miércoles, 23 de octubre de 2024

Osiris SIN FONÍA (de los astros)

es tu cercanía débito antiguo, la estrella que me orbita como cuerpo enfrentado al elevarme, fáctico termómetro de mi atmósfera mental, los grados que sumo a sus emisiones más etéreas, la materia en que termino, mi expulsión del paraíso 

cuando hablamos, los planetas nos remiten a aquellos otros sistemas solares que comparten nuestra relatividad, formales símiles de viajeras partículas, de los anillos que nos vinculan sin que tengamos certeza de ello, de la pérdida como motor de intuiciones 

mis partes se investigan unas a otras en paranoide bucle, sus órbitas de la inferior a la superior, sufren sus errores en masa hasta que esta parece evaporarse sin sentido, del fenómeno leve al global. Formó mi origen su gaseoso núcleo

el más allá es un límite que traspasas, gaseosa forma de existencia, de potenciales cuerpos que allí vislumbrarás, quizás un ser planetario de particular anomalía, quizás tú en inusual apariencia 

charlan mis átomos de hidrógeno con los de carbono y oxígeno, de forma libre se combinan en moléculas, y los deificamos, un nombre un mito 

tal así me recoges en tus redes orbitando las estrellas familiares, una constelación de solares emociones. En tu osario particular me tienes, oronda cuenta que en su soplido desaparece 

se va quedando atrás el por qué, su atmósfera una suerte de estela

en tu descubrimiento me bautizas para luego desmembrarme con astronomica certeza, me das por conocido 

una estrella me orbita anhelando constelación, su radio es un período que se pretende cuerpo, masa indistinguible 

ese velo se extiende tiempo en transitoria creencia, hasta la pérdida. Perdura su atmosférica cola en creativos recuerdos, flexible diámetro emocional, una invisible proximidad. Sí, me recuerdas en longitudes equivalentes, una distancia inexistente, antiguo débito 

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