miércoles, 18 de junio de 2025

El sueño del celta. Mario Vargas Llosa SIN FONÍA (de los libros)

viene mi cabeza fascinándose por la obra de vida, de datos se empapa que madura sin identificarse con ellos, llegan sus personajes queriendo entender, fabricando sus motivos a imitación de vida, su creatividad al final de un túnel. Hace planos, lados que exudan incómodas facetas, su ansia de polémica condicionándoles, sus querencias y rechazos conspirando contra ellos mismos, una corona aliada al conflicto. Sitúan sus episodios la distancia de sí mismos, son los protagonistas del libro que les impide sumergirse en sí mismos

haces propuestas a los días colaborando con lo fantástico, elecciones que equilibren la balanza entre ilusión y decepción, tu exótico sueño. No reconozco a veces mis propias palabras, la obra de vida embargada por tanta losa, literaria fabricación de un más allá

y concluyo un no

narra mi sueño su vida de personaje en personaje, relata días partidos por parciales sentencias como ladrillos, falsas acusaciones que traicionan su tejido. Dividen la experiencia como forma de exploración, envío cónsules al tiempo por verificar el presente, un ejercicio zonal para un después falseable, misiones de carácter familiar que regresan con sus decisiones. Participas activamente en esos movimientos que anhelan liberación, embellecer el sueño en estable alianza sin condenas, la obra de vida 

los momentos se deslizan en literario montaje, va la cabeza novelando la incertidumbre en constante revisión, imágenes de tu reino que apacigüen tus escrúpulos, una descompresión para sacar el máximo partido a tus destrezas. El yo se dispone a escribirse

resume el aquí lo más básico, cuenta el ahora desde el cero, ni bueno ni malo

tu última llamada es una desatención al peso de las cosas, una escena de transmisión, silenciosas secuencias por donde se filtran palabras, incluso sus lágrimas, su enamorada sonrisa en plácidas ensoñaciones, o la pesadilla del tedio

trama lo básico tu biografía del día, sintético ajusta tu versión del tiempo, oficia realidad en todo nivel, historia incluso lo increíble sin intención de comprenderlo

ahí va la cabeza insatisfecha poniendo nombres que le den identidad, una pátina de humanidad, gruesos matices. Desarrolla lo obvio entre sus personajes, que va dotando de parentesco. Lee sus estilosas notas que lo justifican, la crónica anunciadora de su nueva identidad, sueña su avaricia, su crueldad, su redención, su buscona inteligencia en aras de verdad, una justicia mundana que nos estremezca como algo ajeno. Y me envía seres humanizados leales a sus miedos, devienen complejos en el entorno impuesto. En él me educo, su particular lingüística administrando el aprendizaje, combinando con su refinamiento intelecto y naturaleza en un cóctel visceral, instinto y mansedumbre 

un erróneo cómo se hace losa escrita para mi arqueólogo, una valoración que me justifique, no reconoce la trama en su conjunto, se hace su lectura más y más pesada, su estilo oscuro perdiendo intimidad, una superficie de párrafos que se alisan con la arena. Devienen los números maníacos personajes: ya no me fascinan 

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