martes, 14 de mayo de 2024

Cierzo. Rosa de Rumbos

ya caí en mi autocensura desde crónicas referencias, ya el viento interior arrasó mis capacidades hasta derribar mi elocuencia. Aquel hombre armado cargaba con el circo entero, toda una carreta de genealogías 

lo cierto es el viento, sus cardinales componentes sacudiendo regiones enteras de mi ser, secando unas, refrescando otras, mis deudas un ciclón de altas presiones, un mar agitado 

lo cierto es condición cosmológica, la vida en el valle donde todo nace y muere en sempiterno giro, viento desecante y las plantas que le luchan, el clima que nos consiente son distinción alguna. Soy el agricultor que protege sus cultivos, su huerta de frutos escondidos, su plantación del árbol más hermoso, sus enramadas y abrigaños donde respirar. De esa dificultad me beneficio contra mi propia plaga por una sola hoja de certeza 

soy el viento de las frecuencias cimeras que en el valle arrullan, la presencia del tiempo más elástico, la ráfagas prestidigitadora del movimiento que observas, los datos de que dispones para decelerar 

aquella flor de certidumbre señala tu tramontana y tu mistral, tu desapacible bora jugando con tus cardinales componentes, tu invierno frío y el frescor en tu más veraniega fricción, el contraste permanente de tus hemisferios cerebrales, la atmósfera de las pequeñas amarguras en el débito que mantienes. Ahí llega ciclón de bajas presiones, un mar en reposo 


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