosa avenida tras la muerte,
un vuelo más allá de la ventana
 
 molesta, evolucionas sin percibirlo,
tus maneras pruebas de soltar la mano
sin caer, quisquillosa coqueteas con lo remoto
 por tu avenida de nenúfares, bohemio
espíritu de tu razón de ser. Sí, tu mayoría 
de edad impresionó a mi alma con sus reflejos
aprendidos, tu fe en la pizarra de los sueños,
la lejanía de tus ojos practicando infinitud.
Drenamos hasta ser isla santificada,
país del siempre que tus aguas protegen

pesan aún tus pintorescas certezas,
tu plasma vibrante, vivo remodelando 
tus maneras, a tu excepción me vendo
por el bien de mi elegía personal,
mi sitio, mi función cotidiana, 
la posibilidad de seguir respirando.
Dibujo una estrella en la pizarra
que a la noche contemplo embargado,
 su mineral carne vivo a espaldas de mundo
 
viví tu abandono libre de culpa 
hasta infectar mis ojos de belleza,
recurrente ventanal de creatividad 
que colecciona humanos paisajes,
 que inmortaliza siglos de evolución

pesa tu cuento mesiánico, tu impresión
en mi tejado de resbaladiza pizarra:
 sembrará nuevas épocas con la penuria
de mi hambre, decorará otras pieles 
expuestas en la retrospectiva mundana.
Cuelgas de mí desdiciendo la muerte,
emulando inmutable la emulsión primera
 
 hacías noches puras en tu pizarra,
 vivías lo insignificante en somnoliencia 
coleccionando humanidad  dedicada,
el comercio de tus ojos con lo relativo.
Sigues tu iniciático curso
 deambulando por tu exilio 
como un dios defenestrado

has testificado en contra de todo,
del más sublime momento, del más 
mísero; has estrellado tu cuerpo
contra el universo hasta crucificarte
libre de toda culpa, resbaladizo tejado

formas parte de rechazo antiguo,
  figurativo cielo de una selección
microbiana, una muestra del arte
cósmico que estudia tu piel expuesta,
trabajo anónimo de celestial tallista

embargas, sí, mi hálito con tu tiempo
 anárquico, tu mayoría de edad que deja
su piel a zoroástrico buitre, tu idea
de lo cercano y lo lejano, tu mano
que se suelta en resbaladizo abismo 

dominas ya muchas muestras microbianas,
incluso microinvisibles, el misterio de la creación
de materia como forma de impensable amor.
Matriarcado, patriarcado, tu péndulo 
mental, torsión de tu armónico oscilador.
Crecen las barbas de tu mayoría de edad,
mi querido, exiliado dios defenestrado

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