bajo mis ramas te ubicas dedicada a tu templo de arcilla y cuentas de guijarro, a tu leyenda de haberes y secretas inmolaciones, el lugar de tus querencias donde el árbol crece. Justo ahí levantas tus piras funerarias, los troncos de una edad inmemorial
hay lados de tí a tradición sujetos, zonas que te sostienen emparejado a tus templos, que como cabo suelto en el tiempo te conciben convirtiéndote en lugar de peregrinaje, en la bendición de tus búsquedas. Sus contrarios son corte de hojas receptoras
desarrollas tu árbol con maneras poco convencionales, dislocas el arriba y el abajo, plantas semillas que te germinan en el interior agrietando tu corteza, saludando a otros árboles desde dentro. Forman tus raíces vínculos indisolubles, devoras minutos tal perniciosos insectos y acogen huéspedes inauditos que a su vez se expandirán en amalgama de formas. Alargas tus brazos por sembrar de nuevo, querida gravedad
forman tus maneras hasta el mito, tu creativa lógica sosteniendo tu universo
tu razón tiene tipos de alrededor, huéspedes que van y vienen entre especies. Los califica con agresiva certeza creyendo erradicar secretos
con relevancia me tratas por el aspecto que no ves, el reino animal no representado, la parte relacionada con las raíces creadoras, el tronco preservador, las hojas en su profunda meditación
tomas ejemplo de las copas arbóreas por conformar tu bosque, tus más preciados especímenes a cubierto del mundo
sigues creciendo a cada encuentro llenándote de abundancia, campos que se extienden en todas direcciones. Y allí te ubicas por un tiempo
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