quemas tus tradiciones con tu estudiado festejo dionisíaco, años sin marca alargándose en tu desfile de símbolos, cintas celebratorias de tu liberalidad cognitiva, tu camaradería con los hechos inflexivos que cambiaron la vibración colectiva, que abrieron matices en tu percepción
se remonta a sí misma la historia poblándose de ubicuos personajes, de orillas por visitar, de ríos sin nombre, kilómetros de siglos descontrolados sin sede referencial ni estatus cediendo sus nombres
minimalistas maravillas muestran escalas de pensamiento reducidas en antiguos territorios, la magia de una perspectiva única patrimonio de nadie, la atracción de una curiosidad encantada
esos siglos pasarán sus nombres como puntos estratégicos para el comercio de ideas
mi elegancia se hace gótica desde un monasterio interior, una cautivadora claridad contando su historia como legado civilizador. Me abandono a veces a una ruinosa inundación por recuperar lo fascinante, ofrecer al agua una visión de vida enriquecida, mi colección de curiosidades
reconquista mi león doméstico su terreno, parte hacia momentos de conversión entre sus pobladores, se traslada a sus residencias más dignas
mi función histórica acuerda sus arcos temporales y sus emblemas, construye siglos originales que la abastezcan del agua necesaria, los acueductos de la mente por donde tender presente y pasado realzando sus brillos
lo capital se pierde a veces entre los privilegios absurdos
mi jardín funda siglos de una botánica sombría, museos de exóticas especies vegetales, pero también oasis de esperanza y refugios de una paz milagrosa. Cuando verdean acuden visitantes intrigados
crea el universo finales aparentes, hechos que la historia convirtió en lugares. Estudio esa unicidad
mis lágrimas son historias de amor añadiendo notas en aquellas escalas reducidas, un romanticismo a sus matemáticas, un relato trágico de errores perceptivos. Riegan el jardín con sus finales aparentes, la conmoción de una última quema
tengo siglos que sufren la extinción de órdenes inconsecuentes, la marcha de toda provocación bélica. Viven su pesar para recuperar su esplendor apagado, crecer incluso fuera de la valla de mi jardín
la catedral que construyo es obra que aspira a maestría, una arquitectura de los aspectos del ser, una fortaleza de símbolos abierta a tus visiones, la vida como joyas testimoniando su tapiz inacabable
enclavado en mi corazón el dónde y el cuándo convergen con su académica pulsión, va creando tapiz de cultura en cultura, de quema en quema. Conoce mis secretos albergues donde lo universal se explaya, los curiosos tesoros que los iluminan, sus historias vibrantes rebosando de vida. Explora mis pretensiones desvelando su encanto, sus raíces antiguas de próspera presencia, recoge mis fragmentos mohosos dotándolos de información que de cualquier trivialidad despoja, y me ofrece puertas para comprender el profundo impacto del todo con educativo celo
se homologan mis tradiciones con cada interpretación que hago, la enriquecen con el académico anhelo de expresión única que tanto me fascina, juvenil curiosidad
el aquí me invita al viaje perpetuo por descubrir esencias, me lanza al alma mundi revelándome su profundidad, el perdurable espíritu de su emanación, mi resonancia en los pasajes montañosos, la serenidad de un río y su cauce, el legado de una belleza incomprensible. Explora mis múltiples facetas
me protege mi singularidad de la devoradora autofagia, una defensa natural adscrita a su milagro, una joya repleta de rarezas salvaguardando su valía. Esta relación carece de método
exploraba el antes las imágenes de un conocimiento pasado, vibrante presencia
ese patrimonio principia universales, convierte lo antiguo en nuevo y viceversa, funda lugares de una humanidad descentralizada, centros de educación perdurable sin edificios. Allí me encaramo impresionado por sus vistas, un viaje perpetuo de académica tradición que en dionisíaco festejo quemaré
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