todo vive mi daño colateral, la medida de su inocencia a cada lectura de lo real, cada viaje transformador en repentina lucidez otorgando a la materia diablos y cielos vacuos, viejos amigos de juvenil aspecto que aún me acompañan. Suelto y retengo sin cambiar un ápice su fiel corazón
te honro más allá de esta orilla donde me adentro abierto al mundo, a cada historia leída que me cuentas desde allá. Nací a tu imperio sin pertenecerte, noble adopción que haré literaria como vital periplo. No hay orfandad posible en este viaje y sus trabajos, vas reclutando espirituales mercancías que intercambiar con el mundo, impensable conocimiento a cada historia. Los años parten como testigos privilegiados de cada exploración, una geografía de la conciencia ensayándose a cada experiencia, humana o no, irreversibles cambios que van completando visión, sin autoría, presuntos recuerdos transespecie
tu propósito se recuerda a sí mismo en silenciosa conversación, sale de lo académico en lúcidos paseos astrales, noches de partículas en danza inagotable, su relectura con renovada curiosidad reconociendo la superflua dualidad a la que tratas que converja, los lugares opuestos que tanto miras, tu forma de expresarlo. Te recuerda la conversación nutrirte de las señales más complejas, de los lenguajes sin autor idioma, el placer de mirarte en ese espejo de mareas. Te muestra movimientos y posiciones alteradas, la juvenil lectura de los recursos a tu alcance, tus maniobras y virajes por aclarar el agua, el secreto de la creación. Recuerda tu boca ágil las frecuencias, relata cada salida del mar primigenio hasta el ritual, todavía comenta ese desmenuzamiento de lo real con sus doradas flechas de amor untadas, el bello enigma del perpetuo acontecer, el último paso tan cercano. Me despide en la sospecha de lo incierto y su implacable albedrío, un orden que desconozco. Sí, recuerdo encendido que se aleja meteórico, brasa que la noche aviva volviendo a iluminar rostros, y estrellas. Dibuja ahora una línea de costa que no acaba
novelas las locuras de esos años que partieron, fructífero vagabundeo por islas en tinieblas, corazón oculto tras la línea de sombra, un cuento de juventud
mi fiel compañero tiene el preciso marco de trabajo, inmensa biblioteca que jamás envejece relatándome cada inversión perceptiva, cada escrita conversión a un lenguaje comprensible, cada página que los amantes se susurran en el tiempo. Tiene el sueño que vivo, anticipó mis anhelos de recién nacido queriendo cruzar al otro lado del mar para librarse de la gravedad, mi batalla lingüística y gestual por recordar su origen, cada sensación a reconocer en el tiempo. Vuelve el nunca de vez en cuando como las golondrinas a su debido tiempo, el siempre como supervivencia en esta tierra cruzados todos los mares. Me escribe el mar entre tinieblas de aquel joven mirando infinitos promontorios con embelesada dulzura a su fuerza rendido, los ojos a su magisterio. Lee mi fiel compañero los surcos que el tiempo dibuja
él describe el umbral de una ilimitada imaginación, juega libre con cada sugerencia de ese abismo inabarcable
y ríe de mis anécdotas en su totalidad con páginas de creativa autobiografía, curiosa confirmación de casualidades que no eran, evocaciones renovadas hasta la sorpresa como motivación. Hay trozos de estrellas desconocidas, hay sombras que se iluminan en ficticias colinas, pasiones que como lava se enfrían suelo fértil, murmuraciones que en la penumbra encajan en un puzle olvidado, rostros que sonríen. Queda el quizás en mundos posibles que alguien escriba, el comienzo de una sencilla historia. Pícaro roba lo más valioso de esos trozos indiferente a su verosimilitud, casos del sí mismo atrayéndose entre sí por detallar su creación, talentosa inventiva de un ingeniero de caminos absorto en su fé. El comienzo es nueva cuenta para este ladrón de tesoros, la posibilidad cambiante que revoluciona circunstancias, la visión que irisa la penumbra como testigo sin juicio
novela el genio sus cumbres temporales con incómoda contemporaneidad, trata sus temas con mirada oblicua al mundo, amoral aceptación de lo ordinario, y se aventura en el sí mismo, en sus más herméticos pliegues. Esa rareza es un sentido radicalizándose en las palabras, un enriquecimiento excepcional
laten mis tinieblas que a la primavera entrego, aparecen literarias brevedades como bisagras entre posibles mundos, realidades sospechosas de otredad, transcursos vaciados de ritual o hábito, claves, símbolos, una extraña psicología de la impresión pura. Hemos considerado los horrores y la risa en escalas mensurables, hemos visto sus epígrafes en tablero de instrucciones desquiciado, cada revelación un comienzo. Late el corazón del cosmos a pesar de tí, indiferente a tu malversación, incluso a tu ciego entusiasmo, te lee fiel sin necesidad de traducción, y su lengua suma ahoras, te da las tareas que te apasionan. Hemos registrado las páginas sentidas que escribiste frente al espejo a pesar de tus actos, la prosa más aleatoria en cualquier lengua, tu aprendizaje de niño que accede al corazón. Extrañas tu verdadera patria, sigues migrando entre tinieblas retado por la textura de tu cosmos, dolorosa orfandad resonando tensa entre tus limitados recuerdos. Cuéntame tu historia de vidas con elegante dicción, y luego renuncia a ella
hecho es ser contacto permanente, ahora y en todo momento, tierra breve como significante, historia robada a tu soledad, un cargamento de lugares que se hunde
fulge el corazón en tu ficción más pura sin ambigüedad alguna, fulge en el enigma de tu más arcana tradición, fulge ahora en cada arrojadiza convicción fracase o no, y entra en tus ideas preconcebidas o no. Te permiten resistir generación tras generación
sujetas tus efectos con pinzas, tan frágiles, robas pareceres como causa implícita a tu confianza, juzgas sumariamente mis deficiencias con ingeniosos relatos, su trampa la tuya, otra oportunidad perdida. Te había proporcionado una ufana claridad
mi vista es una hazaña evolutiva, detalla mi oído lo probable como memoria en conserva, no olvida los números que dan volumen a lo descubierto, la puerta de esta vieja librería, la biografía estelar escrita a bordo de tantos cuerpos, mi juventud primera. Cabe la duda en esa hazaña, esos globos oculares que dividen lo que ves, esa revolución permanente, mi daño colateral
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