este mismo año tengo lugares donde declarar mi nacimiento, mis antecedentes familiares llevados por una instrumental diversidad musical, una interpretación de sus partituras sin frontera alguna, una sólida progresión formando sus propias representaciones de mundo, el desarrollo de sus más excepcionales inquietudes espirituales. Actúan con sus impactantes escenas inclusivas, disfrazan a los seres con funcionales personajes según la interpretación dada, dadaísta a veces. Atiendo mis despertares sin malestar, sin restos de tiempo, integro la complejidad en lo simple dándole salida al mundo con la inverosimilitud como única certeza. Ese entonces consigue pequeños éxitos inenarrables: formarán su doméstica representación. Ya debuté en la soledad sobre colinas desnudas, ya lancé mi anonimato ladera abajo, este mismo año sigue a este mismo año, esta década de música sin fronteras, este pequeño concepto que tal globo aerostático nos sobrevuela
uno de mis conflictos me presta atención en un sufrido aparte, oscurece el día ufano cual fiel escudero procurándome sombra. Consigue reunir un conjunto de ruidosas interpretaciones del mismo hecho sin discriminar lo que le parece ilógico, no se limita a lo rectilíneo, llevaba consigo sus iras y venidas, sus tristezas y júbilos, no reprime su profunda negritud. Ese levantamiento mueve conciencia, estudia alivios como pensamientos en esa suerte de arresto domiciliario, busca al mediador invisible con telescópica mirilla. Tras liberarte, si sobrevives, naces
un clima de amistad reconcilia mitades, de nuevo propone la infantil competición como lugar de lo diverso, la idea que el tiempo cuajó, la procedencia original que nos permitió colorear el mundo, jugar en el jardín. Transmite el concurso de todo lo existente, nombrado o no, un lugar sin fronteras, sin excepciones. Entradas y salidas celebran tus formas, cada partícula que te atraviesa, el final que ya fue, la idea que te retomó en el concurso del todo, el lugar de tu presencia y el de tu ausencia, un juego sin fronteras, ser
este mismo año me vive repuntes de poderoso frío invadiendo mis principios, pequeñas victorias electivas presidiendo mi mesa, el temblor de mundos caducos y su inminente colapso. Esa potencia es inagotable, tiempo desatado, una toma de conciencia masiva como verdadera revolución sin propietario. La mirada se hace música convirtiendo conflicto en beneficio, cuenta cada partícula que lo atraviesa como un adelante en el concierto, un hábito que se expande. Sabe la vida en sus bandadas de aves a momentos de revelación, refiere conciencias activas y sus focos mundanos, musica las menciones verdaderas, levantan tu voz con explícitas señales, este mismo año
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