guitarrea tu genio entre deseo y resignación, del anhelo a la aceptación con la primorosidad de un joven a natura consagrado. En sus ofrendas te apoyas para frasear el mundo huyendo del cansancio. Construyes desde los días mirando a tus mayores, oyendo sus devaneos vibracionales, dándote pequeños desarrollos de prisma en prisma en experiencias que estiran tu percepción: respondes a una demanda subatómica
vas pateando probabilidades a cada sonido que lanzas, improvisando ajenos carismas que te cuadren siempre fiel a tu demanda, atento a veces al giro de prisma. Otras te proyectas sobre lejana estrella por no dejar de brillar, ese carisma de hidrógeno y helio que ridiculiza tu voz. El firmamento te reinventa de sonido claro, de mejorados trastes, evolucionado instrumento. Te estira hacia una versatilidad sin parangón, te tira depuradas piezas a la cabeza que estilosa su tiempo baila
en creativos sarpullidos de energía te despliegas, no agotan la constancia del viaje que tus sentidos cercioran, pequeños descubrimientos que principiarán tu vida, niveles conectados en esas correcciones cualitativas que te aportan diminutos gránulos de certeza aún si pasajera. Frasea el genio su compromiso con eléctrica rotundidad a veces, con timoratas vocales otras por miedo al desajuste, ese desafinar que resultó acierto no aceptado en su momento. Sólo varía la intensidades de ese poder, y en el silencio profundo te contemplas. Cada composición te improvisa vericuetos emocionales, te presta novedosos artilugios mentales con que rediseñar las formas, una presencia inconfundible que dispara todos los sensores de tu cuerpo, capítulos de tu historia en continuo desarrollo
recibiste lo incontable sin distinción de forma, de grado, de nivel, nada en ello destaca, cada gramo de luz disuelto en absoluto mar, sin categorías, sin logros, un así que tan poco te pide, sin hitos, sin un jamás
crudo auditorio concertaste donde proyectarte, torcidos ojos girando asustados en sus rodantes plataformas, un elenco de piezas interpretadas al albor de su tiempo, cada músico en su caverna
naciste familia en la extrañeza de lo irregular, ciudad que va adquiriendo escenas interconectadas por tu interno vibrafonista, asentando estilos sin marca que en flexibles combinaciones se ejecutan, rítmica piel entre el caos y la armonía, ardua improvisación de conceptos cuyas raíces solidifican obstruyendo el aire
metiste la vida en bolsitas perecederas con colegial entusiasmo, pequeñas y esforzadas visiones en la emergencia de conocimiento, palpable longitud a cada parto
esa dedicada enseñanza se convierte en aprendizaje tal misteriosa transubstanciación, desbaratado prestigio en una charla cualquiera, un doctorado desparramado entre las herramientas de un taller de aprendices, un conservatorio derruido por el afán unificador que loco egregio expandiera a sangre y fuego, riff de un genio desatado
No hay comentarios:
Publicar un comentario