es éste lunar atardecer con sus reflectantes mares, el poderoso espectáculo de la 'joy'
haces del aquí paraíso animal donde salvajes aves te observan
se hacen los minutos solitarios encuentros, una estadía de espirituales apetitos, la noche que sale con su bata blanca
me visitan estíos amantes, vienen sobre las olas con perfecto salitre
en esta región de mi ser localizo los parques costeños que me aproximan mi más desnuda naturaleza, paisajes de una flora sobrenatural, la endémica consideración de mi rareza, el número insignificante en peligro de extinción
es una región de místico ambiente al borde del más dramático acantilado. Me mira el mar que las playas desiertas ribetean, me cuenta sus olas con generosa narrativa
donde el hoy encuentras el faro más brillante, una torre de santo homenaje, los restos de antiguas y desvencijadas suposiciones. Redescubres cachos de tu propia tierra
te conozco desde antes de nacer, aquella hilera de infinitos promontorios vírgenes desde la que oteas el tiempo, el lugar en que te adoro, el lugar que lo divino te dedica
los habitantes de esta región te dan tu mar mesando tu tierra, ponen la mesa y sus frutos, la frescura de cualquier momento de inocencia
hay sacros cabos marcando el drama de tus acantilados, hay siglos de extinción hasta tu resurgimiento
es tu fortaleza el total abandono, una navegación que aquel faro dotara de sentido, un protagonismo reconstruido, el complejo trabajado descubrimiento tras descubrimiento. Te refugias, te reparas, te atiendes
tu fortaleza es una punta de cabo desde la que ver lo increíble en sus reflectantes mares
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