te conocen tus hábitos, te suponen familiar, en tu soledad te alimentan omnívoro de todo tipo de momentos. Eres especimen del arriba y el abajo, los comunicas para mayor conocimiento, pequeños encuentros en el tiempo. Me ves cosa que llevar a tu boca, cosa que pensar hasta mi extinción. Pero sigo aquí bajo otro aspecto, un Todavía ejemplar
me sabes poco, crítico peligro de un nunca vivo, reconoces mi canto
alrededores con voraz entusiasmo, parientes de plumaje oscuro a veces veteado por una luz singular. Leves, aletean en círculo
son únicos los pequeños encuentros en mis sabanas arboladas, entre los arbustos humedecidos que dominan mis solitarios islotes
según la cultura de cada isla descubro facetas inesperadas del ser, siempre desde la trinidad del entonces. Pueden sus referentes encontrarme de cualquier guisa
trato la descripción científica con mente de ornitólogo estelar, obtiene los espécimenes voladores que a veces pueblan mi dormitorio. Su escasez los hace desconocidos, su avistamiento tiene tintes de milagro. Mis expediciones vislumbran los insectos del ocaso personal en las riberas de este valle, registro sus sonidos como miembros del cosmos, me llevan a inverosímiles creencias que me sobrevivirán
frágil ave oscura soy entre mis islas, no muy lejos de la inmensidad
poco sé de tu saber, tiene la razón su papel en la historia del conocimiento, tan literal que a veces desespera, tan correctora que hace de la existencia lo dicho, la palabra como un deber más, un hábito que te conoce
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