lunes, 20 de mayo de 2024

Shatakam. Amaru (SIN FONÍA de los libros)

   Pic: golden flight 

de acuerdo con tu severa displicencia manuscribo mi propio colofón añadiendo nombres al vuelo, una autoría concedida por fuerzas que desconozco, un trabajo de personal recesión en la metafísica del sentido, significados que se forman a posteriori como arena de un caleidoscopio. La leyenda del verso se afirma como reencarnación de alma antigua sin género definido 

amo el movimiento de las stanzas en tu vientre, aman ellas esa autoría revelada, cada poema una colección de milenios engarzados 

versiones me das de amor reafirmándose a cada composición, líneas que imparten su espiritual introspección, placer liviano que flotara en el jardín, en encadenadas metáforas que en lontananza se disolvieran, indiferente comprensión. Me interpretan y hacen mofa en la corte de los cuerpos mutilados, una exégesis tabernaria 

sacude el amor las fronteras y los rangos, afina su lírica los anales de la historia, crea jerárquicas ficciones, y las abandera. Critican los siglos con literario empeño aquel movimiento de stanzas en nuestro materno vientre, bajo juramento declaran su autoría con regusto a justicia, forzada compensación, un reequilibrado necesario, la debida alineación de volúmenes. Los obedientes versos juzgan a sus poetas, critican sus hueros y descriptivos juicios, tan vívidos a veces, tan indiferentes al planeta

hay números legendarios asociándose a la colección de milenios, filosofando su versión de los fenómenos, completas biografías de su seguimiento. De acuerdo con su laxa disciplina preguntan por las metáforas engarzadas abriendo pegajosos debates en matemático celibato, en supina ignorancia se disocian. Entro la muerte como maestra de esa ceremonia, todas sus posturas con artístico erotismo validando su opuesto. Luego la memoria reescribe ese aprendizaje con el necesario amor 

soy sujeto sangrado en la libidinosa disputa con su objeto, fiero romanticismos que voltea los roles añadiendo aspectos de tí que no aceptabas. Te hace anhelar la extrañeza lo que ya conoces, y vas girando en todo nivel entre los extremos. Incluso bailas cortés las notas más paupérrimas que el mundo ofrece a tu actor social con sensual deleite. Lo similar te mimetiza en esa jungla, cualquier matiz arrasado, cualquier énfasis allanado, ni sujeto ni objeto, ni separación ni comunión: entro la muerte insípida 

la vida me conoce sin cuentas pendientes, tributa mi obra nombrándome rey de mi colección de milenios, el rosario de cuentas o ábaco por el que paso mis dedos. Al juntar mis palmas desaparecen. Permite incluso a mi ego nombrarse autor, consentido infante en su astral ventura, severa displicencia que tendrá su colofón 

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