jueves, 21 de agosto de 2025

Elefanta ROSA DE RUMBOS


se hace minúsculo uno de mis costados, y voy haciendo malabares por una larga y estrecha línea de emociones, toda península interior, todo un subcontinente emocional. Mi geográfica mente trata de integrar esas regiones más húmedas que suelen interceptar las lluvias emotivas sobre mi más montañoso costado. Lo oriento con carilosas expresiones utilizando viejas referencias desde el otro lado. Y ato cabos sueltos de una punta a otra que el mar lo bañe todo

esa doméstica inmensidad se me hace patria con sus funambulistas costados, su infinidad de frutales creciendo a lo largo de inacabables promontorios, monótona lejanía con sus escondidas maravillas. El hoy recuerda mi presencia en cada muro, cada lugar santo y sus puertos de partida, cada calle vieja comerciando con mis sentidos, tu olor a cada abandono. No decae este presente, empuja a nuevos puertos, a la entrada en otras ciudades como canales de desarrollo interior, la delicia de sus recorridos, el sabor de sus nombres antiguos que magnifica tradiciones. Voy en procesión y danza adornando sus rostros

a veces comprendo cada kilómetro andado, la extensión de esa inmensidad sin alcanzar punto alguno, su marítimo flanco compasivo me roza con agua gélida, me devuelve a mis bosques caducifolios

hago mis malabares con los registros históricos relacionando regiones y tiempo, tienen urbanitas números con que centrar los siglos, lejanas frecuencias con que orientarme en mi marítimo deambular, mis cosmopolitas albergues en los caminos entre nasranis y mappilas

son mis costados contextos históricos extendiéndose por las llanuras mentales, transitorios estados de ánimo entre cordilleras de pensamiento, el mar que las cincela. Y se hacen minúsculos

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