jueves, 10 de julio de 2025

Wittgenstein en un olvido SIN FONÍA (de los avatares)

tus proposiciones son parte de una cuestión no escrita materia, donde carecen de sentido; tus respuestas son modos anhelando sentido. Procede una comprensión lógica que el lenguaje filtra al son de una estética. No hay asombro, toda profundidad desterrada, y sin embargo es también 

marcha el Cuándo a conocer filosofías en la enormidad, anota enfoques que hará fórmula, un lenguaje especializado, reflexión de sí mismo quizá incomprensible, alusiones al tiempo

vemos ejemplares paradigmas en espiral fraseándose como verdaderos tal escamas de serpiente con vívidos colores, termómetros de vida midiendo frío y caliente caliente. Examinamos realidades en el juego lingüístico desde lo posible, el significado pendiente de su contexto, la probabilidad de ese cuándo en nuestra personal termodinámica, cerramos y abrimos ventanas

la idea fundamenta herencias analíticas, su vía lingüística que comprenda realidad, un cometido validado para cualquier forma. Mi habla es el día de claridad a oscuridad; mis lenguajes son concreta lógica depurándose contra la realidad, humano privilegio, la estructura de mis entrañas

de mis cambios nace patrón de pragmática acción, máximas que cuelgan hechos con pinzas, descriptivas suposiciones que traten con la realidad, una creativa inclusividad de cuando en cuando

ese trato tiene extensa bibliografía componiendo principios, una estilosa lógica que nos fascine, y jerarquizamos en numérico orden. Urge obras que den coherencia al sistema de proposiciones, urge la aceptación colectiva de premisas y conclusiones

es mi praxis investigación revolucionada por el lenguaje de la naturaleza, minimiza el artificio engañoso, su infinidad de errores. Repiensa formas de antaño por mostrar su esencia desde un lenguaje depurado, comprender cada variante idiomática en su infinito juego

cada obra filosofa lógica como puente entre sí misma y la otredad, aún si ilusoria, anhela simplificar las claves de acceso con la excelencia del símbolo, la palabra que explora su propia trascendencia de lo lógico, su propio límite

modifico hasta la supresión mis reglas lingüísticas, rijan un funcionamiento lúdico, se felicitan los signos entre sí montaraces, se corrigen con intrínseca ludopatía sin recordar sus diferencias, todo lo relativizan acelerando partículas

mis proposiciones tratan el mundo acaeciendo, hechos como cosas conformando más hechos, se siguen como perros olfateando vecindario, asaltando el jardín. Componen realidades como maestras de ceremonia relacionándolas entre sí

uno de mis lados se rige por evidencias aceptadas, llegan sin privarme de inquisitivas teorías, de regladas contradicciones perfectamente personalizadas sin concordar sujeto y objeto. Dislocan significados, temporales desacuerdos

combino objetos, un estado artificial de las cosas sobre su esencia, poderosa lógica constitutiva que desatiende el accidente. Entro en la posibilidad capturada

da la clave nociones que recapitulen juegos de lo anterior, una diversidad sintetizada para un más fluido uso, una lingüística bien estructurada, delimitadas funciones de habla

mis notas son hechos en un estado concreto, una ocurrencia como realidad, una manera de existencia. El ahora comprende el mundo en una totalidad de hechos volatilizados 

tu noción de regla junta juegos del lenguaje por etapas, investiga significados para un uso ajustado que defina el mundo, establezca una relación colectiva de pregunta y respuesta en la clave adecuada, los giros posibles que no rompan bruscamente nuestro trayecto. Proponemos encuentros con cada representación de los hechos digeridos, signos como objetos de un gigantesco e ilimitado puzle que acepta diferentes combinaciones, permutas saltarinas aún si nos rompemos el pescuezo en masa 

cambio luego existo en un segundo sin significado, ni una palabra que estribar a referencia, ni un objeto que yazca entre mis sentidos, ni un contexto comunicativo en el que pronunciarme, ningún fin, mi genial animal. No hay error. Cambio, se activa el lenguaje, significa en el contexto dual, naturaleza y un yo individual, colectivo

te cito en la anterioridad sin hacer hipotiposis de ti, veo tus puntos clave que trato a base de lenguajes, la forma lógica de tu pensamiento una vez desbrozado de interferencias (y si puedo, llego al entimema, por ahorrar energía). Trazo casi sin querer relaciones por semejanza, su representación a la que, por impulso de una curiosidad genética doy giro tratando de romper esa isomorfía artificial. Podemos estudiarnos, cariño, pero sólo a través de las formas

mi sinsentido ocurre en su metafísica, mis partículas refieren nada, una realidad que desconozco pero que es origen de creación. Y digo mientras paseo por el jardín, busco correspondencias entre palabra y objeto, propongo verdades a medida, incluso mentiras piadosas conmigo mismo. El jardín está exultante esta mañana

mis utensilios de juego nombran lo externo tratando de girar hacia lo interno, dependo de ellos, incluida mi médula espinal, y de mi capacidad creativa, de la idea básica impresa en nuestra evolución a un platonismo renovado una vez más en esta suerte de dialéctica hegeliana cósmica

mi así se va afirmando desde un ser esencial, desde nada a concreciones lingüísticas como prismas variables que trato de reglar como entidad social. Le llamo ciencia, el tacatá colectivo con el que andamos

¿qué idea abandono en el espacio profundo de la mente? En realidad ninguna, son alas de mariposa y su natural aleteo sin análisis posible, una forma del pensamiento irrepresentable, una realidad que se nos escapa, un segundo 

mis números son método sin decir nada, una proposición de orden natural sin filosofías, signos a los que dar significado, una metafísica en sí. Demuestro tramos de realidad a medida que construyo, y los enseño con estricta corrección 

me interno en esa continuidad con meticulosa lingüística que voy depurando, una aparente filología que no deja de ser filosofía por períodos climáticos, un sistema de símbolos socializadores que esclarecen u oscurecen, pasitos

digo y muestro mis contradictorios
aprietos, se revuelven mis cosas del sentido al sinsentido, las palabras se difuminan, se vacían, agonizan. Esa consciencia me muestra, quita velos 

cada teoría me expone con radical vulnerabilidad, un segundo, me señala períodos, sus semejanzas y contradicciones 

mis números figuran formas que quizá se muestren

los problemas que positivizo heredan libros no señalados, criterios de comparación entre enunciados, la realidad necesaria para delimitar su alcance. La maestría nunca afirma, va creando círculos de propagación en su esfuerzo de búsqueda de un conocimiento verdadero

el entender matemático imagina vectores y puntos de unión en un mapa que llena de objetos sin poder señalarse a sí mismos, el entender lingüístico ha de vaciarse de lenguaje para afinar sus representaciones. Para poder hablar lanzo sinsentidos con la esperanza de vislumbrar, los vectores se curvan, se quiebran, el mapa se disuelve. Estoy fuera, la montaña sigue ahí, impertérrita 

positivizo mi trato en la corriente racional período tras período, afino los movimientos de esas relaciones, esos círculos expansivos donde me aglutino 

todo me in-fluye con mayor o menor fundamento, corrientes de pensamiento a las que trazo vector con resonantes puntos, mi transitoria creencia en un reflejo bien enunciado, un significado comparado que dé patrón y certidumbre a los fenómenos

positivizo la propia búsqueda delimitando lo que puedo conocer, depurando cada lenguaje sin interés en su autoría, soy heredero de una ancestral significatividad en mi interacción con la otredad, el hijo de un impulso tan antiguo como su universo, una cuestión no escrita materia 

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