andante movimiento numera la ascendente constancia de este viento que me sigue, una suerte de solista con sus octavas del amanecer. Solares tangentes le alimentan entre troncos y rocallas seccionando la temática coda. No hay centro
con alegre vivacidad editas tus usos de la forma en breves secuencias siguiendo un patrón numérico, letanías de inquietud transmutada, solitarias tonadillas e infranqueables muros sonoros, cada decisión un movimiento neuronal exento de anécdota, terceras y sextas sin dramática causa, puro efecto gradual, secuenciada coda de lo amable a lo funesto que no se cierra
te escribo con arca de chelo en mano, una vieja amistad sirviendo a su propósito, piezas que reconcilien la aparente arbitrariedad, la tensión de los opuestos. Esa relación se alarga en un pentagrama del que no soy dueño. Fraseo y silencio se combinan en libre notación de infinita permuta
la anhelada alegría carece de movimiento externo, es su densidad liviana, no requiere trabajo alguno. Se abre quizás en compases de sorda cadencia que apenas se expone, quizás una suave brisa aluda a ella. Esa apertura aprecia toda recapitulación en su conciso movimiento, una coda sin cierre
la estancia de los instrumentos mentales se airea a veces con la simplicidad de una pieza tal cual trasplantada de algún jardín lejano, sin biografía, sin material planificado, ni una sombra de especulación, ni un solo respaldo lógico, depurada forma
veo dividirse mis piezas como células en perpetua comunicación
sí, te escribo entre sustos que las ideas traen de vez en cuando, me convencen de una cordialidad sentida, la amable vergüenza de mi propio error, la sencilla renuncia a todo acto de imposición. Te sé como me sé a mi mismo sin necesidad de lenguajes
se desdoblan los años en sinfónicos recuerdos, en movimientos de partituras desdibujadas, solistas, orquestas, comparsas, barrocos remitentes, clásicos, entrelazados, desatados, temáticos procesos de cada composición
reacciono a tu electricidad, soy audición orquestada en esa invitación que apenas asumo, sala aromatizada por tu fragancia emocional, la orquesta me estrena un siempre sin partitura, me hace composición
en mí se imprimieron tus notas velando por toda posible interpretación, esa eólica constancia
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