viven mis pequeños rituales en regiones ocultas, difuminados aspectos de un pensamiento mágico replicante que oficiara sus conjuros
danza la lluvia en sus ceremonias invicándose a sí misma
números y culturas van antiguos como nómadas tribus contando los granos de arena, interpretando la danza de las dunas, bailando con la lluvia de los siglos. Son sus ritos formas de conocimiento anquilosadas a las que la vieja madre condescendiente sonríe
un lejano antecesor de torso desnudo, cazador sabio, danza en el trigal limpiando la tierra de pensamientos caducos. Llama en su leyenda a los iniciados, aquellos que despertaron, nómadas estelares
Paparuda, vieja tierra sublimada, me fertiliza reduciendo el tiempo a cero
esa esposa escribe su libro con gotas de lluvia, y gloriosa se cimbrea entre las espigas cuando la luna se hincha. Me describe indígena de mi propia estrella, partícula liberada
viste mi niña con flotantes hojas por amarilla senda, va con su danza purificando mis manos, se hace mi voz lluvia
baila Paparuda en sus cumbres las magias del tiempo de observador en observador, de la sequía al diluvio y viceversa; abraza al sol con pecho abierto para perderse entre los campos, va la niña andando desnuda por las abarrotadas calles
adornan tus ceremonias las rutinas con celestes turquesas que irrespetuosos vientos traen como maternas voces
y les da significado la tierra que te acuna con lluviosas nanas, rito actualizado, renovados motivos que el mundo bulla
crees en negativo, en positivo, en corriente alterna según el flujo de los siglos, te rezas a tí mismo con el rostro elegido en profundas cuevas donde te crees oculto, paleopinturas y exvotos para tu buena caza, tu dicha nupcial, la salud y abundancia de tu entorno, la anchura de tu escupidero mental. Da igual si afirmas al negar que si niegas al afirmar, allí dentro el engaño no es posible, te desdoblas. Cuando la lluvia llega, toda señal desaparece
entre las gotas te menciono y la voz se remonta a otras horas, al anochecer te sigo entre las estrellas hasta que el amanecer se las lleva. Desnudo de tiempo, anota mi alma sentimientos dormidos, naturaleza viva
danzas ceremonial como divinidad de estío, solemne enciendes los campos de trigo ardiente: un año más me invocas
llueve tu danza realidades con membresías, llueve comunidades de bienintencionados bailarines girando desde antiguo, coordinando aliteraciones y cacofonías, afinando sus instrumentos: "maybe music is the only way to tell you how I feel"
brindamos por pequeñas realidades cada mañana al primer sorbo de aire, agitamos nuestros cuerpos hasta colorear las formas, buscamos la señal propicia, la respuesta
te creo aún en tu autoengaño, en tí me realizo como invisible movimiento, vibra el suelo con tu odio en amor volteado o viceversa, el cielo se despeja para llamar a las nubes
fuiste brutal indígena fiel a su madre tierra, plantabas las horas para una cosecha de concéntricos círculos vibracionales, cantos salmodiabad de la mano de tu tierra, la piel de un animal gigantesco
y danzas la lluvia tribal depurando los círculos, vistosos campos y praderas que las nubes sombrean con sus vaporosos collares que de tí se prendan. Me llamas en el movimiento de mi pecho, vaporosa zigzagueas por entre los círculos como sierpe de cascabel, generación tras generación
vieja indígena que nada controla se encarga de lluvia y sol con sus entrañables latidos, su paciente cosecha de las pequeñas divinidades domésticas
interpreta la música tu danza con líneas paralelas que al tocarse se anulan recordándote la no separación
conmueve el grito de Taloc con su ofrenda toda mitad de mí: es la tormenta su bendición
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