tu antigua venalidad es ahora un tratado de silvicultura donde recitas tu propia cura, un suelo fértil donde el residuo de tus semillas florece. Extraes también aceite que usarás como unción a tus alas, a tus hojas que, míralas, reverdecen
sobreponiéndose a sus dolencias, dándote la salud como riqueza, toda una farmacopea rural. Sólo te pide que respires. Sus increíbles maravillas van horadando tu escepticismo con significados que te trascienden. Les escribes mito como elixires de inmortalidad, un néctar que sacralizas, la salpicadura con que rocías las nubes rememorando tu verdadero origen, los rumores de una vibración ancestral que susurran tu divinidad. Dispones de registros en tus tratados de silvicultura, un suelo fértil
tu erudito particular sabe de esas propiedades beneficiosas, les pone nombres como forma de bendición. Los eruditos que te visitan desde las raíces te confirman su fondo
tus antiguos botánicos te descubren los pensamientos analgésicos, ha dejado de llorar el sauce, derivas ramas, frutas y hojas como remedios intransferibles a lenguaje alguno, claves en su música sin instrumentos, un tratamiento de hierbas incomestibles. No te pide el juramento hipocrático, sólo te pide que respires: eres la causa de nada. Millones de años documentan sus dosis de riesgo para llegar hasta tí, toda toxicidad evaporada en un suspiro aún si no entiendes. Toma, bebe
contienes versos como plantas medicinales, una inmensa vivienda de curación con todo tipo de hojas que colorear
esas maravillas te indican una perennidad psicotrópica, lugares de encuentro, los árboles silvestres de hojas fragantes y frutos maduros. Van moliendo tu núcleo seco por esparcir semillas, olor amargo a veces de pura resistencia. Requiere tu aridez de una humedad preferencial, tu arena profunda drenándose de tropical tolerancia
usa mi corteza tu medicina del tiempo, describe mi antigüedad con puntos de sutura
crecí continente redescubierto en el mundo moderno, exploración de lugares inaccesibles reservando su abundancia, reguero de plantas útiles que llevar a mi patio, una familiaridad con sus maravillas a simple vista escondidas. Observaba de cerca los milagros arbóreos, su activo mundo de invisibles compuestos determinando mi papel en el mundo, una química con la que identificarme. Me desoriento a menudo por esos campos
mis partes se documentan de tónicos y antisépticos, de estimulantes y sus emolientes que permeabilicen mi corteza endurecida, de la fresca savia nutritiva
testifica la Historia nuestras notables cualidades, nuestra capacidad de curar hoja a hoja, de excavar en las eras del tiempo nuestra universalidad aliviando tu dolencia, la imperecedera molestia de volver a nacer, la imperfección de nuestros significados en cada gota de Amrita ingerida. Estamos rociados de estrellas, plantones de origen desconocido. Testifica nuestros sistemas de vida aceptados
me ayudas con tu holística mirada aliviando mis cargas, tu milenaria aportación de oleaginoso bálsamo
nimbas la materia tal milagro
bioquímico, los componentes disponiéndose sobre el tejido de lo que llamamos vida, tus secretoras células sintetizando la luz con natural abundancia. Concentran las semillas los principios que, a su debido tiempo, fuera de tu control, se expandirán como granos combinados, ambientes, una genética peculiar. No hay contenido, es proceso, una fuente natural que a duras penas reproduces en cachitos de realidad, eminentes moléculas del tiempo jactándose de su creatividad
no hay registro auténtico de tí aquí, tus más antiguas propiedades regenerativas no constan en tus sistemas, giran en torno a tí sin enumeración alguna, si acaso te susurran libros fundacionales desde las hojas de cualquier árbol
solitaria ley universal espera tu molecular aceptación, una trabajosa simplicidad que no te niega, una síntesis ahora: se desconcha tu corteza. Su absoluta estabilidad te desconcierta, no hay prueba posible, costosa formulación que te aísla de tu fuente natural. Resultas en infinidad de componentes que como un niño enumeras tras la lección aprendida, tu potencia impertérrita. Raíz y corona se extienden en su diálogo preparándote para nuevo salto transmutando dolor en saber, nueva mezcla, renovados constituyentes para nuevos resultados
se endurecen tus moléculas en la trabajosa síntesis, costosa información
tus cualidades se esbozan ahora en el uso que haces del tiempo, remontas los escritos susurrados en un pretérito perfecto
la palabra como arista se completa, te significa
se ha nimbado el nombre que ante tí se pronuncia, de tí proviene su plenitud, luce tu corteza una salud primorosa, recitas tu propia cura
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