jueves, 28 de agosto de 2014

de El Libro de Elías

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 La cronología de los viajes, del viaje, es en sí un trayecto inacabado, como cuando al datar la obra de un autor vivo se le adjunta al nombre algo como X (1961-...). Recreas un pretérito imperfecto y al exponer la memoria a las palabras ves lo absurdo de cualquier croquis, pues al fin y al cabo todos estos viajes no son sino El Viaje. El contador sigue corriendo ahora mismo, mientras escribes, sin saber cuándo se detendrá y qué nuevos caminos se abrirán entre destino y voluntad. A medida que avanzas, o retrocedes, o giras, texto y vida van configurando conocimientos que de alguna forma incrementan la posibilidad de libre albedrío, error-corrección y sigues andando aunque algunos errores te hagan tropezar más de una vez, aunque algunos errores se te claven en el alma y tu memoria los arrincone para no lastrar en demasía tu seguir andando, seguir creciendo, aprendiendo, tropezando. En esta percepción del tiempo, este te da la posibilidad de descubrir el patrón de tus descalabros, errores que en esencia son el mismo error bajo otra apariencia, te da la posibilidad del cambio interior que invierta tus ciclos.
 Fielding y su Tom Jones vienen de puntillas. El tortuoso camino de Tom es una suerte de libro de carretera iniciático donde las entrañas morales del personaje son puestas a digerir miseria y virtud de capítulo en capítulo hasta el final arquetípico de los cuentos tradicionales en que el descarriado resulta ser de sangre noble. (Extrañas perplejidades andado el tiempo cuando en la tesitura del laberinto de Elías descubres la noble sangre de este acarreando una culpa que no fue suya durante cuarenta y tres años y por ella ensuciando su propio cuerpo y alma y la de sus más cercanos hasta despoblar su dédalo de todo habitante, de todo amor. Su gran cambio será la templanza, la salida donde hallarse a sí mismo, confianza de nuevo, paz, su noble sangre). La complejidad del relato, de su estructura, viene ornada con la recreación de época, gracias, sobretodo, aunque no sólo, a la extensa galería de personajes extraídos de todas las capas sociales y ámbitos, rural y urbano, que atosigan y ponen a prueba al no del todo inocente Tom, pícaro Lázaro de doble moral, sempiterno dualismo.























 Elías va a tener difícil eso de recrear su tiempo. Si no rezuma por entre las palabras el momento histórico que le ha tocado vivir, se limitará a burdos trazos y hasta puede que esa pincelada arbitraria, forzada, le restituya algún recuerdo extraviado. Transición española, transición: palabra institucionalizada para el bien común, vacía de contenido pero útil en su momento para la clase política, palabra gracias a la cual muchos cuervos han podido vivir de las rentas políticas. Las pecuniarias ya estaban resueltas hacía mucho bajo la visceral tutela franquista. La posesión de los medios de producción siempre ha estado en manos de unas pocas familias, lo que cambia es el modo, los medios para disfrazarlo u ocultarlo. La liberación del mercado bajo regímenes democráticos admite nuevos ricos, los necesarios, siempre y cuando no aspiren a más. Pero el dinero llama al dinero, no a las personas. 
 Comenzaba a pasar: la ventana de los medios de comunicación pintaba otra realidad, plural, movida, colorista, abierta, profundamente intrascendente, posmoderna. Lo único sagrado era "Transición". Elías ni siquiera corrió delante de los grises. Una vez, si acaso, pasaba por allí. Por aquel entonces  mamaba lo que se vendía de la cultura hippy o easy-go-lucky/ un viva la virgen, los excesos de Hendrix o William Blake, que según decían llevaban al palacio de la sabiduría, Kerouac, Hesse, Huxley y chiflar al ego a base de experimentos sicodélicos. El mundo editorial seguía sin hacer ni puto caso a la mujer creadora que de momento debía ser productora y nuevo objeto del mercado tabaquero. Elías mamaba básicamente de todas las autorías etiquetadas como malditas
 Se ha globalizado y redistribuir recursos y riquezas para evitar guerras-transiciones resulta tarea ardua. Triste esperanza de que los grupos de presión multinacionales adquieran seso, conciencia alternativa. Haya paz entre anécdota y digresión.
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Pic: walking wounded, The Pic-Poem Book - The Artist 

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