fuiste elegido para vivir, fuiste nombrado en una pacífica conversación entre estrellas, y vas con tu mundo sellado en cardíaco acuerdo. Visitas los trabajos del ser humano en su incansable investigación de época, su real proceder
en loma cercana oteas toda elevación prolongándose en el tiempo
sigues descubriéndote en el empleo de tus ondas, las de corta longitud rebotando contra la ionosfera, las inmensurables permitiéndote toda potencia sin mediática merma. Su alcance te realiza
mi suelo se ondula en variaciones del ser, arcilla que deviene piedra, pedregosa senda que se hace arena, cúmulo de estratos entre rocas cuyas grietas me hablan de tí. Se magnifican las posibilidades de la no materia en orgánicas adaptaciones. Se han humedecido las plantas
te ponen los años invisibles galardones con su física compartida, sus trabajos rectificadores como catódicos rayos alcanzando aire y mar, topográficos accidentes de tu ser. Mueven ocasiones, te abren los ojos
me reinventas con tu atributiva física radiando universales desde un renovado nominalismo, me cursas en estudios de vanguardia de magnética llamada, me sigues descubriendo en esa propagación de larga longitud. Se hace el espacio comienzo, un cero investigador, una transmisión sin casa, paulatina distancia de nuevo entre emisor y receptor, un milímetro infinitesimal
la verdadera comunicación carece de lenguaje, es inmanente. Tal asombro es científico impulso carente de opinión, universal fuste de iniciático soplo, una distancia matemática que tu mirada curva. Te experimenta la tierra mostrándote alcances, la subjetividad de tu noche y de tu día; onda te demuestra en perpetua transmisión. Arte mayor durante el día, menor la noche te viene en profundas capas oníricas hasta la no forma, la inodora atmósfera de la creación, una oscura radiación que te absorbe
descubre el sueño tu mirada absuelta, genera las chispas de infinito pensamiento como varillas de luz perdiéndose en oscura lontananza, con focales aumentos te recibe, zoom lejano, desenfoque. Te construye desconocidos aparatos, ignotos emisores, la ingeniería que algún cerebro magnetizado cristalizará. Te ve en tu escasez ósea despertando en una de sus capas, optando por su exploración, marchando a otros reinos de extraña información. Te inventa nuevas causas con su debido revuelo en un panal de abejas: ha decidido que son demasiadas
y me lanzas a exquisitas definiciones que estructuren sistema, compulsiva comunicación cortocircuitándose, ruidosa transmisión pudriéndose de publicidad, interminables filiales del ruido en pobre sintonía, cancelación de posibilidades, frágiles supuestos, decapitado hertzio
sí, descubres el corto radio de tu mental circunferencia enfrentado a su opuesto, una física de considerables registros, una continua demostración realizándote función reclamando su operatividad. Inventas la señal inteligible que regresará a tu particular auditorio hasta darle científica forma
me marcaste al nacer incrementando tu alcance paulatino, tu vieja emisión montando signos, generando lenguajes como balbucientes chispas en la oscuridad, un diseño de perpetuo contacto desde nuestra estación terrestre
me asocias al ingenio fundacional, a la señal extralingüística, a un destino desconocido que se alimenta de conocimiento en la dosis justa, el soporte como prueba de una función infinita. Hacia radios ignotos me derivas que se cruzarán mientras charlan asombradas las estrellas
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