mis escogidas regiones tienen puntos desolados, restos de los seres que me eligieron, sacro aloe en las suturas más profundas, los susurros de formas desconocidas
visito los estíos como acuático amante, su tiempo surfeo de arena fina granulándose hacia la perfeccion o solución de infinito, una práctica revitalizante
enfrío el agua al son de mi térmica agitación, compenso toda duda sobre su belleza
hay regiones de místico ambiente, hay dramáticos paisajes donde asomarte a los acantilados, hay miradas de mares desiertos contando historias
dispongo de lugares con rostros divididos por puntos cardinales, sus habitantes el mar y la tierra firme, nutritivos momentos de frescos encuentros. Me acomoda su fuerza en la mirada increíble, la posibilidad de especies desconocidas
es su fuerza villano encuentro con el total abandono, la dádiva de una absorta navegación, la sencillez del no protagonismo, los viajes del descubrimiento, refugio y reparación del cuerpo que me lleva, un hospicio de armonía
aún conservo la historia originaria que tanto me costó construir y reconstruir a cada trecho, los significados dañinos que mi aspecto más corsario atribuyó, las olas gigantes de causas equivocadas
hay regiones localizadas en costas intocables, paisajes de una flora desconocida sin nombre ni significado a toda extinción indiferente
hay un monasterio en mi interior que la luz inunda como gracia. Fuera, la antigua ermita derruida
ha encontrado el día su faro más brillante, el homenaje a mis restos, lo que supuestamente fui descubriéndose tierra
levanto nuevos acantilados de distintos niveles sobre los siglos que navego sin vislumbrar fin alguno
la época me conoce sobre esos promontorios que haré sacros, el lugar en que te adoro, las regiones escogidas
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