jueves, 8 de agosto de 2024

Kalpavriksha SIN FONÍA (de los árboles)

mora tu pureza en la raíz, donde toda ignorancia se disipa, en tus inconquistables hojas que no pueden decaer, en tus frutos del quizás como símbolos que encarnan al descender entre humanos, querido avatar 

también conoces el mito y su deseo oculto, la literatura ramificándose ad infinitum 

el quizás como metáfora necesaria, un fuelle para el fuego primordial, una participación en su obra, un mensaje directo de designio cosmológico, del deseo evanescente a la quintaesencia estelar donde arder despojado de sombras 

nacen nuevas ramas en el batido lácteo al auspicio de ingentes nebulosas, guardan aquel fuego tal guarderías palaciegas 

dice mi leyenda etimología entre los hombres y los dioses, continua mediación de la que huir de vez en cuando, ocultarse entre los árboles, lo verdadero

hay árboles milenarios reverenciándote, bendita pureza, diciéndote de tu inocencia. Hay moreras y banianos, higueras y cocoteros, palmeras satisfaciendo tu más espiritual necesidad 

otras veces es tu mismísima trinidad como trono arbóreo la que te usa. Y te adora 

habla tu deseo con los documentos que la mente organiza en forma de persona. Explica su materialidad mantenida en frágil cohesión, su tiempo y situaciones necesarias entre opuestos pensamientos. También menciona tu difícil intelectualismo intentando alinearse entre dimensiones 

el nombre cobra alma universal, capítulo aparte de excelso reino, ramificada categoría, arbórea mención 

sucedo en el árbol, homínido o símbolo con raíces en el cielo y ramas hacia tierra, invertido: generosa existencia en su descenso o crecimiento que en su expansión muere y nace entre materia y energía 

aquí me indico claridades que al cielo braman en acto creativo, aquí me digo la naturaleza que veo, y su infinidad de esferas y mundos. Aquí recuerdo aquella etimología antigua abriéndose semilla en todo plano de existencia, y su conciencia

el árbol neuronal se desarrolla en toda región celeste, humana física de esplendorosas hojas, el adn de un conocimiento real, sus palabras cristalizando en los lenguajes de toda especie 

hay un árbol en mi jardín de raíces que crecen hacia arriba, van sus ramos hacia abajo con una radiante verdad. Brama también al cielo por su inmortalidad, por todos los mundos más allá de su coto 

serpentea mi culto al árbol con sus supuestos secretos, sus ideas y símbolos a rastras invirtiendo las raíces por tocar el cielo, ser. Mi tronco crece cruzando planos de existencia, proyectando sus ramas con transversal exuberancia, de la materia primera a su infinita fragmentación 

mis textos son pasajes en que la muerte me instruye, pequeños riegos del árbol que me contiene. Están meditando las ramas de la higuera en el jardín, y lo iluminan 

hay modos liberadores sentándose bajo las copas de los árboles, bóvedas del siempre verdeando cada día en tu fueguina fricción, antiquísimo ritual. Este reino es llama, perpetua fricción de lo uno y lo otro elevándose hacia una síntesis armónica. Hasta nuevo encuentro

filosofa la palabra entre lo inamovible y un mañana, sugiere y alude a una mente que en todo late, un misterio que siempre vuelve, raíz insurgente que nunca muere, una magnífica causa generando infinitos efectos 

te anima el Ello a crear y destruir con la misma espada, la poda necesaria del follaje que entorpece, te anima hacia un mañana que te deje ver eternidad, un camino recto en que pisar 

no puedo decirte más allá sin sueños, la perfección de tu creativo poder, la raíz que se extiende más allá de tí desde tu luminiscente tallo, su impulso derivando vida con desbordante imaginación, esbelta gracia exhibiendo su flor abierta una vez más. En ese suministro manas, este libro sin capítulos donde lees 

dan tus raíces sus ramos que el cielo copan, la métrica de sus hojas en tus himnos, conocimiento puro 

me explicas con esotérica filosofía mis profundidades, en el libro me encuentras como aproximación a una sobrecogedora realidad, una aplastante mismidad como existencia, motivo último de tus actos: su ansiosa expresión. Se abren los ramos manando su polen de callada verdad, sus cualidades propagan a los retoños que tus sentidos perciben 

crece la mente en su mundana proyección, acciona la materia que te va perfilando, las neuronas y sus sutiles chispazos, los reinos que se ensamblan entre terribles crujidos, del exceso, del defecto, del equilibrio 

ahí van hacia abajo mis raíces dimanando su acción mundana, las ramas más puras tocando el lodo en mi jardín, fabricando sus figurillas de barro, salpicándose en el festín: se ha escondido de nuevo la serpiente, de nuevo imperan las formas y sus terribles crujidos 

están rozando las copas de los árboles en el vaivén del tiempo, violento abanico a tu inmortalidad, esa confusión de causas que te extravía, ese néctar del olvido que toda manifestación oscurece, esa escalera que desciendes sobre las hojas secas que a tu paso crujen, transitorio lapsus que tus entrañas sufren, tu apego 

un día más te esfuerzas por desplegar tu nadie, tu nada, tus enseñanzas, el lugar donde mora tu raíz 

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