nutre tu nombre mi sueño, proviene de los árboles y espinosos arbustos que tanto me conocen
el otro es un lado de tí que quizá no te guste, una revisión inesperada de tu especie, una propuesta que momentaneamente te disgrega, un tratado de identidad
tu península corporal naturaliza mi semejanza con otras especies, entrena mi comunicación con ellas, mimosa me reconoce
tu flora salvaje con arbustivo lenguaje me menciona asilvestrado en tus territorios
bailas en perenne espiral de vida regalando tus hojas pinnadas, tus flores en irisados glomérulos que me perfuman, tus prietos racimos. Y tratas mis espinas invasoras
algunas especies guardan ahuecadas agallas donde redefinirse tras la irracional simbiosis con lo que no son. Crece un arbolillo inadvertido en el jardín
te plantas aún joven entre los adultos reducidos
mi ecóloga particular presencia mis lugares más templados donde mis rarezas se plantan como ornamentos del ser, donde mi fauno interior se libera
hay especies que me incluyen con una vulgar denominación, leen mis señales con sensitivo roce
y en todo momento me cultivas duna o floresta de todo elemento
economiza tu especie con los siglos apilando libros, viajando en tus cuentos con prolíficos escritores, esterilizando los relatos pacatos, suministrando el necesario comercio de ideas. Abundas en materia con que combustionarte a tí mismo, en bosques metales de los que extraer con celo tus pasiones nutriendo mi sueño
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