sobre el todo los tramos de tus vínculos actuando en tu estar, tu interpretación radiándose como detonante de censura, de presencia obviada. Programas tu variedad temporal tras un lapsus de ostracismo, reclamas tu regreso desde la transgresión al equilibrio. Ya luces tus cejas encendidas sin romper su efecto, la gracia de tu voz reproduciendo el siempre, intacto, potencial, vivo. Apela la sombra a tus sentidos, sus simpatéticas formas
el lugar en que resides supera tus muros, del presente de indicativo al presente absoluto, de una fecha a la abisal fosa de los siglos antiguos y su inicio perpetuo, una relación culminándose una y otra vez, irrompible boda. Seguimos juntos en festejo de las transformaciones, sin coincidencias, sin causa numérica, una vitalidad inmutable, una voz siempre enamorada, la amorosa lejanía de un sanguíneo crepúsculo interminable. La música ha roto el calendario
me llamas cual vegetal tubérculo fronteras del sonido, te llamo motejándote con el sobrenombre de las ctónicas savias y su celeste contraparte. Somos herederos de una íntima totalidad al despertar de nuestro sueño, rojizo crepúsculo de tu mirada. Esa voz poderosa chilló su principio por tí, dio forma en su anuncio a tu tiempo. Me llamas sin elección desde cualquier símbolo que emitas
"con quién fuiste de la mano?" te asalta en tu sueño llevándose el centeno que te oculta. Tu relación compone volátiles microrealidades como mensajeras entre el afuera y el adentro, pequeños accidentes como brechas de rutina. Pereces niño como fruta madura, tomamos y bebemos los unos de los otros en ingestas que aprendemos a dosificar, un escenario natural
se aprovecha el campo de significados de tu canto, de tu vital festejo concursa, un certamen de la suerte aleatoria que destapa tus giros semánticos y tiñe la luna de volubles sombras. En ese baile me desplazo entre estaciones, celebro sus pasajes más barrocos, me aventuro en los eclipses del yo andando la luz extraña, liviana luz. Se hace el tiempo cielo en la casa de las sinfonías, ciudad solitaria encima del mundo, una palabra deshilachándose, engrandecido canto de la piel, los registros más atemporales grabándose a dúo. Entre tú y yo un árbol de potencia elogiando ese canto, la albura liviana de nuestra existencia actuando en tu estar: percibes un tramo
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