tengo variadas larvas colectadas alimentándose de mí con familiar afán, la dosis común tras milenios de evolución
definen mis insectos las dimensiones de mis ámbitos mentales, con mi animal dialogan llamando su atención sobre los colores más vivos, le otorgan la capacidad de contraste que tanto le gusta. Esos tonos destacados le ahuyentan rebajando su depredador instinto, le muestran los aspectos tóxicos del ser
cuantifican también el número de parásitos mentales con estudiada familiaridad, una datación ajustada de su origen
no deja de sorprenderme mi social biodiversidad, coactivos cristales reflectantes de extraviados registros
cada temporada se reproduce en matizada otredad, vuelos en los bordes de la vieja montaña donde las plantas hospederas
soy contenido copiado hasta la saciedad, entelequia que se manifiesta y no, circulación de imágenes en una red infinita, social afiliación de seres buceando en sus hallazgos, captando
allí se diluye mi género en comportamientos asilvestrados, en la parte superior de las hojas me poso alimentándome de viejos depósitos emocionales, lento desove para escogidos vuelos, y en su envés el silencio poderoso
me presenta una mariposa irisados dorsos de realidad, su oronda zona ventral como una sonrisa de autosatisfaccion, figuras a observar
nuestra primera vez seccionó el primario oro de lo existente, creó el bosque de las lluvias torrenciales, el de los árboles exóticos, el de los santos iracundos, los climas para las mariposas bienhalladas, mi cautiverio para su estudio
entre las larvas me proyecto por criar mariposas, áreas donde conservar la más indefinible identidad, el lugar donde los parásitos me investigan. Su ataque ha observado los detalles escogidos en un ciclo sin cambios, estadios paradigmáticos petrificados. Creen monitorizarlo todo. Una larva se ha escapado del tiesto
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