sábado, 26 de octubre de 2024

Painita ABAJO COMO ARRIBAR (del virtuosismo de las piedras)

suele encontrar mi espeleólogo particular la fibra en bruto tras su resonancia, de ahí toda una grava de emociones adheridas arrastrándose hacia un lecho de aguas más profundas 

la preciosa piedra que de tu pecho cuelga enrojece hasta el rubí, una forma de conocimiento sin medicación, una rareza en el mundo por la que eres, ser ajeno al tiempos

otras piedras caen por los caminos, corindones, espinelas, flogopitas menudeando en tus encuentros, cercando formas al cristalizar 

¿es tu piedra la más rara, la más especial? Quiere el ego ostentar ese título que el tiempo deshabilita 

aquel cubo cristalino formará sus sociales tactitas, metamórficos grupos de grueso granulado menudeando el mundo, mineral incontinencia 

cada entonces me embarga con la emoción descubierta, cada fragmento un cristal a mi mirada, un material facetable en abundancia 

exploras por lo general las áreas frágiles de alguna de tus personas, retallas o recortas alguna faceta a poca profundidad, la menos atractiva quizás, alcanzas a veces ciertas alturas. Algunos lados tienen cortes antiguos, alguna esquina puntiaguda con la que aún te harías daño 

haces de tu rareza hermosa gema tras la búsqueda infructuosa, aquel entusiasmo espeleológico por la inusitada información, la historia repensada en un alarde de confianza, titánica

se ladean mis cristales para tu exacto reflejo, aún sus facetas más exóticas, y entre las fracturas hallas insospechados significados, la potencial maravilla, tan extrema 

doy óxido a mis composiciones, una impureza consciente con la que mimetizarme 

¿para qué me utilizas en tu curación cuando enderezas la médula, cuando numeras los miembros de tu cuerpo, cuando buscas un centros que te llene de energía? Significas lugares de uso donde desbloquearte, abrir tus sensores cosmológicos, alinear tus astros en la órbita correcta, redefinir tu concepto de equilibrio, volver al flujo invisible 

buscaba mi parecido entre los minerales, ese raro borato jeremjevita en que reconocerme, quizás la howlita, quizás la londonita, una oculta preciosidad 

tomas matices de mis cristales, les  aportas el beneficio de la duda, te conectan a tierra dándote una supuesta estabilidad, secundan tus hábitos, su patrón de pensamiento como utilidad

y estiras tus cristales anhelando transparencia, una morfología sistematizada, quizás ortorrómbica

puedes funcionar en modo curativo, dejas de establecer otredad, estás en ella, eres ella en el tiempo, toda pasión, toda vitalidad observable sin ser tú causa 

regresas y esculpes símbolo como forma de agradecimiento, das color a tu tenencia, hasta propósito sin ser tuyo ese poder 

usas milenarias técnicas de evolutiva adaptación, evocas viejos preceptos que estiren los cristales, una atracción providencial de aquello que prospera, una conexión apenas intuida con lo que percibes 

esculpen símbolos tus culturas hasta su preciosa petrificación, hasta olvidar las puertas de salida, aquel mar de infinitas posibilidades que es la mente. Adornamos la vida en nuestra adorable fragilidad, una resonancia tan vieja como el universo 

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