puedes observar tus electrones en un ahora ascendente, bajar luego hacia alguna estrella desde esa nebulosidad procedente de alguna pérdida de masa espiritual, una velocidad de giro inmanente, una visión ocasional desde oscuras zonas donde los cielos te observan con fría nocturnidad. Aquí la montaña todo lo refracta cual gigantesco Perseo usando a su Medusa. La nebulosidad me rodea descubriendo magníficos astros interiores y su conflictiva historia, astros que observo a cuenta de mi realidad inmediata, una momentánea fascinación astronómica que los siglos arrastran
te conozco en tu familiar constelación, te sitúo en mi gradación estelar donde enrojezco de tiempo, de celeste observación donde nos encontramos. Una nubecilla no me deja discernir tus estrellas y tiro mano de mi Estelarium con grácil cambio de posición al caer la noche
le hemos dado la vuelta a la extrañeza volviedo sobre nosotros mismos, precioso descubrimiento de la incansable observación despersonalizada, de la creencia como conglomerado de belleza celeste. Y traemos souvenires íntimos de astronómico romanticismo
¿qué es esta concentración de jóvenes luces dispersando años con viajero diámetro que en el espacio me unen? Me sitúan la Tierra en recuerdos inmensos que la distancia acelera, me recorren conformando abiertos cúmulos de ser
subimos como asteroides magníficamente emparejados en aparente separación, toda una variedad de minutos de arco y sus preciosos centros. Nos observamos sopesando cada brillo, aún un segundo de octava magnitud del que poder hablar
sigo mitificando en ardua tarea la gravedad del mundo sobre los hombros de lo que vive, los mares en que me apiado de toda persecución tal ancestral constante que nos somete, el cielo en que constelamos. Y en firmamento me transformas para mis representaciones
vuelves centro de un trapecio estelar, forma observable rejuntándome, tratando conocimiento con denominaciones en el arco de separación, magnitudes del saber distinguiendo colores
la antigüedad del siempre te considera relevante por alguna razón que desconoces, una referencia cierta datando acontecimientos, una relación con la terrenal sabiduría en su línea temporal. Aparecen avatares que la pondrán a prueba, agudizarán visiones con increíble maestría, dibujarán bocetos estelares dejándote desnudo una vez más, anotándote determinantes invenciones
si de verdad miras verás los minutos de arco con sus piedras preciosas en un continuum, cada circunstancia una estrella y sus variables, su lenta denominación en los siglos, su indeterminada luz entre las magnitudes: llevan personas observando valores de extremo a extremo
y me tomas el ahora en el gran cáliz de la vida, telescópico sorbo de inmensidad y el voluble prisma con que te miro, tu magisterio haciéndome instrumento de un sideral obrar. Así dibujo líneas entre las estrellas con mi rudimentario lápiz, les doy sombra y brillo desde suelos dispares, las cuento en los ratitos de comprobación, las ando entre cúmulos disfrutones
comencemos, me dices, nuevo brillo en alguna esquina oscura de tu ser, traza magnífico trapecio con azul magnitud, o un triángulo al que conferir tu sentido del orden sugiriendo jerarquías, emborráchate de belleza. Y en sus hileras me extiendo con llamativas formaciones y su relativo brillo. Me acompañáis existencia con el ramillete de emociones en el pecho, me permitís conocerme más allá de la aparente separación, segundos de arco, un paseo celestial
mis nombres mapeo en el cielo nocturno, les sirvo bases para reconocerme en cada estrella, una avenida para mis paseos entre los cúmulos. Abro los números a su magnitud estelar que comprueben su fragilidad, les hago visible mi lugar en el tiempo, soy su instrumento de observación: allá van mis electrones escalera arriba
No hay comentarios:
Publicar un comentario