miércoles, 3 de mayo de 2023

John Stobart (British, 1929-2023), New York, South Street Reflections


emigraste en vida con tu fantasmal bajel en compañía de ilustres iniciados, el curso de longevos ríos seguiste visitando cimas de esperanza, la antigua cueva del primer contacto con la eternidad. Te ofrecían la nieve y el frío la ausencia de idea, un ser sin causa. Pudiste ver los mares poblándose de Historias, la escena original de la primera causa ya olvidada. Coleccionabas conchas en tarros de cristal que como hitos a cada punto cardinal derivabas. Ya no te estorba el ruido ajeno, esa marabunta emocional bandeando inconsciente a cada trecho, ni el rugido de la bestia herida. Por igual trabajas el corazón celeste de los mundos que como dentados engranajes se impulsan en sus miedos. Por igual el escolástico artificio de tus neuronas encendidas floreciendo entre tus islas 

la muerte gozosa en tu orgasmo corporal, la dolorosa muerte en tu colapso nervioso, tu moneda lanzada al aire en perpetuo giro: su cara te mira en uno de sus vuelcos, se vacía su cruz en equilibrio; te mira madre piadosa ahora, brutal entonces, fría, abrasadora; genera padre el espacio de su devenir, y te pregunta por tus ojos. Te estorban pequeños brillos pasajeros, inhalas sus fragancias hasta intoxicarte, digieres sus luces, les das gramática en respetuosa transformación. Llegas a adorar sus formas dibujándoles tiempo, papiroflexionando siluetas, encontrándoles espacio en tu biblioteca. Te estorba su lucha incesante por imponer sus talentos en su biológica voluntad de poder, una ilusión de carencia que les impulsa, una cualidad que impregna la materia. Y la entrenas, cada rol asumido su función, toda una escuela de acalladas influencias, abrasadora madre, fría ahora, espacioso padre. Te ofrece tu tiempo 

izo mayor tras soltar los cabos del amanecer, izo el foque que capture los grados de un viento ancestral: pequeñas motas doradas saltan del mar chispeando en mis ojos 

crecer en este zoo fascinante de mares y sabanas infantiles, observar las tempestuosas migraciones del alma humana a ojos de los pacientes animales, graduarme magnético en cada viaje migrando de nivel...Me haces inspiradores bocetos de eternidad cuando persigues los peces bajo el mar, al durmiente en su bajel aproximas hacia el ser que le vela: emigra 

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