sábado, 16 de agosto de 2025

Carl Jung merodeando SIN FONÍA (de los avatares)


empieza la alfombra voladora un sueño desde el que presidir los elementos, mi estancia en un flujo de volubles impresiones como extrañas criaturas, frondosos árboles llenos de ojos rostros desconocidos que parlotean movidos por mi presencia. Repto, y me elevo. Crece mi temor a ser engullido por esa oscuridad

se hace palpable un mundo subyacente lleno de destinos, de chispas pronunciando nombres antiguos, de gimientes ecos milenarios que cobran rostro y su expresiva emoción. Se adentran en rincones ocultos a la vigilia, con cruda veracidad los iluminan, se agita el sueño 

el momento puro te despierta a su debido tiempo, ofrece una nueva interpretación de tu sueño, se abren en flor los símbolos, desvelan su misterio subterráneo con acuáticas emociones, del terror al júbilo en un sólo árbol. Te considera inicio de mundos, engrasa los engranajes de Psique

desde el fondo la tensión constante entre lo que es y lo que no es, muestras y escondes como un tahúr de lo oculto, ladeas tu sombra donde asoman a veces las luciérnagas, haces como que ignoras aún cuando brota el impulso incomprensible. Hasta verle patrón. Y lo haces herramienta de conocimiento, te propones claridad, observas tus propios actos de poder, tu propia adversidad desnudándote cualquier palabra, sacándote de tu dormición

hago hoyos en el jardín por los que tocar fondo, les hago arcoiris que extienda su verde, curioseo su más allá alargando mi brazo. Hay alfombras mágicas que me llevan a cámaras de silencio, palacios de sabiduría de los que parten infinitos caminos. Y en agradecimiento me postro 

hay uno de individuación con claves en proceso permanente, integran y desintegran el átomo sin cesar, luz, sombra, el yo entre las grietas doliéndose, bendiciendo

se acalla el Cuándo, apenas cuenta los años, desciendo en el sueño hacia mi agujero negro, se hace el círculo rectangular, reverdece el jardín

vive mejor la mirada distinta, anima a observar más allá de la forma y cualquiera de sus texturas, ver más allá del dolor

soy un aparente caos subatómico que llama a respuestas, patrón, una frase en sí-misma. Fabrico brújulas al anochecer, son sus marcas cardinales la pérdida, la rabia, la ruptura, los hilos de los que estoy hecho

yo y otredad tienden a confundirse entre sí a partir de los sentidos y su posteriori, la razón, una simpatía biológica que miro con bondad. No entraña verdad carisma alguno, "un truco de la naturaleza", decía una pitonisa, del que no saldrás ileso. Tuya es la respuesta, ha empezado a flotar la alfombra 

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