mido la difusión de cada noticia entre los coleccionistas de noticias, esos gemólogos que escogen las piedras que lanzar contra algo y luego las encuentran en sus riñones, esos analistas que verborreicos etiquetan su propia realidad identificando definiciones
me descatologué de entre los nombres por establecer mi propia clasificación diamantina, facetas nunca vistas
lugares de piedra madre donde devastar identidades donde la gema aflora, facetas extraídas del siempre en su mundana cualidad
un principio mineralógico crea tus hallazgos más concretos en las cordilleras del ser, la misión que enarbola tus pasos con rigurosas pruebas de difícil descripción
tienes en cuenta mis rarezas y el precio que por ellas pagas, la pregunta diamantina que trae la siguiente, sus preciosas realidades como gotas de rocío superándose entre ellas
provienen tus nombres de los lugares por descubrir, cordilleras que rebautizar para nuevas relaciones con el todo
eres mineral que en grupo se oxida, berilio indistinguible entre tus fórmulas, una similitud gravitatoria
y te fijas en el simbolismo de los cristales, en la alegría de sus colores predominantes buscando equilibrio sin dejar de expandirse
tengo fórmulas escritas en mi dorso con mineral precisión, muestran mi dureza en su trigonal estructura, mi ocasional brillo vítreo, sus transparencias y sus
índice de refracción, la densidad de mis fracturas ocultando su
luminiscencia que la oscuridad hace fluorescente, mi pleocroísmo según quién mira y cuándo, de lo histórico a lo metafísico
¿de qué color es tu piedra? Quizás incolora, y sin embargo escondes toda la gama de colores en infinita inclusión
diferencia la claridad entre las piedras sus sistemas, cristalinos hexágonos de personalidad reducibles a un símbolo trigonal
hay en tí esmeralda y aguamarina endureciéndose hacia la ligereza, superando las escalas admitidas, toda variedad de clasificaciones tras medir su difusión
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