jueves, 21 de abril de 2022

Sin noticias de Gurb

Sin noticias de Gurb. Eduardo Mendoza



te alivia del miedo el humor hasta el absurdo,
 ese genio sentado en los anillos de Saturno, 
esa nada que queda tras la risa. Libras
 tus propias provocaciones en tu diario
 de a bordo con profunda ira escondida 
en la carcajada, biológico formato de especie
 que los propios árboles te narraran, helechos 
que a la vida se agarran en el mero acontecer. 
Eres la protagonista de tu propio cuento
 buscando la continuación de la especie
 a toda costa, una voluntad que te trasciende,
 una cruda verdad de belleza camuflada, 
excelsa primavera de apareamientos, 
cosecha abundante, muerte invernal 
donde el animal prevalece 

sí, te perdí entre las plantas, su apabullante
 perfume, un bicho más entre los helechos 
mimetizándome con el entorno, categórico 
imperativo sanguíneo, la inflexible cualidad 
de la vida. Son fríos los anillos de Neptuno, 
la tierra húmeda y abandonada desde donde
 te veo trepando lanceoladas hojas de una ortiga, 
el hemostático benefecio de la risa. Caben allí
 los infinitos aspectos del ser. Sí, perdí el sentido 
de la apariencia, urbano alien sin reflejos. 
Por tu diario voy entendiendo tus peripecias
 vitales, voy aceptando tu relato magnífico
 donde el más oscuro aspecto del ser se amaga,
 tu parodia, tu burla, la fuente de toda invención, 
de toda aparente absurdidad, nuevos títeres 
en esta carnavalada de los sentidos, máscara
 tras máscara, grotesca revelación tras cada rostro,
 el miedo a la verdad. Es tu estilo acerada conciencia 
cociéndose en milenaria fundición, la duda perpetua 
acechando a la razón, exotérica cuantificación 
de la información acumulada, movedizas sombras
 sobre el escenario esperpéntico, la perpetua melancolía 
de la carencia. Es tu mirada el mundo. 
Desamparada, se cobija al abrigo 
de lo que considera estable, fuerte, 
la apariencia dominante, plateado banco de peces, una ondeante bandada

de cerca, surge un ente distinto, 
un humor ajeno a reglas, vida
 liberada de diagnóstico, errores
 aceptados, formas desenfocadas 
difuminándose entre las formas, 
una inversión de la escena, 
silencioso placer

mi absurdo se divierte a veces en la claridad,
 se gusta a sí mismo en su incomprensión
 surrealista, es un país de las maravillas
 sin pies ni cabeza donde no existe
 la pérdida, caja de música donde toda relación
 queda salvaguardada. No hay arrogancia 
sino la más galáctica sencillez, fría humildad. 
Mi edad es la tuya, es mi país inacabable
 libro con hojas de plasma donde dibujamos 
estrellas. Y granitos de arena 

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