se parte tu ejemplar juventud entre las bastas imágenes en sus orgiásticas nupcias, ese plumaje que se apaga, ese ruido emitido
tu afilado pico suele apuntar al tipo caradriforme de ignorada pertenencia, de envergadura reducida con patitas de alambre, de espaldas ligeramente curvadas sin dimorfismo sexual que los distinga. No relativiza con la historia, sensible peso de la emoción reinante lo dirige, lo estira en el tiempo, orgiásticas nupcias, encendidos plumajes de intensa coloración. En aquellas regiones me habitas, fluvial marisma o tundra ártica de boreal estío, el más irracional hemisferio adonde a veces migro, a sus islas más agrestes, a las penínsulas donde trazo nuevas rutas neuronales, escalas que recorrer volando sin interruptores, donde convertirme en cualquier especie sin distancias
ese plumaje nupcial cambia apenas presumido, un ante transicional domina entonces, una levedad hacia el blanco que mi vientre siente: se ha cerrado el pico madurando nueva producción, perfilando plumaje nuevo en definiciones más claras, escamas más pulidas, un aspecto a descubrir
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