martes, 30 de julio de 2024

A, por, desde Luis Cernuda POÉTICAS

   Pic: "cuerpos"

es un adiós el amante invisible,
una agridulce dormición
de avinatados brazos, un beso 
de labios escondidos 

se ha hecho el deseo campo tranquilo de cualquier estación,
amarillean los álamos
con sus pequeños soles giratorios
adornando mi suelo 

mi niño de seda clarea 
entre las piedras, volantes de luz que a la montaña alcanzan 
apartando a los insectos 

toma el señorío de estrellas y hojas conciencia de tí, da voz 
a tus sombras que en luz 
se disipan 

quiere el Ello tu saludo conmovido, la amabilidad de tus cosas,
la amistad de tus colores, 
tan variables, tan diversos 
como el matiz de tus miradas 

es la tierra contigo, eres tú 
la gente, sin tí el destierro,
una forma de muerte lenta, 
la noche oscura 

he venido muerte para ver la vida
con su graciosa red de sentidos, 
la mariposa que espera 
alzar el vuelo para conmoverla, 
mis brazos alzados 
en su contemplación, el aire 
que sabe en tus ojos su roce 

dice mi vida tu vida, 
un perpetuo nacimiento 

he venido a ser el mar 
en que regresas para ver 
al soñador, la puerta 
de tu virtud perenne 
aún si los álamos amarillean

te dicen placer y dolor 
de ese nacimiento perpetuo, 
el deseo que en su vacío 
te estremece, la hiel descolorida tras los barrotes de tu razón,
la noche hiriente en pleno día.
Cuesta abrir el puño 
que tú mismo clavaste a la materia 

he venido a traspasar los muros
que del suelo alcé 
contra el horizonte, las cosas 
con que levanté mi reino 

franqueo tu coraza con lanzas 
de luz, el puño abierto 
con su forma, lascivo el cuerpo 
de tu sudor a impregnarse, 
calmo en tus aguas 
que el tiempo oscurece 

ha venido tu semblanza amable
a llevarse el polvo de mi esquina
más recóndita, iluminar mi sombra que de lejos me sonríe 

esa pureza es un don antiguo, 
su destino las aves que mis manos tocan, primorosa juventud 
del sueño eterno, sedante sonrisa 
de tu curvada orilla, la lluvia 
que te bendice 

tu planeta una moneda 
que en tu mente gira 
entre dolor y placer, la tierra 
tus miembros que petrificas 
entre estaciones, el mar la esponja 
en que te vacías: allí van tus flores desecadas a buscar su tumba 

busca la altiva soledad su corona
entre los restos de memoria,
aquel manto de libertad 
que me arropaba, el fruto 
de una milagrosa juventud
con la lengua desatada, 
aquel reino de sombras chinescas 
por el que deambulaba, trozos 
de vida como carne reseca 
en la mochila 

quiere el desvelo tenerte,
la gravitatoria fuerza 
que te aprisiona, el recuerdo 
que al viento detiene: 
tu propio peso 

ya sabes los límites que te impones arriba y abajo, sabes del supuesto azar que abrió tu sien
a una realidad inabarcable,
luz indivisa rebelde a tus leyes,
derruido el mundo que creías conocer 

te escucha la soledad 
en tu cama de punzantes cristales,
con sus lágrimas te toca, 
serena llamada 

extiendo la mano 
sobre la copa de los árboles,
penetra el bosque camino del mar 
bajo la luz rebelde 

se hace el viento marítima vehemencia, se hace el viento 
son elemental, se hace el viento noche contagiosa

tu ira, tu frontera del ultraje, 
el oprobio que elegiste, la muerte
que propagas con tus dientes 
ávidos de carnaza, la amenaza
que abres como presa incontenible 
tras el deleite de tu placer,
será torrente de calumnia y orgullo,
el agua estancada que te enferma, aquella mano mutilada, 
la amargura de corrupto cielo 

hay anónimas estatuas en el jardín,
hay mi sombra miserable 
gimiendo entre las sombras,
pero hay también brillos 
en las horas chispeantes,
un fulgor de otro mundo 

he venido a que me veas

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