alrededor de tus años circunnavegan rotos contactos de permanente estudio, pasajes de piel extenuada, imágenes que se exhiben en particular hemeroteca
se sienta el niño artista en tu regazo y callado te contempla en tu dura lucha por la vida. Le pides silencio y una sonrisa, que ni acaso vibre. Se ha mudado a regiones de altas cumbres nevadas, se ha hecho ciudadano entre lejanas tribus, vagabundo que va dejando en las piedras su nombre
se aparece a veces niña de opulentos dones, temprana en el primer trino, viajera entre los años. Atemporal te visita llenita de contemporaneidad; de nivel en nivel te inspira, del número y la letra a la más íntima sensualidad, del más inocente afecto a la más lasciva posesión. Luces, colores, un paisaje costumbrista, una vasta colección de agradecidos dones
se focaliza tu razonamiento en sus objetos primarios, simplifica hasta la pura praxis, concentra su escenario en particulares geometrías: asociaciones, repetición de causa-efecto, simetrías, cerrado entorno en la excelencia del detalle, prolíficos cuadros mentales en un orden agotador. Se distorsionan los volúmenes creados, su economía de lucha se descontrola, sujeto y objeto se confunden hasta el vértigo
me recibías nocturna en luna temprana, entrenabas mi instinto en la academia del sigilo, un tutelaje apartado del mundo, un intento de entrar en aquellas cumbres heladas, de mudar mi piel desgastada. Rehúsa entrar el iniciado hasta que acepta la total simbiosis. Alrededor de mis años navegas con mejorado sextante, fantasmal piloto errando como especier por la vastedad del cosmos, una amistad imperecedera. Cae nieve en la cima
esta colección de vivos fragmentos cruzará la oscuridad dibujándose entre neuronas esparcidas por vastos territorios estelares, escribana tarea de los años orientándose por entre los brillos fatuos. No subestimes su onda
tu excelencia en el detalle te consagra vida, palpitante oscuridad por donde encender tu razonamiento, "un nacimiento más", padre y madre conjugados en la compleja sencillez de un árbol
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