obras inseminando vida en cada posta emocional, realzas el valor de cada relación alternando tu rol, prisionero, carcelero, víctima, verdugo, arduo aprendizaje en perpetuo giro, fractal desde la singularidad a lo colectivo y vuelta, esa bélica crudeza biológica, sus elijadas gotas de esencia, un grano de arena que deviene planeta en tus narices. Y brilla tu excelencia tras el cataclismo. Se aleja tu nuevo rol de la imagen anterior, conversas con ella ahora, cariñosa afinidad, impagable genio
también conociste felicidades mistéricas, pequeñas ínsulas, dionisíacas unas, apolíneas otras con sus terribles submundos, sus profundas simas infernales. Estrenabas aspectos desconocidos de una flora inseminada en el tiempo, siembras escritas mucho antes, un protagonista diseñado por tus terremotos vitales, cuentos que te quitarían el sueño. Te ibas haciendo mayor, y te enviabas las señales lanzadas al flujo temporal, la opción de desenmascarar a tu propio usurpador. Ya no haces prisioneros: te encerrabas a ti mismo, gozosa captura infantil, una ristra de valores aprendidos como rosario de cuentas que fallaban, tu propia ignominia, una cobardía invertida, camuflada, tu absoluto enamoramiento sensorial. Hasta desenmascarar al usurpador, pobre niño asustado
recuerdas tu juvenil afectación a cada límite? Sublime adecuación a cada atmósfera, a cada transgresión que creías olvidada, una carencia inadvertida, interminable guerra de orgullos y animal afectación, precisa naturaleza cruda de vísceras y partos. Y su representación
late mi débil corazón sin género en viscoso núcleo ígneo, va formándose roca a su alrededor, ínsula nueva
ya alternaron nuestros polos en el portal de tiempo escogido, fluye la información concedida, como imagen, como número, como palabra
"I knew, I've seen it all before. Do I love you? Yes, I love you"
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