miércoles, 3 de mayo de 2023

Memoria (2021), Apichatpong Weerasethakul


acaba mi mujer mitades de mí en esta selva de géneros, es su olvido un hombre buceando memoria, una renuncia más en su viaje por la mente. Se ha hastiado la confusión de confundirse al evitarse a sí misma, de llenar su arcaico proyector de volubles imágenes elevadas a recuerdo. Y limpia su cuento de tragedias y humillaciones: "sólo el ego se ofende" le susurra el viento, pero no cree. Le escuchan las rocas con paciencia de astro naciente, narra ancianos terrores de arquetípicos héroes, capta mi antena fragmentos en este punto de infinita densidad. Llora mi mujer la selvática espesura, le llegan sufrimientos que el tiempo sitúa en otro espacio como irresoluble misterio al pequeño proyector racional que tanto ha costado y cuesta evolucionar; y ficciona ciencia como pequeñas escalas de certidumbre frente al terrorífico milagro que juzga antinatural. Le atrae ese enigma irresoluto depositando mitos entre los milenios, la negación de sus ojos 

haces sinopsis históricas en tu botánica establecida, a la noche despiertas con tus inclasificables  sonidos que crees ajenos a tu voluntad, un otro mundo de corazones selváticos, de viajes imposibles a la búsqueda de origen, de solidarios ruidos 

se estira tu parentesco hacia recuerdos sin dueño, vidas soñadas con esplendor de presencia, sonámbulos límites que se derriten sobre parajes desconocidos. A su experiencia te invitan en un blanco y negro hipnótico, sostenido zumbido de un insólito proyector. Luce esa presencia con promesa de realidad, ojos sin tiempo en soledad compartida, desnuda vigilia como agua incolora bajo el auspicio de la luna. Se espesa el amanecer de aquellas sensaciones: el sueño es ahora, delante de tí, eres tú. Tu mirada atravesada se convierte en acto, reglada vigilia que atiende a tu inconsciente, los guías vienen de más profunda sima, lejanas retinas de un deseo unificado, fascinante vida 

ruedan los vocablos como etéreas naves reconfigurando neuronas, deshaciendo memorias, tejiendo espaciotiempo con magistral ficción desde el no-tiempo 

van mis personajes en dedicado coro intoxicados de mundo, del arrebatador perfume de salvajes orquídeas; van a la escucha de algún sonido distintivo entre paredes de hormigón con las que golpear sus sienes. Rodea amalgamado metal su mar interno  estruendo de gimiente tierra que de soledad nos ahoga. El misterio deslumbra con ciega claridad sacudiendo cada partícula sin saber su destino, llega de mundos desconocidos como desalentada esperanza encriptada en códigos complejos, una sintaxis prediluviana, ecos guardados en pequeños cofres que ninguna llave abre. Hay restos de luz antigua tras tu agujero negro 

discutimos incansables sobre lo que no es diseñando estrategia como maquetas de un juego infantil, mercantil inocuidad en escaparates vacíos, bonitos reflejos de absurda vanidad, artística adicción a la forma, un quizás como empeño de sentido donde confinarnos. Va empaquetada tu experiencia como muestra de laboratorio a gusto del observador. En esa insistencia me entretengo, esa hipnosis visual que te ocupa hasta el vacío, psicotrópica saturación que te convierte en pantalla, poroso espacio a tu mirada que al espectador confunde deseoso de engaño. Eres a pesar de tí 

me cuentas tu historia mitad de mí, una rueda aquejada de tanto giro convulso, una causa en números formulada como invisible impulso, desquiciado poema de repetitiva épica intercambiando géneros, una tribu abandonada a su suerte por los extraños territorios de una mente inabarcable. Probamos fuera y dentro en sensorial escisión, esa idea primera como mecanismo de defensa, oculto ataque, esa crecida sombra frente al Sol a la que atribuir funciones. Es tu historia tumulto, violenta disputa mitad de mí. Se filtra aún así por los poros la grieta oscura para la más inculta flor 

es tu memoria coladero de filtros que la intuición enciende y apaga en su creativo juego y destructivo, instantes de certeza y de la más aterradora duda, vivencia nerviosa que estremece a tu entorno y te rebota, un realismo intransferible a lenguaje alguno, un entender que tu estómago valida al brillar. Se discute el arte a sí mismo, se confunde el yo entre sus pantallas, fantasea con imágenes buscando identidad, herencia genética, un pensamiento prestado que alivie de gravedad. Adquieres textura de cotidianeidad, muerte adivinada como viva herencia de tu nacimiento. Brotan viajeros pensamientos polarizándose hasta el colapso, configuran hábitos hasta su petrificación, medidas, reglas, progreso lento, ritmos cambiantes mientras te contemplas. No cesa el debate previsor buscando desvelar el mundo, el arte convulso como tocata y fuga imperecedera de mito en mito. Acaba el hombre mitades de mí tomadas del tiempo 

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